Las mujeres de los vecindarios pobres de València tienen casi cuatro veces más riesgo de padecer violencia machista

Las mujeres que viven en vecindarios desfavorecidos de València tienen casi cuatro veces más riesgo de sufrir violencia machista que la media de la ciudad. Además, este riesgo de sufrir violencia de género puede perdurar más que en otros vecindarios y cronificarse.

Estas son las principales conclusiones que destaca el estudio realizado por un equipo de investigación de la Universitat de València liderado por el catedrático de Psicología Social, Enrique Gracia, que ha tenido como base de estudio 552 sectores censales de la ciudad durante un periodo de ocho años, y ahora se ha publicado en la revista científica 'Preventive Medicine'.

En el estudio Alto riesgo crónico de violencia de género en vecindarios desfavorecidos: un estudio espacio-temporal de ocho años se observó que en barrios desfavorecidos (caracterizados por niveles bajos de ingresos y educación, por altos niveles de inestabilidad residencial y altos niveles de criminalidad) el riesgo de violencia de género no solo era casi cuatro veces mayor, sino que este riesgo persistía durante los ocho años analizados (2011-2018) con la posibilidad de cronificarse.

Según el mapa que ofrece el propio estudio, los vecindarios con mayor riesgo de sufrir violencia machista se ubican en los barrios de Poblats Marítims, Quatre Carreres, Jesús, l'Olivereta, la Saïdia, Campanar, Benicalap i Rascanya. Por otro lado, los que tienen menor riesgo son vecindarios de Ciutat Vella, Extramurs, l'Eixample, el Pla del Real, Benimaclet, Algirós i Camins del Grau.

“Este estudio ilustra de forma metodológicamente rigurosa la idea de que los factores de riesgo que caracterizan a los vecindarios desfavorecidos constituyen no solo un importante determinante del riesgo de violencia de género, sino también de la persistencia de ese riesgo en el tiempo”, explica Enrique Gracia.

Vínculos sociales débiles en barrios pobres

Según la investigación estos factores de riesgo en los vecindarios debilitan los vínculos sociales y la confianza entre personas vecinas, es decir, merman la cohesión social; de este modo se reduce la capacidad de la comunidad para la acción colectiva y el control social informal (eficacia colectiva) de la violencia, incluida la violencia de género. El estudio señala que los vecindarios más desfavorecidos socialmente pueden aislarse de los valores y normas ampliamente compartidos en la sociedad con respecto a la violencia –por ejemplo la desaprobación de la violencia en las relaciones íntimas–, y esto puede llevar a la emergencia de normas sociales y valores que facilitan la violencia de género, como mayor aceptabilidad y tolerancia de la violencia, normas de no intervención, etc.

Desde el punto de vista de la prevención de la violencia de género, este estudio proporciona una herramienta práctica para la detección de patrones espacio-temporales del riesgo de violencia de género, no solo por la estabilidad detectada de los riesgos altos o bajos en distintas áreas de la ciudad, sino también de las áreas donde se produce un incremento o reducción del riesgo.

Señala así que la capacidad para detectar estos patrones puede ser útil para la aplicación de políticas públicas de prevención de la violencia de género, puesto que esta información puede utilizarse para detectar y reducir el riesgo y la persistencia de ese riesgo en el tiempo. Por ello, además este marco analítico permitiría monitorizar la evolución y evaluar la efectividad de las políticas de prevención en la reducción de la violencia de género.