Vivienda y empleo, principales preocupaciones de la juventud en Valencia
Las dificultades para acceder a un empleo y a una vivienda dignas centran la preocupación de los jóvenes en la ciudad de Valencia. Estos dos problemas, arrastrados desde la pasada crisis económica, se han agravado en los últimos años con la precarización del empleo y el aumento de los precios de alquiler, que impiden a los jóvenes iniciar su proyecto de vida.
El estudio del Consell de la Joventut de València, trasladado al Ayuntamiento, es el enésimo documento que ratifica un sentir generalizado entre la población menor de 35 años. Presentado esta semana ante el pleno del ayuntamiento, refleja un sentir pesimista en esta franja etaria.
El informe plantea políticas públicas para el consistoriounicipal, aunque reconoce que la problemática requiere un abordaje a mayor escala. El contexto de la pandemia y la “inacción gubernamental” ha provocado un “aplazamiento en las expectativas de las personas jóvenes de incorporarse en la vida adulta con trabajo, autonomía residencial y con la expectativa de crear una familia”, una cuestión que “ha tenido graves efectos en la salud mental de las personas jóvenes”.
Precisamente el del bienestar emocional es una de las principales preocupaciones de esta franja de edad, un malestar que excede el ámbito local. El malestar acumulado deriva en lo que los expertos denominan burnout -estar quemado-, una sensación de cansancio y apatía perennes que no desaparece en el tiempo de descanso porque el concepto mismo de descanso ha desaparecido.
El paro ha subido desde el inicio de la pandemia en 10.000 personas en la ciudad, 2.000 de ellas menores de 35 años. A consecuencia de la incertidumbre de la pandemia, las personas jóvenes han empezado a ser conscientes de que las dificultades que los impiden desarrollar su proyecto vital están incidiendo negativamente en su salud mental.
Los encuestados critican las prácticas no remuneradas y la falta de oportunidades en sectores cualificados para los que se han preparado; encadenan trabajos precarizados que no permiten emprender un proyecto de vida.
Las personas jóvenes, indica el estudio, se sienten abandonadas por la Administración y la política. La juventud percibe -y también los perfiles expertos- que no forma parte de la agenda pública porque no mujer votos: “Está en el discurso pero no en la hoja de ruta”. Se sienten parte del problema pero no de la solución. Entre las posibles alternativas, la primera pasa por tenerles en cuenta.
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