Inaceptable maltrato institucionalizado
Ha trascurrido poco más de una semana desde que tuviera lugar el lamentable suceso que se produjo en la localidad valenciana de Ontinyent donde, durante el recorrido del festejo conocido como “bou en corda” el toro, huyendo de los participantes, salto al vacío en una caída de 15 metros, fracturándose las patas además de otras lesiones y permaneciendo durante más de tres horas agonizando hasta que llegó el servicio veterinario. Finalmente el animal fue sacrificado tras un terrible sufrimiento.
¿Hasta cuándo se va a seguir permitiendo este maltrato institucionalizado a un animal, que colapsado por una situación antinatura y presa del miedo, saltó al vacío para intentar salvar su vida? Este escenario, si no estuviera respaldado por una excepción a la norma, sin ningún género de dudas estaría calificado como maltrato animal, no sólo como infracción administrativa sino como delito penal.
No es justificable que para el entretenimiento de unos cuantos se siga autorizando producir sufrimiento a un ser sintiente y no podemos seguir admitiendo como válida la mal entendida “tradición” para mantener estos actos. Atormentar de manera innecesaria a un toro es algo inaceptable desde el punto de vista moral y el argumento más directo para sostener esta posición alude a su propio sufrimiento. No es justificable que como sociedad permitamos perpetuar el maltrato “legalizado” para el entretenimiento de una minoría.
No obstante, al margen de las consideraciones morales obvias, desde el punto de vista jurídico, nos debemos plantear:
¿Qué medidas de seguridad han fallado o se han incumplido para que acabara teniendo lugar el fatídico desenlace? ¿Se ha producido algún incumplimiento de la legislación vigente?
El Decreto 31/2015, de 6 de marzo, del Consell, por el que se aprueba el Reglamento de festejos taurinos tradicionales en la Comunitat Valenciana (bous al carrer), es claro cuando establece en su artículo 15 que entre la documentación necesaria para la celebración de los festejos debe de elaborarse un informe detallado sobre las instalaciones de cerramiento, delimitación y protección suscrito por el técnico municipal.
Llegados a este punto, se hace realmente difícil creer que, habiendo sucedido ya incidentes similares en otras ocasiones -el último en 2017 -, tal situación de peligro no sea fácilmente previsible –y en consecuencia, evitable-, máxime cuando la altura del muro no es superior a un metro de altura.
Del mismo modo, el artículo 35 establece que la dirección del festejo corresponde a la Alcaldía, que tiene entre sus funciones la de adoptar cuantas medidas sean necesarias para la protección de la integridad física de cuantos intervengan en el festejo, y a continuación el art. 36 prohíbe taxativamente cualquier práctica que suponga tortura para los animales, debiendo de respetar la integridad física de los mismos.
No se comprende pues la ausencia de protocolo alguno en caso de accidente del animal, y es que como ha quedado evidenciado, la falta de previsiones mínimas tendentes a proteger, en la medida de lo posible, el bienestar del astado, provoca gravísimas consecuencias. El pasado día 29 de abril, dichas consecuencias se materializaron en la larga agonía que tuvo que soportar el animal durante más de tres horas previas a su retirada y eutanasia. ( urge una inminente modificación del decreto que garantice la presente de veterinario en estos actos)
Sea como fuere, el daño ya está hecho.
Ante este terrible y evitable suceso, hay que recordar a los ayuntamientos que no existe la obligación de celebrar fiestas taurinas algunas. No es cierto, como manifiestan algunos consistorios para justificar la permanencia de estos actos, que la última palabra la tenga la Generalitat; el Decreto 31/2015 es claro, y en su artículo 15 establece como condición sine qua non para la autorización de la fiesta por parte de la Generalitat, la declaración favorable del Ayuntamiento de la localidad.
Además, este terrible suceso ha traspasado fronteras y está dejando a nuestro país en entredicho por permitir semejantes festejos, llegando a hacerse eco periódicos como el “Daily Mail”, uno de los periódicos más veterano de Reino Unido y de mayor tirada en el país anglosajón, que amaneció con el siguiente titular: “Un toro estresado sufre heridas catastróficas e incurables después de saltar una pared con una gran caída durante un Festival Español”.
De igual modo en Colombia medios creados a través de redes sociales como @noticiascaracol, - que acumula más de 3,7 millones de seguidores-, publicó “indignación en Ontinyent (España) por cuenta del trágico final de un toro, y por otro lado, personalidades como Shalin Gala - @shalingala- vicepresidente de PETA, tampoco tardaron en mostrar su rechazo a lo sucedido titulando el famoso video de la caída cómo ”CATASTROPHIC“.
Ante la trascendencia de lo sucedido en Ontinyent, los diferentes partidos políticos de la localidad –Compromis, PSOE, PP, Podem-EUPV- y las asociaciones taurinas– Bou i corda y Portaors Bou Puríssima- han dado la callada por respuesta; ni tan si quiera “La Vall ens Uneix” que ostenta la Alcaldía del municipio se ha pronunciado.
Lo que parece evidente, es que en este desgraciado incidente , se han podido incumplir varios requisitos que exige el reglamento, razón por la cual tanto AVADA como la Coordinadora Animalista de la CV, de manera conjunta se presentarán la correspondiente denuncia para intentar evitar que algo así vuelva a repetirse. Por su parte la policía autonómica de la comunidad valenciana ha iniciado un proceso de investigación para esclarecer lo sucedido y en su caso, depurar responsabilidades.
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