'Henri', el historiador y político valencianista enlace con la cúpula del PCE en el París ocupado por Hitler

El escritor Jorge Semprún, en su demoledora Autobiografía de Federico Sánchez, salva a muy pocos de sus excamaradas del Partido Comunista de España. Uno de ellos es el historiador Emili Gómez Nadal (València, 1907 - Valença d'Agen, 1993). “Es un personaje olvidado y perdido en el exilio, un hombre importante y un intelectual serio con una vida interesante, además de un valencianista de primera hora”, explica a elDiario.es el ensayista y traductor Gustau Muñoz, autor de una síntesis biográfica editada por la Fundació Josep Irla.

Valencianista destacado del primer tercio del siglo XX y hermano, por parte de padre, de Nicolau Primitiu Gómez Serrano, fue uno de los impulsores en 1939 de Acció Cultural Valenciana, en un intento por modernizar y universalizar el valencianismo desde la izquierda republicana, una intención que se plasmaría también en la Agrupació Valencianista Republicana. Aquel “incipiente” valencianismo, origen remoto del actual Compromís, tuvo una notable influencia en el movimiento republicano.

El historiador se integró en la intelectualidad marxista en 1934, tras un curso académico en París donde presenció de primera mano el peligroso auge del fascismo. Desde las páginas de Nueva Cultura, la revista impulsada por el artista Josep Renau y editada en Valencia entre 1935 y 1937, Gómez Nadal fue uno de los intelectuales valencianos que más tintó de valencianismo las filas comunistas, “con una perspectiva que favorecía la reivindicación de la cultura propia y el logro de la autodeterminación del País Valenciano”, escribe el biógrafo.

“Tenía una trayectoria profesional truncada por la Guerra Civil”, declara Gustau Muñoz, quien destaca que “nunca dejó de ser valencianista”. Casado con Teresa Andrés Zamora, en 1937 se convirtió en secretario de Wenceslao Roces, número dos del Ministerio de Instrucción Pública, además de vocal de la sección historicoarqueológica del Institut d'Estudis Valencians. A finales de enero de 1939, ante la inminente caída de Barcelona, Emili Gómez Nadal se exilia a Francia y consigue eludir los campos de concentración instalándose en París.

Con el pseudónimo de Henri, el historiador valenciano fue el encargado del PCE de organizar el partido en el París ocupado por las tropas alemanas, convirtiéndose en el contacto en la capital francesa de los dirigentes comunistas en la Francia Libre. Gómez Nadal protagonizó las “arriesgadas tareas de organización y coordinación durante toda la ocupación de Francia por los alemanes”, escribe Gustau Muñoz. 

El intelectual valenciano sufrió, además, varias desgracias familiares: su hermano Eliseu fue fusilado en 1939 y cinco años más tarde murió de meningitis uno de sus hijos, que se había quedado con su abuela en España. En 1946 murió de leucemia su esposa.

Tras la Liberación, fue un cuadro muy activo del PCE en Francia pero con la ilegalización del partido en 1950, el historiador tuvo que replantearse su vida profesional y acabó trabajando como intérprete, documentalista y traductor del sindicato CGT hasta su jubilación en 1969, cuando se instala con su segunda mujer Alice Sportisse, exdiputada del Partido Comunista francés, en la localidad de Valença d'Agen.

'El País Valencià i els altres'

De aquel exilio ya nunca volvió al País Valenciano, ni siquiera durante la Transición, cuando una cierta efervescencia del valencianismo político impregnó a la izquierda. “Su presencia fue tan notoria como su ausencia”, escribe el biógrafo. Sin embargo, la nueva generación de la izquierda valencianista conoció su obra El País Valencià i els altres, publicada en 1972 por la editorial L'Estel y con prólogo del filólogo Manuel Sanchis Guarner, un ensayo que vio la luz una década después de Nosaltres els valencians, del escritor Joan Fuster. “Vino una purga general de la sociedad valenciana y los supervivientes del naufragio se quedaron muy desfasados, el enlace con la modernidad fue Joan Fuster”, destaca Gustau Muñoz.

Alejado de la vida orgánica del partido, el historiador tuvo posicionamientos críticos con sus antiguos camaradas, en la línea de Jorge Semprún pero siempre en privado, tal como atestiguan sus diarios póstumos. Una joven generación trató de recuperar su figura desde la óptica de una renovada izquierda valencianista. “La figura más importante de los intentos de recuperarlo fue Francesc Pérez i Moragón”, recuerda el autor.

Pérez Moragón, colaborador de este diario, lo visitó en Valença d'Agen junto con Manuel Aznar Soler, actualmente catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona, para hacerle una larga entrevista en la revista Trellat, impulsada por el grupo renovador y nacionalista liderado por Doro Balaguer, en el Partit Comunista del País Valencià. Los intentos por recuperar su obra se plasmaron mucho más tarde de lo previsto con la edición de los pocos diarios del historiador que se salvaron y que vieron la luz en Publicacions de la Universitat de València.

La síntesis biográfica elaborada por Gustau Muñoz pretende dar pie a una biografía más amplia de un personaje desconocido a pesar de su influencia en lo que hoy en día es la izquierda valencianista. “Siempre ha sido un referente un poco olvidado del que no se sabían muy bien las claves”, apostilla el biógrafo.