Zack Polanski, el nuevo líder de la izquierda británica se dispara ante el hundimiento de los laboristas
Hace unas semanas, Zack Polanski, el líder del Partido Verde en Inglaterra y Gales, contó que el equipo de Zohran Mamdani le ofreció un encuentro en Nueva York. Tuvo que rechazarlo. El alcalde demócrata es el político al que más se le compara en casa, pero el británico no coge un avión desde hace más de una década y no quiere romper lo que para él es una cuestión de principios por ver a la nueva estrella de la izquierda estadounidense.
Polanski tiene 43 años frente a los 34 de Mamdani y representa a un partido minoritario con pocas opciones de escalar por el sistema electoral británico, pero desde que fue elegido como líder en septiembre ha disparado la intención de voto de los verdes y está aglutinando en particular el apoyo entre los más jóvenes y urbanitas decepcionados por el Partido Laborista. Como Mamdani, viene de la política local de una gran ciudad —es concejal de Londres— y dio sus primeros pasos profesionales en un escenario. También nació en una familia de inmigrantes y es atacado habitualmente por sus creencias religiosas.
Polanski es la adaptación del apellido que él recuperó cuando tenía 18 años para recordar la historia de su familia judía, originaria de Letonia, que sufrió la persecución y tuvo que huir primero a Ucrania, luego a Polonia y finalmente a Reino Unido. Polanski había pensado de niño que sus bisabuelos se habían cambiado el apellido a Paulden por la persecución de los nazis, pero con los años descubrió que, en realidad, había sido por el antisemitismo al llegar a Reino Unido.
Israel y Gaza
Polanski estudió en una escuela primaria judía a las afueras de Manchester y dice que se sentía “conectado” con Israel, aunque nunca había visitado el país. Durante años, no quería opinar sobre el Gobierno israelí o el conflicto en Oriente Próximo e incluso se sentía incómodo de que le preguntaran. “Mi respuesta habitual era que no soy un político judío. Soy un político que resulta ser judío, y no estoy aquí para contestar preguntas sobre Israel”, explicaba hace unos días en el popular pódcast The Rest is Politics. Pero su posición ha ido evolucionando y ahora es crítico con Israel y describe la guerra en Gaza como un “genocidio”. “No soy yo el que lo dice, lo dice casi cada experto en genocidio alrededor del mundo y lo dice Naciones Unidas”, explica.
Los votantes laboristas no están en su gran mayoría pasándose a Reform UK, sino a ‘no sé’, a los liberaldemócratas y, sobre todo, a los verdes de Zack Polanski (aproximadamente el doble de los que se pasan a Reform)
Por algunas de estas declaraciones asegura que ha recibido ataques “duros” de algunas comunidades judías en el Reino Unido, si bien ya está acostumbrado, especialmente en redes sociales, a los insultos sobre su fe, su dentadura —tiene las palas algo separadas— y su vida personal. Cuando era adolescente, cuenta que sufrió acoso en su entorno por ser gay, en particular en un instituto no judío donde se sentía minoría por su religión y su identidad sexual. Ahora parte de los insultos que recibe también son homófobos.
La discriminación es algo que volvió a ver incluso en sus primeros años en política, cuando se metió en 2015 en el Partido Liberaldemócrata y al entonces líder, un cristiano evangélico, Tim Farron, le costaba decir que el sexo entre personas gais no era un “pecado”. “Me sentí bastante decepcionado”, cuenta ahora Polanski.
Teatro e hipnosis
Había llegado a la política después de años dedicándose al teatro —que estudió en la universidad en Georgia, en Estados Unidos— y después de una experiencia laboral variada que incluyó un trabajo como hipnoterapeuta. Una de sus primeras apariciones públicas que hizo fue en el diario The Sun en 2013, que contó que había hipnotizado a una mujer que quería tener los pechos más grandes como supuesta terapia para ayudarla. Entonces, el joven identificado como terapeuta presumió de que era “un nuevo enfoque” más barato que la cirugía. Polanski asegura ahora que el tabloide no reflejó bien lo que pasó, que fue idea de la mujer que le visitó y escribió el artículo, que se trataba de darle confianza en la imagen de su cuerpo y que nunca le cobró por la sesión.
En septiembre de este año, cuando fue elegido líder del Partido Verde, Polanski pidió perdón por haber sugerido la conexión entre la hipnosis y la apariencia física y aseguró que ya se había disculpado 12 años atrás. También dijo, citando a un político laborista de los años 70: “No me importa de dónde vienes, lo importante es dónde vas”.
Éxito en las encuestas
Adónde va está limitado en gran medida por el sistema electoral del Reino Unido, que en las elecciones generales elige en cada distrito electoral idéntico por población a un solo diputado por mayoría, lo que perjudica a los partidos pequeños, a menudo sin representación pese a un número sustancial de votos.
Ahora en la mayoría de las encuestas de intención de voto, el Partido Verde está empatado con el Partido Conservador y el Partido Liberaldemócrata, e incluso cerca del Partido Laborista: en el último sondeo de YouGov, el 16% de los ciudadanos apoya a los verdes frente al 19% que dice que respalda a los laboristas.
El éxito de Polanski también ha coincidido con las disputas del nuevo partido de izquierda coliderado por Jeremy Corbyn, marcado por las peleas con su otra líder y la salida temprana de varios diputados.
Pensando en las elecciones generales de 2029, Polanski admite que podría tener que pactar con el Partido Laborista para evitar comerle terreno y acabar beneficiando a una coalición de los conservadores y la extrema derecha de Reform. Pero también dice que tendría que ser con otro líder, no con Keir Starmer y, en cualquier caso, espera ser muy competitivo en las elecciones municipales intermedias. El puesto más codiciado es la alcaldía de Londres, que se disputará en 2028. En la ciudad ya hay concejales pasándose del Partido Laborista a los verdes.
Anti-Brexit
Una de las banderas más claras que está tomando el Partido Verde es la vuelta del Reino Unido a la Unión Europea, que defiende abiertamente. En sus primeros años en política, Polanski hizo campaña contra el Brexit e incluso abucheó en 2016 a Corbyn, entonces líder del Partido Laborista, por no defender claramente la permanencia del Reino Unido en la UE.
Ahora también critica con dureza la política migratoria del actual Gobierno laborista, que describe como “cruel” y ataca por su impacto económico y social. A veces, con sus dosis de polémica, como cuando hace unos días defendió en un programa de debate de la BBC la importancia de los inmigrantes en el Servicio Nacional de Salud con un argumento crudo: “Uno de cada cinco trabajadores de cuidados son extranjeros. No sé tú, pero yo no tengo muchas ganas de limpiarle el culo a alguien, y estoy muy agradecido a la gente que hace ese trabajo”, dijo, frente a los ataques de otro político. Luego explicó que su pareja trabaja en un centro dedicado a cuidados paliativos y sabe bien de qué está hablando.
Algunos críticos le acusan de no estar presentando suficiente atención a la razón de ser de los verdes -la lucha contra el cambio climático-, pero Polanski dice que su partido tiene que ofrecer también un mensaje poderoso centrado en particular en la desigualdad. Pese a su interés por la economía, en el pódcast The Rest is Politics le costó explicar algunas de sus propuestas fiscales y confundió la deuda y el déficit.
Polanski reconoce que no ha terminado el libro de Greta Thunberg y no tiene especial interés por las negociaciones internacionales como la COP, que critica por ser poco eficaz y demasiado corporativa. También cree que hay que ligar más los debates sobre el cambio climático a la seguridad alimentaria o la conservación del espacio natural más inmediato.
Mientras el partido de Starmer sigue centrado en cómo conquistar a los votantes de extrema derecha, la realidad es que el Partido Laborista está perdiendo apoyos entre sus votantes a la izquierda. “Los votantes laboristas no están en su gran mayoría pasándose a Reform UK”, explica Ben Ansell, catedrático de Políticas de la Universidad de Oxford, “sino a ‘no sé’, a los liberaldemócratas y, sobre todo, a los verdes de Zack Polanski (aproximadamente el doble de los que se pasan a Reform)”.
El líder verde está dispuesto ahora a un “pacto de no agresión” con el Partido Laborista. Según contaron fuentes de su partido a Politico, a Polanski le preocupa contribuir a la victoria de Farage y ha dicho a sus colaboradores: “No me lo perdonaría a mí mismo”.
1