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La convivencia en tiempos de COVID: 115 universitarios comparten estancias en el colegio mayor Rector Peset de València

El colegio mayor Rector Peset de València.

Miguel Giménez

València —

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La Universitat Politècnica de València cerraba esta semana, de forma parcial, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos por un brote de coronavirus con 25 positivos, un brote que podría estar relacionado con otro surgido en la residencia Galileo Galilei -ubicada en el campus-, donde se han detectado cuatro contagios que han obligado a confinar a unos 40 residentes en unas instalaciones que alojan a más de 600 universitarios.

La actual situación provoca que se tengan que extremar las medidas de seguridad y la precaución en instalaciones de estas características, donde conviven multitud de personas. Es el caso del colegio mayor Rector Peset, de la Universitat de València, que ya vivió unas circunstancias extraordinarias al comienzo de la pandemia, cuando la declaración del estado de alarma provocó que una treintena de estudiantes e investigadores universitarios tuvieran que quedarse confinados, dieciséis de los cuales permanecen este curso en la institución.

Esa experiencia les ha servido para adaptarse mejor a la 'nueva normalidad' que vivimos, aplicando las normativas de Sanidad y los protocolos de la Universitat. Con el comienzo del curso, 115 personas (estudiantes, investigadores y profesores) conviven en el Rector Peset, que ha reducido su capacidad habitual de 137 residentes al eliminar las habitaciones dobles habilitándolas todas como individuales. Además, ha tenido que paralizar su actividad cultural -el año pasado participaron en esta programación 22.000 personas y hasta marzo habían recibido a 14.000 visitantes-.

El colegio mayor, como reconoce su director, Carles Xavier López, ha visto cubierta prácticamente toda su oferta de plazas (115 de las 117 que salieron en julio), y eso se debe a que las familias “piensan que es más seguro para los estudiantes que un piso de alquiler”. En el interior de las dependencias es obligatorio el uso de mascarilla y el mantenimiento de la distancia social. “El comportamiento de los internos en el colegio mayor es ejemplar, con máxima responsabilidad, otra cosa es fuera, donde hay mayor relajación y no se es tan consciente del peligro y es de donde pueden llegar los contagios”, considera López, quien recuerda que no han tenido ningún positivo y se lamenta de las “disonancias” en la aplicación de las directrices de Sanidad, “por eso hacemos hincapié en que la responsabilidad es individual, pero las repercusiones son colectivas”.

Los responsables de la institución centran sus esfuerzos en que no aparezca ningún positivo, “para eso hemos adaptado la convivencia”.

Perdido el contacto social

Elimane Nguirane, quien ya vivió la etapa del confinamiento en Rector Peset durante la primera etapa de la pandemia, reconoce que las cosas “van bien”, al tiempo que lamenta que se ha perdido el contacto social: “Hemos pasado de comer en grupos de seis o siete personas a hacerlo un máximo de dos por mesa y cada uno en una punta. Ya no socializamos igual con gente nueva que llega de otros países a quienes como mucho les dedicamos un hola y un adiós, y eso es muy preocupante”. 

Respecto a lo vivido durante el confinamiento, apunta que tuvo su lado positivo, “pude centrarme en mi trabajo para la universidad sin distracciones”, pero que sobre todo fue una experiencia “muy dura”: “Había momentos en los que te sentías como si estuvieras en la cárcel”.

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