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El avance de la vacunación, clave para recuperar la confianza de los valencianos tras la pandemia

El proceso de vacunación en el complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València.

Laura Martínez

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Los valencianos aprueban la gestión sanitaria del Gobierno y consideran importante blindar los servicios de salud y la inversión en sanidad, pero no están satisfechos con la gestión económica ni con las dinámicas políticas. La Generalitat Valenciana ha retomado este año los barómetros a través de la Dirección General de Análisis, que coordina la experta en políticas públicas Ana Berenguer. Se trata del primer estudio de gran magnitud -4.000 encuestas presenciales- de carácter público y autonómico que mide el impacto de la pandemia en la población valenciana.

Los datos analizados por la Dirección General muestran una influencia notable del proceso de vacunación en el estado de ánimo y en la confianza de los ciudadanos en el sistema público. En junio, cuando se realizó la encuesta, la vacunación acababa de arrancar en la franja de edad entre 40 y 50 años. Los nacidos antes de 1970 ya se encontraban con al menos una dosis de la vacuna, mientras que los jóvenes, sin inmunizar, comenzaban a registrar mayores niveles de contagios.

El 46% de los ciudadanos encuestados en ese momento se mostraban “orgullosos” del “esfuerzo realizado por la sociedad valenciana y los resultados obtenidos en la lucha contra el Covid-19”, el 24,6% indiferentes y el 23% enfadados. Desgranando los datos por franja de edad, la mayoría de los enfadados tenían menos de 44 años, mientras que la mayoría de orgullosos superaba este rango de edad.

A las preguntas concretas sobre valoración de la actuación del Gobierno autonómico en la atención a la crisis, las respuestas divergen entre la gestión sanitaria y la económica. La mayoría de los encuestados aplaude la gestión de la vacunación: solo un 10% apunta que se ha hecho mala o muy mala, mientras que el 18,6% introduce la máxima calificación. También aprueban la gestión y difusión de las recomendaciones sanitarias, indicando un 51% que se ha hecho “bien”, un 22% “regular” y un 13,9% “muy bien”. La atención sanitaria prestada se reduce en valoración, pero sigue llegando al notable: un 9,9% responde “muy bien”, un 38,4% “bien” y un 27% “regular”. Sin embargo, la gestión económica y la búsqueda del diálogo social y los consensos decrece. En verano, la percepción sobre la gestión de la reactivación económica era más pobre: el 33% la calificaban de regular, el 20% como mala, el 10,9% como muy mala y el 24% como buena o muy buena, con un 2% en este último caso.

Los encuestados indican como prioritario incrementar las plantillas sanitarias, la primera prioridad en este ámbito para el 46% de los encuestados y un 98% considera que se debe mantener la inversión o incrementarse, rechazando los recortes en caso de otra crisis económica.

El barómetro refleja un menor nivel de pesimismo que en ocasiones anteriores sobre la evolución del contexto político y económico. El 40% de los encuestados cree que la economía mejorará, mientras que el 55% creen que la situación política se mantendrá como hasta ahora. Comparando los datos con la serie histórica del CIS, desde 2014 se ha reducido a la mitad el porcentaje de personas que cree que la situación económica empeorará y se ha duplicado el que cree que mejorará, con poca variación respecto a los que creen que no cambiará. La pandemia deja una sociedad que cree que puede mejorar.

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