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El Centro de Arte Hortensia Herrero, “una pequeña joya en el corazón de València”

Obras de Anselm Kiefer en una de las salas del Centro de Arte Hortensia Herrero de València.

Miguel Giménez

València —

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Ubicado en el palacio de Valeriola, un edificio barroco que data del siglo XVII (y el edificio contiguo) que recorre la historia de València desde la época romana hasta la actualidad pasando por la ocupación visigoda o islámica, este sábado abre sus puertas al público, después de más de cinco años de trabajos y preparación, el Centro de Arte Hortensia Herrero, “una pequeña joya en el centro de València”, tal y como explicaba la presidenta de la fundación que da nombre a este nuevo contenedor cultural. Con ello se pretende “abrir una nueva ventana al arte contemporáneo y acercarlo a los valencianos y a los visitantes de la ciudad”.

Ubicado en el corazón de la capital valenciana, este nuevo espacio museístico consta de 3.500 metros cuadrados expositivos que acogerán una selección de la colección privada de la vicepresidenta de Mercadona. El proyecto ha supuesto una inversión de 40 millones de euros, destinados tanto a la restauración del edificio como a las diferentes intervenciones realizadas, tanto arquitectónicas como artísticas.

“Uno de los objetivos que tiene mi fundación es velar por el patrimonio de la ciudad y sacar a la luz la belleza de edificios que son nuestra historia y están en ruinas, y creo que con esta restauración este objetivo se cumple”, ha apuntado Herrero, quien ha reconocido: “Hoy es un día muy bonito para mí, después de siete años y medio, que ha sido mucho tiempo de mi vida y mucho tiempo de trabajo de los arquitectos del estudio ERRE Arquitectura, en especial de mi hija Amparo, de Carlos Campos, Carlos Barberá, el equipo de Mercadona y de mis colaboradores de la fundación, liderados por Alejandro Silvestre: por fin este centro de arte es una realidad”. Sobre el trabajo arquitectónico para adaptar el inmueble a un espacio museístico, Hortensia Herrero ha querido destacar como los profesionales “han sabido adaptar la singularidad del edificio, sus recovecos, sus pasillos... para albergar grandes obras. Le han sabido sacar el máximo partido”, así como también ha tenido palabras de agradecimiento para su marido, Juan Roig, porque “sin los resultados positivos que obtiene su empresa esta realidad no habría sido posible”.

Colección privada de arte contemporáneo

La primera muestra que se puede visitar a partir de este sábado en el Centro de Arte Hortensia Herrero está compuesta por más de un centenar de obras de más de cincuenta artistas de talla internacional. Se trata de nombres como Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz, Anish Kapoor, Mat Collishaw, Cristina Iglesias, Manolo Valdés, Michal Rovner, Ann Veronica Janssens, Eduardo Chillida, Tony Cragg, David Hockney, El Anatsui, Peter Halley, Miquel Barceló, Blanca Muñoz, Julio González, Antonio Girbés, Juan Genovés o Joan Miró.

Javier Molins, director artístico del centro cultural, resalta que no se trataba de reunir solo a una serie de nombres destacados del arte contemporáneo, “sino que hemos traído el mejor arte de estos creadores, porque ha habido una gran implicación por parte de los artistas”. Al respecto, destacaba como, en muchas ocasiones, se les ha pedido que hicieran algo “expresamente” para este espacio, “o hemos esperado tiempo hasta encontrar la obra que mejor encajaba en la colección”. “El centro y su colección son fruto de la pasión que Hortensia Herrero siempre ha tenido por el arte y por la ciudad de València”, apunta Molins, para quien en este espacio “se establece un diálogo muy interesante entre la historia de la ciudad, en arranca en la época del Imperio Romano, con el circo que podemos contemplar en una parte del subsuelo del palacio, y el arte contemporáneo más internacional”.

Seis 'site-specifics'

El centro de arte cuenta con seis rincones que han sido objeto de una intervención específica, seis site-specifics que “se funden con el espacios realizados por artistas de nivel internacional: Jaume Plensa ha intervenido el ábside que comunica el palacio con el jardín instalando allí su obra 'El obligo' o 'melic', como lo bautizó el propio creador, que inunda las paredes de letras, caracteres y símbolos de diferentes alfabetos del mundo; Tomás Sarraceno ha llenado el vestíbulo, de dieciséis metros de altura, con seis nubes formadas por tetraedros y dodecaedros irregulares cubiertos por paneles iridiscentes; Sean Scully ha intervenido en la antigua capilla del palacio, llenando de color el espacio, tanto las vidrieras como las ventadas o las pinturas; la conexión entre el palacio y el edificio anexo la ha creado Cristina Iglesias y allí el visitante podrá sentirse dentro de la obra; Olafur Eliasson da vida a otro de los pasillos del edificio, con un túnel con dos puntos de vista muy diferenciados, uno a la entrada, con 35.000 cristales que proyectan los colores del arco iris con diseños y posiciones diferentes, y otro a la salida en el que se puede apreciar un túnel negro; y Mat Collishaw, que trata temas clásicos de la historia del arte por medio de tecnología moderna, en este caso, una creación inspirada en las Fallas y la 'cremà'. En definitiva, se son seis intervenciones que ”más allá de dialogar con el espacio, terminan integrándose en el edificio, dotándolo de una singularidad mayor“.

El edificio

En el palacio de Valeriola se ha hallado un fragmento del circo romano de la antigua ciudad de Valentia, del siglo segundo de nuestra era y que tenía una superficie de 350 metros de largo por más de 70 de ancho. Durante las excavaciones se localizaron varios tramos del grueso muro del graderío occidental, de cinco metros de ancho, así como otros tres muros transversales en su interior a modo de tirantes y, en la parte exterior de la pared, siete contrafuertes. Todos estos restos son visitables.

El solar formó parte de la Balansiya musulmana entre los siglos XI y XIII. En él se han encontrado restos de dos fuentes pertenecientes a un patio islámico, una de ellas podrá ser contemplada por los visitantes al haberse conservado en buen estado. Se trata de una fuente de ocho puntas que, junto a la segunda, más deteriorada, remataban la alberca de un gran patio con arriate, enmarcado por canaletas perimetrales y rotondas en las esquinas por donde circulaba el agua. El patio perteneció a la gran casa islámica de Haçach Habinbabel.

Además, constituye el último vestigio de la judería, como se puede apreciar en un callejón que cae dentro del centro de arte y que se ha recuperado para su disfrute. Posteriormente, el palacio de Valeriola se convirtió en una muestra de la opulencia de la sociedad barroca valenciana.

El precio de la entrada al Centro de Arte Hortensia Herrero es de 9 euros en web y 10 euros en taquilla, mientras que los domingos de este año el acceso será gratuito -todas las entradas a coste cero han sido agotadas hasta final de año-. Hasta la fecha, se han adjudicado unas 40.000 entradas, incluyendo la distribución de los tickets gratuitos de domingo.

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