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Heráclito, las mujeres y el futuro de la democracia

27 de febrero de 2025 11:57 h

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‘Panta rei’ es uno de los conceptos atribuidos a Heráclito, un filósofo presocrático, que con esta expresión intentó explicar que todo fluye, todo está en cambio constantemente. Durante muchos años, de manera equivocada, se ha generalizado y homogeneizado a la juventud como si todos fuesen (ojalá escribirlo en primera persona) un bloque indivisible. En estas generalizaciones, y homogeneizaciones, de manera clásica se ha atribuido a este grupo de edad de nuestra sociedad un componente ideológico más de izquierdas que de derechas, sin entrar en distinciones, ni diferenciaciones.

Bien es cierto que, por el mero hecho generacional, las personas jóvenes (ahora soy yo el que peca de homogeneizar, aunque hay estudios que lo respaldan) tienen un componente ‘rebelde’ y reivindicativo a la hora de votar que se pierde conforme vamos sumando años al contador. Y es que si analizamos, por ejemplo, la mayoría de resultados electorales a todos los niveles territoriales, son el rango de 18 a 24 años quienes suelen tener un voto más contestatario, ya no sólo contra el partido en el gobierno, si no también hacia los partidos más tradicionales.

Ahora bien, como he dicho antes, esta rebeldía electoral juvenil no se puede generalizar, ni por género, ni a nivel ideológico, porque la foto finish de las últimas elecciones en Europa, y vamos a poner las elecciones alemanas como ejemplo (pero podría valer cualquiera), nos indican que las mujeres jóvenes y los hombres jóvenes votan cada vez más a partidos situados en las antípodas ideológicas.

La rebeldía juvenil

Antes que nada, yo creo que ya va siendo hora de desmontar el bulo de que a la gente joven no le interesa la política. Dicen que más vale tarde que nunca. Personalmente siempre he sido un defensor del ‘dato mata relato’ y es que la mejor manera para desmontar bulos, mitos y falacias en general es con datos. Y si vamos a estudios recientes, como el que ha hecho el Consejo de la Juventud de España, podemos ver cómo el 89% de la juventud española, que se dice rápido, tiene algo o mucho interés en política. O el dato de que el 86% tiene decidido ir a votar en las próximas elecciones. Así que, el mito de ‘que a los jóvenes no les interesa la política’ es rotundamente falso. Y este es solo una muestra más de cómo desde algunos sectores de la sociedad se intenta culpabilizar a la juventud mostrándola, a rasgos generales, como despreocupada y poco involucrada en la sociedad. Y este dato tiene mérito, más mérito aún, si vemos que sólo el 40% de la juventud se siente representada en las instituciones.

Y es que si analizamos verdaderamente el motivo de la desconexión o desafección que puede haber, en el caso de la juventud, creo que es evidente que ‘la política’, en su amplio aspecto, pasa de la juventud y pasa de sus principales problemas.

Porque acercar la política a la juventud no es abrirse una cuenta en Tiktok, aunque hayan algunos ingenuos que lo piensen, la solución a esto es hablar de lo que preocupa a los y las jóvenes y esmerarse en encontrar las soluciones.

Junge Frauen versus junge Männer

En las recientes elecciones alemanas la foto finish de cómo votaron los hombres jóvenes y las mujeres jóvenes volvió a ser la misma que en recientes comicios a nivel internacional. 

El partido más votado por las mujeres jóvenes alemanas fue el partido de extrema izquierda, Die Linke, y el partido más votado por los hombres jóvenes alemanes fue el partido de extrema derecha, AfD.

¿Casualidad? ¿Excepción? En absoluto.

Un estudio de Metroscopia, citado por El País en noviembre de 2024, revela que en las elecciones generales de 2023, el 54% de hombres votaron a derecha (29% a Vox, 25% a PP). En contraste, el 55% de las mujeres jóvenes en ese rango de edad votaron por partidos de izquierda, y solo el 36% eligieron opciones de derecha.

Otro dato que muestra esta realidad es que en las elecciones europeas en España de 2024, El 75% de los votantes de SALF (Se Acabó La Fiesta) son hombres y entre los votantes de SALF de 18 a 24 años, los hombres duplican a las mujeres.

Esta no es solo una cuestión europea. En las últimas elecciones americanas las mujeres jóvenes (menores de 24 años) votaron a Kamala Harris en un 67%, mientras que a Donald Trump en un 30%. Por su lado, los hombres jóvenes (menores de 24 años) votaron a Kamala Harris: 45%, mientras que a Donald Trumpen un 55%.

El futuro de la democracia

¿De dónde proviene esta deriva autoritarista y derechista de la juventud masculina internacional? Sin lugar a dudas, uno de los principales motivos de esta tendencia política y electoral se debe al efecto backlash que han tenido las políticas de género a nivel mundial y cómo los partidos de extrema derecha han sabido poner el foco en esto para arrastrar a este grupo de edad hacia sus ideales.

Y es que estos partidos han utilizado estas políticas para justificar la supuesta pérdida de privilegios de los hombres, haciendo ver que el movimiento feminista culpa de toda la desiguldad al género masculino. Y es que tal y como explica Javier Carbonell en este interesantísimo hilo de X “Los hombres jóvenes han descendido en (casi) todos los indicadores imaginables comparados con otras generaciones, especialmente los de clase trabajadora, pero la causa no es el avance de las mujeres.”

Otro dato significativo que explica Carbonell es que, poniendo de ejemplo un estudio de Noruega,, “Los chicos y las chicas tienen básicamente las mismas actitudes excepto ante la pregunta de ”si la igualdad de género ha ido demasiado lejos“. 

Es decir, ante las grandes cuestiones políticas y sociales del país nórdico, la posición de chicos y chicas es la misma excepto su posición frente a las políticas de género.

La pérdida de empleo, de poder adquisitivo, que las mujeres tengan más nivel de estudios o que en algunos países la brecha salarial de género ya se haya revertido y hayan mujeres que ganan más, son algunos de los motivos de esta tendencia. Una tendencia que, principalmente, se extiende entre hombres de clase trabajadora y sin estudios. Todos estos problemas se deben a situaciones económicas y formativas que no tienen nada que ver con las políticas de género implementadas en algunos países.

¿Entonces por qué funcionan estos argumentos? Principalmente, se debe a una cuestión de identidad de género.

Tal y como explica Javier Cercas en esta columna de El País, “el nuestro es el tiempo de las mujeres. Tras milenios de patriarcado, durante los cuales la mujer vivió confinada en un rol accesorio, la gran revolución de nuestro tiempo es la de la igualdad entre sexos”. Un disclaimer por si interesa. Las críticas a la discriminación positiva son bandera de la extrema derecha.Y por eso hay que distinguir entre igualdad y equidad, la lucha de sexos supone reconocer que no partimos del mismo punto. Garantizar la igualdad pasa porque las instituciones públicas lleven a cabo políticas de equidad que equilibren la balanza, donde algunos derechos que antes gozaban los hombres a modo de préstamo se han perdido.

Y contra este transcurso natural, y justo, que está viviendo nuestra sociedad, es con lo que la extrema derecha está montando su revolución. Una revolución motivada porque “El gobierno, la profesora y su compañera de clase se ponen el lazo morado. Esto implica que se vea al feminismo como un instrumento del establishment que coarta su comportamiento” tal y como señala el politólogo Pablo Simón, quien por cierto es el ponente del encuentro organizado en Valencia entre Beers&Politics y Eldiario.es, en este artículo.

Porque claro, nosotros, los hombres, ¿cómo vamos a permitir con nuestro orgullo alfa que haya ese cambio en la sociedad? ¿por qué vamos a dejar que en la sociedad ya no tengamos las ventajas que teníamos? ¿de verdad vamos a dejar que todas las feministas nos roben nuestra masculinidad?

Si pudiéramos añadir algo más de gravedad a este (ya de por sí gravísimo) asunto, es que las respuestas a estas preguntas, van acompañadas de recortes en derechos humanos, en libertad (pero la de verdad) y en democracia.

El futuro de nuestra democracia pasa por votar por los partidos que defienden nuestra democracia. Pasa por votar en positivo y no en negativo. Pasa por votar por opciones que quieran avanzar, no retroceder. Pasa por votar partidos que no quieran quemar los avances en derechos ya conseguidos en nuestra sociedad. Pasa por educación en las escuelas, por sentido común en la sociedad y por menos ideología en los medios. No todo debería valer.

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