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Las seis veces que la reina Letizia ha lucido la Flor de Lis, una tiara de reinas
Madrid, 30 nov (EFE).- La Flor de Lis es una tiara de reinas, una joya de las llamadas 'de pasar' de la Casa Real española, regalo de boda de Alfonso XIII a Victoria Eugenia. La reina Letizia la ha lucido en seis significativas ocasiones y a partir del próximo miércoles se podrá contemplar con todo su esplendor en la Galería de las Colecciones Reales.
La Galería dedica una exposición a la figura de la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII (bisabuelo de Felipe VI), y entre los objetos expuestos figurará este regalo de boda, que lució el día de su enlace, y que el rey encargó a Ansorena, una casa de joyas que abrió su taller en Madrid en 1845 de la mano de Celestino Ansorena.
Su buen hacer le convierten en uno de los joyeros más importantes de la época y en 1860 la casa es nombrada 'Joyería y diamantista de la Real Casa'.
“Desconozco si hubo alguna indicación en particular por parte de Alfonso XIII, pero es posible que hiciera alusión al símbolo de la Casa de Borbón, la flor de lis”, ha explicado a EFE Jaime Ansorena, quinta generación de joyeros, que confirma que fue su abuelo Ramiro el autor de la llamada coloquialmente en la Familia Real como “la buena”, según desvela el orfebre.
La flor de lis es símbolo de la Casa de Borbón; se incorporó al escudo de España con Felipe V en 1700 y representa el honor, el poder y la soberanía.
Tras Victoria Eugenia, la depositaria de la tiara y otras piezas fue la Condesa de Barcelona, la abuela del actual rey, quien determinó cuáles serían las 'joyas de pasar' de un reinado a otro. Tras doña Sofía, es la reina Letizia quien las utiliza.
Seis veces
Desde la proclamación de Felipe VI en 2014, doña Letizia ha lucido la tiara Flor de Lis en cinco significativas ocasiones, vinculadas a cenas de gala con otras casas reales europeas o con mandatarios extranjeros.
Fue en 2017 cuando la reina utilizó esta tiara por primera vez con motivo de la cena de gala que los reyes de España ofrecieron en el Palacio Real en honor del que era entonces presidente de Argentina, Mauricio Macri, y de su esposa, Juliana Awada, que se encontraban de visita oficial. La reina escogió un sobrio vestido negro de Felipe Varela.
En julio de ese mismo año y durante el viaje de Estado de los reyes al Reino Unido, doña Letizia lució la tiara en una cena de gala ofrecida por la reina Isabel II en Londres. Para esa ocasión, eligió un vestido palabra de honor rojo, con bordados en hilo de cristal.
Un espectacular vestido rosa capote, de manga francesa y con bordados florales en plata y falda de vuelo, realizado por Carolina Herrera, fue el elegido por la reina para cena de gala de la entronización de Naruhito en Japón en 2019, donde volvió a lucir esta joya. El mismo vestido y la misma tiara que pocos meses después utilizó para posar en el retrato oficial que los Reyes realizaron en 2020.
Dos años después, la tiara volvió a salir de su estuche durante su primera visita de Estado a Suecia, donde los reyes Carlos Gustavo y Silvia ofrecieron una cena de gala a los Felipe VI y doña Letizia en la sala El Mar blanco del Palacio Real de Estocolmo. Entonces, la reina lució un vestido entallado, de falda muy voluminosa y sin mangas, en azul noche, muy elegante y comentado por ser un diseño de la firma sueca H&M, que se consideró un guiño a los anfitriones.
La última vez que la reina ha utilizado la joya fue en noviembre de 2023 en la cena de gala ofrecida en el Palacio de Christiansborg de Copenhague, por la entonces reina Margarita II de Dinamarca, donde doña Letizia lució un favorecedor vestido en azul con bordados de hojas, de uno de sus diseñadores de cabecera, Felipe Varela.
Curiosidades de la tiara
Originalmente la tiara Flor de Lis fue una corona. “Su peso hacía difícil que se adaptara a la cabeza, de ahí el cambio”, matiza Jaime Ansorena.
Está realizada en platino, con 1.000 diamantes de talla brillante (redondos), de 57 facetas (lados), “de buena calidad de color y pureza”.
Su peso hace que su uso no sea fácil. De ahí que los joyeros adecuen su estructura a la cabeza de cada reina. Además se incorporó “una diadema que forramos en terciopelo, según el color del cabello, en cada ocasión”, para que no se aprecie, detalla Cristina Ansorena.
Una joya que no requiere ningún cuidado específico, excepto una limpieza y un pulido central, cada cierto tiempo, de los que se encarga Ansorena.
“No ha sufrido ningún deterioro en estos años”, aunque sí algún desprendimiento de las piezas, “pero se vuelve a engastar”.
La Casa Real ha cedido en dos ocasiones más la tiara para que fuera expuesta. La primera en 1999 con motivo de la exposición para conmemorar los 150 años de Ansorena en el Museo de Artes Decorativas de Madrid; la segunda, en 2010 para la muestra 'El resplandor refulgente: la diadema' que reunió las tiaras icónicas de la joyería.
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