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Luis Vidal Corella y su València dolorida de la posguerra

València
Visita de Franco a la Muntanyeta Sants (1947).

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Más allá del repentino fogonazo, la posteridad. Sobrepasar la mera actualidad para ofrecer contenido al futuro, material para el recuerdo, si cabe, alimento para la configuración identitaria. Ese fue el empeño de Luis Vidal Corella, heredado de ascendientes y legado a sus descendientes. Siempre con una mirada particular y enormemente perspicaz que logró inmortalizar más que un momento, un “momentum”. Paralizar el impulso de un presente acelerado.

La Delegación de Memoria Democrática de la Diputación de València inaugura esta semana “Luis Vidal Corella. Crónica fotográfica de la posguerra en València”, que se podrá ver en el MuVIM, el Museu de la Il·lustració i la Modernitat, hasta el 29 de marzo de 2026. La puesta de largo será exactamente el miércoles 17 a las 19 horas, con la presencia de la vicepresidenta primera y responsable del área de memoria, Natàlia Enguix. Una retrospectiva única para analizar el trabajo de un fotoperiodista clave para presenciar un franquismo que quiso introducir un lenguaje nuevo que modificase la mirada cultural del país.

Comedor de la sección femenina (1941).

Se han encargado de la estructuración de la exposición los comisarios Luis Vidal Ayala y Ester Medán, mientras el diseño expositivo y del catálogo ha corrido a cargo del reconocido Mauro Gimeno.

Un fotógrafo o fotógrafa habla a través del objetivo, una palabra que oculta intencionalidades varias. Vidal Corella tuvo la capacidad de transcender la inmediatez, lo que habla de su calidad técnica pero sobre todo de su inteligencia para mirar lo que nadie veía, a menudo el futuro. Contar con un previsión única. “Las numerosas fotografías realizadas por Luis Vidal Corella constituyen un legado que deja constancia gráfica de la historia de España pero, sobre todo, de la forma de vida de la ciudad de València, que plasmó a lo largo de toda su andadura profesional. Su compromiso y profesionalidad le llevaron hasta lo más alto del fotoperiodismo, coincidiendo con grandes fotorreporteros de renombre mundial. Tanto su propia biografía como la evolución técnica de la fotografía nos adentrarán en una ciudad y una época que necesitan seguir revelándose”, arguyen los comisarios.

Desfile sindicatos en València (1940).

Ya Martín Vidal Romero formó parte de los pioneros del fotoperiodismo valenciano a principios del siglo XX, por ejemplo con sus colaboraciones en el Diario de Valencia. Su hijo, Luis Vidal Corella, se inició en la profesión todavía como un adolescente para protagonizar una destacadísima trayectoria que solo se vio súbitamente truncada por su fallecimiento. Registró entre 1914 y 1959 los acontecimientos más importantes de su tiempo, que no fueron pocos ni poco relevantes. Estuvo allí donde se escribió la Historia en mayúsculas, con el florecimiento de la Segunda República y la ilusión en la calle; con la posterior Revolución de 1934 que hablaba sobre los límites a los que parecía llegar la clase obrera, bloqueada por los estamentos históricamente hegemónicos; el golpe de Estado fascista y la represión, con presencia en varios frentes y como vicesecretario de la Sección Artes Plásticas del Ateneo Popular Valenciano, el actual Ateneo Mercantil. Quiso estar con su objetivo en la batalla de Teruel, la toma de Ibiza o el campo de concentración de Albatera. Trabajó al lado de reporteros internacionales de enorme prestigio como Gerda Taro, Robert Capa o Walter Reuter. Sus instantáneas de la guerra superaron fronteras y fueron los ojos para millones de personas de todo el mundo.

Carcel Modelo (1942).

Acabada la contienda, fue detenido y apartado de su profesión momentáneamente pero finalmente obtuvo trabajo como fotógrafo en el diario Levante, para el que estuvo con su cámara allí donde la posguerra enseñó la cara más cruda de la vida a los españoles y españolas. Los Finezas complementaron la mirada gráfica en el periódico Jornada, siendo los Penalba los que ejercieron como fotoperiodistas en Las Provincias. Todos ellos quisieron implicarse para hablar de la realidad a través de sus fotografías. Una cotidianeidad que dialogaba desde el silencio y que se visualizaba en la fotografía a través de miradas soñolientas y despojadas. Profesionales locales (como también Enrique y Julio Desfilis o Vicente Barbera Masip) que aportaron un legado fotográfico incalculable de la València de la posguerra.

Luis Vidal Corella, en la plaza de toros coincidiendo con una corrida de Dominguín, Aparicio y el Litri (1951).

Vidal Corella murió el 18 de noviembre de 1959, sin haber cumplido los sesenta años. Hasta marzo, su obra de la València de la posguerra se puede contemplar en el MuVIM.

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