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Médicos sin fronteras denuncia en su última campaña que la ayuda humanitaria internacional está fallando

Parte del equipo de Médicos Sin Fronteras

Médicos Sin Fronteras (MSF) ha presentado este miércoles la campaña 'Yo me quedo' en la que alerta sobre la necesidad de ayuda humanitaria a víctimas de conflictos, según ha informado esta entidad en un comunicado.

Con su nueva campaña, MSF quiere denunciar la situación de quienes están atrapados en las guerras y la urgencia de prestarles ayuda, en un momento en el que el sistema humanitario internacional “está fallando a la hora de responder a estas crisis agudas en países como Siria, Yemen o Sudán del Sur”. Los principales focos de esta iniciativa se basan en la sensibilización y en la captación de fondos a través de msf.es/yomequedo.

En esta web, cuatro especialistas de MSF explican las prioridades de la organización en países en conflicto, como cirugía de urgencia, asistencia en partos, atención a enfermos crónicos y apoyo psicosocial.

La web recupera también los testimonios de varias víctimas de estos conflictos, como son Yaqub, Sunud, Amal, Karim, Mansur y su hijo Asil, Sophie y sus gemelas recién nacidas, Marie, Mohamed, Erfan y Safa. Estas personas “son solo algunas de las miles de razones que MSF tiene para quedarse trabajando en los países en guerra”, ha manifestado la organización.

Según datos de Médicos Sin Fronteras, 2016 terminó con más de 40 conflictos activos en todo el mundo y más de 60 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares. El impacto directo de las guerras en las poblaciones civiles se ha ido agravando: a menudo son víctimas buscadas de bombardeos, ataques y abusos. Cuando no, quedan atrapadas en zonas sin posibilidad de asistencia o se ven obligadas a buscar refugio en condiciones extremas.

Entre las víctimas de los conflictos, no solo hay heridos de guerra. También hay millones de personas que cada día luchan por sobrevivir y necesitan atención médica porque padecen una enfermedad crónica, han sufrido un trauma psicológico debido al conflicto o, sencillamente, se ponen de parto.

Desde su origen, MSF trata de llevar ayuda médico-humanitaria a las víctimas de las guerras. No obstante, en los últimos años el panorama se ha recrudecido, con un aumento de ataques a hospitales y personal sanitario. Desde el bombardeo del hospital en Kunduz (Afganistán) el pasado 3 de octubre de 2015 -la peor desgracia en la historia de MSF-, más de 90 estructuras médicas gestionadas o apoyadas por MSF han sido atacadas.

La gran mayoría de estos ataques ha ocurrido en Siria y Yemen. Miles de personas viven atrapadas o perseguidas por la guerra y sufren, a diario, sus consecuencias; desde hace décadas, los equipos de MSF les prestan asistencia, a menudo en zonas a las que pocas organizaciones llegan.

En estas crisis, cobran incluso más importancia los conocimientos médico-humanitarios derivados de más de 40 años de trabajo en conflictos y la capacidad de MSF a la hora de operar en entornos inseguros y ejercer influencia política, así como su respeto de los principios humanitarios de independencia, imparcialidad y neutralidad.

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