El Gobierno cuestiona el acuerdo de la Generalitat y el comercio para regular los cierres de los domingos
El pacto de los horarios comerciales ha sido uno de los quebraderos de cabeza del Ejecutivo autonómico. En concreto, de la conselleria de Economía Sostenible, liderada por Compromís, que buscaba una forma de que las grandes superficies no se comieran al pequeño comercio, que fue una de sus mayores batallas internas. Con el acuerdo entre establecimientos y Consell, parecía que la paz habría llegado. Parecía.
El Gobierno ha tardado apenas cuatro meses en amenazar con recurrir este acuerdo. El BOE del martes publica la convocatoria de una comisión bilateral con la Generalitat valenciana para llegar a un acuerdo sobre algunas medidas incluidas en la Ley de Acompañamiento, en concreto la que afecta a la legislación comercial.
Entre los puntos puestos en el ojo de mira, el Gobierno cuestiona que se impongan determinados cierres a los horarios comerciales, si bien admite que es competencia de las autonomías establecer qué domingos y festivos pueden abrir. Es decir, duda de la constitucionalidad de marcar qué días no pueden abrir los comercios, días inhábiles. También considera que los límites no se justifican y que contravienen la ley de Unidad de Mercado, según la información a la que ha accedido este diario.
Respecto a las Zonas de Gran Afluencia Turística, el Ejecutivo central también cuestiona que se prohíba abrir determinados días, considerando que la Ley de 2004 establece que estos centros tendrán plena libertad de horarios, mientras que la norma autonómica establece que en cada ZAT se fijará para cada caso las condiciones de aplicación. Además, la Abogacía del Estado, según la información a la que ha tenido acceso este diario, considera que la ley establece una caducidad en las declaraciones de zonas de gran afluencia turística y consideran que también contraviene la normativa vigente.
Los representantes de los comercios pactaron con el Ejecutivo autonómico la la apertura de 38 festivos al año en las cinco zonas de gran afluencia turística de València y en toda la ciudad de Alicante, y de once festivos en el resto del territorio. Estos se concentran entre Semana Santa y las campañas de rebajas de verano e invierno. En algunas zonas de Alicante suponía el recorte de casi un tercio de los días de apertura permitida. Los sindicatos, que exigían mayor contundencia con las grandes superficies, consideraron el acuerdo “una pantomima”, que ni protegía a los trabajadores, ni generaba empleo de calidad.