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'El Cosmonauta': los secretos y la caída en desgracia de una odisea 'crowdfunding'

El director Nicolás Alcalá y el reparto de 'El Cosmonauta' durante el rodaje

John Tones

Hoy está muy lejos de ser considerada una pieza que revolucionó la industria del cine español y que cambiaría para siempre las reglas del juego de la producción y la distribución de películas. Pero hubo un momento en el que se soñó con aquello: El cosmonauta, la película de 2013 dirigida por Nicolás Alcalá y financiada por crowdfunding se planteó como un cambio de paradigma total. Una película con literalmente cientos de pequeños productores y, en un salto mortal absoluto en términos creativos, concebida a golpe de inteligencia colectiva y siguiendo la cultura creative commons.

Todos sus micromecenas pudieron opinar sobre el guion, sobre el proceso de preproducción… para encontrarse, finalmente, con una película que satisfizo a muy pocos. Empezando por sus propios responsables directos, que se vieron haciendo un film que no era exactamente la que querían, y continuando por los micromecenas a los que les costó seguir el hilo de la historia que proponía la productora Riot Cinema a través de un enrevesado laberinto de propuestas transmedia.

Lo que empezó como una película de ciencia ficción más o menos inspirada en la simbólica obra de género de cineastas como Andréi Tarkovsky se convirtió, debido a la absorbente personalidad de Alcalá y a continuos problemas presupuestarios que impidieron rodar todo como estaba previsto, en un film evocador y poético, donde el cosmonauta del título ya no era un guiño a la carrera espacial soviética de los sesenta, sino una presencia algo mas espiritual.

La película se transformó a lo largo de un proceso penoso y apasionante, y que ahora narra Hard As Indie, un documental de Arturo M. Antolín que desde el 26 de enero se puede ver de forma gratuíta en Filmin y en la web oficial de la película. La accidentada carrera anticomercial de El Cosmonauta, que ahora mismo está en un limbo legal que dificulta su explotación (pero también está en Filmin) encuentra una curiosa guinda con este Hard As Indie, un detalladísimo repaso a cómo nació, creció, implosionó y fue enterrado un proyecto que posiblemente nunca tenga continuidad.

Hard As Indie nació, tal y como nos cuenta Antolín, “por cercanía” con el proyecto de El Cosmonauta. “Yo había colaborado con el proyecto en dos ocasiones: antes del rodaje en 2011 y durante el proceso de edición de la película (sobre todo del transmedia) en 2012/2013. Así que conocía a mucha gente de dentro y me sabía algunas de las historias”, cuenta al diario.es.

“Fue más tarde, a principios de 2015 cuando se me ocurrió la idea del documental con todo el material que se había grabado durante los años del proyecto. Yo ya había visto todo lo que tenían del rodaje, así que sabía que había muchas cosas interesantes ahí y pensé que haciendo entrevistas para cubrir toda la parte de preproducción y postproducción, podía salir suficiente para hacer un documental”, explica sobre el proceso.

“Lo que no sabía es qué iban a pensar ellos del tema, al fin y al cabo necesitaba su ”bendición“ para poder acceder al material y con todo lo problemática que había sido la cosa al final del proyecto, no sabía muy bien si preferirían que todo se quedase ya en un cajón y la gente se olvidase del tema. Para mi sorpresa a las pocas horas los tres responsables (Bruno, Carola y Nico) contestaron individualmente diciendo que sí”, añade sobre cómo los creadores de El Cosmonauta se han tomado este documental.

Bruno, Carola y Nico son Nicolás Alcalá -guionista y director de El Cosmonauta-, Bruno Teixidor y Carola Rodríguez, son socios de Riot Cinema y auténtica fuerza motriz no solo de la película original, sino también del documental: “Las sorpresas fueron sobre todo en las entrevistas con Bruno y Carola, cuando me hablaron de cómo había cambiado la relación de ellos durante el proyecto y sus sentimientos respecto a lo que acabó siendo la película”.

En Hard As Indie, muchos choques entre los tres se verbalizan, y muchos otros se sugieren. Afirma Antolín que “eran cosas que aunque me podía imaginar, nunca ninguno de ellos me había dicho tan directa y claramente. Hubo un par de momentos durante las entrevistas en los que recuerdo pensar para mí mismo ‘cómo es posible que me esté diciendo esto en cámara’. Me encontré muy sorprendido de lo poco que quisieron evitar temas que les tocaban a nivel personal, ninguno de los tres.”

Por eso, el tono del documental es decididamente agridulce. Hay una película que mostrar al mundo, un proyecto larguísimo que finalmente llegó a buen puerto, pero las desavenencias fueron tantas y el camino tan tortuoso que es inevitable que una nube pesimista impregne todos los recuerdos que dan forma a Hard As Indie: “De inicio me esperaba algo mucho más celebratorio”, dice Antolín. “Según hacía entrevistas me daba cuenta de que el sabor agridulce que yo mismo tenía como parte del proyecto (y que en retrospectiva es posiblemente por lo que se me ocurrió hacer el documental) lo tenían todos, y el tiempo que había pasado desde el estreno les permitía expresarlo ya claramente”.

Esa apatía a toro pasado contrasta con la impresionante labor de documentación que Antolín ha llevado a cabo para Hard As Indie, y que debe su solidez a la gran cantidad de material que dos miembros del equipo, Alberto López y Daniel Torrelló, grabaron del rodaje: “Horas y horas. En cuanto podían cogían una cámara y se ponían a grabar. Nunca hubiese salido este documental si no hubiese sido por su empeño en documentarlo todo”. Lo cual dio una dificultad añadida al proyecto: “No fue fácil seleccionar qué meter en la película. Yo a inicios de 2013 hice un primer montaje de un making of del rodaje, que la idea era sacar a la vez que la película. En ese momento era Alberto el que lo llevaba y fue él quien hizo gran parte de las entrevistas hablando del rodaje. Finalmente ese making of no vio la luz, pero para mi fue clave para entender lo que había sucedido en el proyecto y que yo, al no haber estado en el rodaje, desconocía.”

Finalmente, el director extirpó todo lo que no fuera la historia de la gestación de El Cosmonauta, su alzamiento y caída, y la evolución en las relaciones de los que estaban detrás: “La parte del rodaje era el centro de la película y era de lo que tenía más imágenes y por tanto lo más vistoso, pero no quería pasarme y monopolizar el documental”, afirma el director.

“El rodaje de El Cosmonauta tenía que ser un soporte más que contase la historia, un punto de inflexión absoluto, pero había más cosas que contar y no podía excederme. Corte unos veinte minutos de cosas que ocurrieron durante el rodaje, muy interesantes o graciosas. Pero no tenían sitio en la historia que realmente estábamos contando”.  

Esa labor de selección de material obedece también a un propósito importante: Hard As Indie es disfrutable aunque no se haya visto El Cosmonauta y aunque no se conozcan los intríngulis de la financiación: “Hay mucha información que era necesaria transmitir al espectador para que comprendiese de lo que se estaba hablando: crowdfunding, creative commons, la historia de la película, ICAA, quién es quién entre la gente que aparece, cifras monetarias, VOD... muchos términos y conceptos que había que contextualizar. Pero qué es el crowdfunding y cómo funciona no me interesaba en absoluto. Hay cien documentales más al respecto, no quería contar eso de nuevo; pero a la vez, tenía que dar los mínimos”.

Tal y como está planteado, Hard As Indie funciona como una película independiente. Relata la creación de una película real, sí, pero el espectador se queda pasmado de ver cómo los protagonistas evolucionan como si fueran personajes de ficción. “En mucha medida la historia de lo que sucedió no hubiese estado mejor estructurada ni aunque la hubiese escrito en un guion. Joseph Campbell [el creador del esquema narrativo del viaje del héroe en el que se basan casi todas las ficciones] se hubiese sentido muy orgulloso de que la realidad se adapte tan bien a sus modelos”, concluye Antolín.

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