Muerte al Liberalismo económico y ¡Viva Cristo Rey!
Era premonitoria la sorpresa de Iván Espinosa de los Monteros cuando escuchó en el Congreso de los Diputados proveniente de uno de los miembros del Grupo Parlamentario VOX aquello de ¡Viva Cristo Rey! Era la confirmación del perfil que se impondría en la dirección del partido verde para fijar la senda de autodestrucción programada por el de Amurrio a cambio de una gloria política que de ningún modo hubiera conseguido amamantado por las ubres de los chiringuitos de su querida Esperanza Aguirre. Porque bajo el lema de ¡Viva Cristo rey! no solo escandalizaba en el Parlamento de Cataluña a propios y extraños un desconocido Alberto Terradas, sino que era una aleación poderosa que con la unión de requetés, legionarios de Cristo, seguidores en su juventud de Blas Piñar y el ultra catolicismo más rancio del Partido Popular se forjaba a golpe de hoces (esta vez sin martillo e Ignacio de nombre) sobre un sólido “yunque” el fin del liberalismo económico que Iván Espinosa de los Monteros y otro purgados como Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso habían intentado instaurar.
Es evidente la guerra, porque en la trinchera verde no solo han habido heridos, sino muertos y perdedores, y esta la ha perdido el liberalismo y ha sido ganada por aquellos que tras una pertenencia durante tiempo al Partido Popular, Fuerza Nueva, ambas y una vinculación evidente y/o aparente con el Opus Dei, rozan con pasión los pensamientos de que el reino de Cristo se instaure sin escatimar para ello en recursos, sin determinar a la fecha de donde provienen. Este es el nuevo perfil de VOX, que bajo los que ya se han dado en llamar “los cuatro jinetes del Apocalipsis” llevan a la autodestrucción del partido y el sometimiento a la voluntad de la gaviota azul (charran para los puristas de la ornitología) convirtiéndose en socios perfectos para que, al igual que sucedía donde pisaba el caballo de Atila, no vuelva a crecer movimiento político alguno a la derecha del rancio ultra catolicismo pepero esta vez embalsamado en lona verde y quién sabe si bajo algún grito de viva España y viva cristo rey.
Porque las vinculaciones en este nuevo VOX, ultra católico, rancio y casposo, carente de proyecto político y lleno de “discurso de púlpito” toma su máxima expresión en la Comunidad Valenciana. Donde en una negociación pactada “a priori” sabe en qué tertulia Opusina entre el Vicario de Cultura y RRII de la diócesis de Valencia, José Luis Sánchez, amigo de bodorrios fastuosos con representantes del papel cuché y tratos de favor para colocar a familiares, y el aspirante a reemplazar a Espinosa de los Monteros en el Congreso de los Diputados, se confecciono una aportación al gobierno valenciano propio de primer banco de iglesia con olor a polvo humedad y cirio, capitaneada por algún súbdito de alzacuellos blanco sobre fondo negro del aburrido Cañizares.
Porque tras una negociación de cinco puntos pírricos, carentes de esencia política y con la única finalidad de “pillar silla” capitaneada por el faisán venido a menos Gil Lázaro, el maltratador “último mejor amigo del valedor de Cristo Rey” en Madrid Ignacio de Hoces y el torero y antiguo miembro del PP, al igual que sus compañeros de expedición para instaurar la mediocridad en el Gobierno Valenciano, hemos visto un desfile de auténticos desconocidos en las filas del partido político VOX con dos denominadores comunes en todos los casos: Su antigua pertenencia al Partido Popular y su afinidad y en la gran mayoría, pertenencia al Opus Dei, donde se camuflan miembros de la secta ultra católica y paramilitar de origen mexicano, El Yunque.
Esta condición solo propicia dos cosas. La primera que en la comunidad Valenciana al igual que sucediera anteriormente en Castilla y León, no existan propuestas políticas de VOX que puedan complicar la progresión temporal hacia las mayorías absolutas del PP más allá de alguna otra “salida de pata de banco” del estilo de escuchar los latidos fetales o la supresión de alguna festividad y/o actuación considerada por los seguidores de Cristo Rey como pagana o anticlerical. Y la segunda y aún más peligrosa si cabe, que ante la evidente falta de actividad política y por aquello de que cuando “el demonio no tienen nada que hacer, con el rabo mata moscas” las mentes ociosas y carentes en muchos casos de ética (porque tras cada confesión, ponen el contador a cero) se dediquen a confabular posibles negocios al amparo de decisiones políticas.
Por este motivo había que matar al liberalismo encabezado por Iván Espinosa de los Monteros, que cree en la libre economía de mercado y no en el intervencionismo que a buen seguro, empezaremos a ver en breve en aquellos lugares donde gobierne el PP y VOX en pro de estimular la concentración de poder y la perdida de libertades. Este es el reinado que quieren instaurar aquellos que revalidan en misa diaria su maldad en contra de los intereses de España.
1