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Una de las fallas punteras de València plantará mil árboles en Llíria para compensar las emisiones de su 'cremà'

Carlos Navarro Castelló

Las Fallas comienzan a concienciarse con la emergencia climática. A las iniciativas para fomentar la sostenibilidad impulsadas desde el Ayuntamiento de València, tales como el fomento del reciclaje en los actos más multitudinarios o el recientemente anunciado reparto de 90.000 vasos reutilizables, empiezan a unirse iniciativas de las diferentes comisiones falleras.

Una de las más llamativas y originales es el proyecto 'Convento MÁS Verde', impulsado por la falla Convento Jerusalén, una de las punteras de la ciudad con 14 premios de la sección Especial a sus espaldas (segunda más laureada) y con importantes empresarios como falleros como Juan Roig o el propio presidente de la comisión, Francisco Segura.

Según Segura, “como asociación cultural hemos querido contribuir de alguna manera a un tema sobre el que hay una gran sensibilidad social como es el medioambiental; en una de las reuniones de la directiva decidimos analizar la huella de carbono de la falla y compensarla mediante la plantación de árboles”.

De esta forma, la comisión midió el carbono emitido en los años 2016, 2017 y 2018: “lo vamos a seguir haciendo todos los años para intentar reducirlo, algo que ya hemos logrado casi en un 50% mediante la contratación de energía eléctrica renovable para nuestros dos casales”.

Por otra parte, con ayuda de los artistas falleros que les proporcionaron los datos del volumen de corcho utilizado en los monumentos, midieron también las emisiones de CO2 durante la 'cremà' de sus monumentos.

Javier Cervera, responsable de medio ambiente de la comisión e ingeniero energético de profesión, ha explicado que en 2016 emitieron 14,5 toneladas de CO2 (entre la actividad en los casales y la 'cremà'); en 2017 aumentaron las emisiones a 20 toneladas al poner en funcionamiento un segundo casal; un año más tarde, por el incremento de falleros, subieron a 22 toneladas de CO2, pero el presente año, por la contratación de renovables, las emisiones han bajado a 13 toneladas.

Esta es la huella de carbono que compensarán con la plantación de un millar de árboles, pinos en su mayoría, el próximo mes de febrero en la zona de la Concordia de Llíria, arrasada por el fuego en el año 2012. El proyecto ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de la localidad, que ha facilitado la ubicación en la que deberán llevarlo a cabo.

Según Cervera, “la iniciativa está dada de alta en el registro voluntario de huella de carbono de la Oficina Española de Cambio Climático dependiente del Ministerio de Transición Ecológica”.

Cervera ha explicado que una de las opciones que ofrece esta oficina a entidades que quieran luchar contra el cambio climático es la absorción de la huella de carbono mediante la plantación de arbolado y la limpieza de bosques: “vamos a ser la primera falla que figure en este registro con un proyecto de compensación de emisiones de CO2 ya que la mayoría de entidades que figuran con este tipo de iniciativas son entidades ecologistas”.

Segura ha instado al resto de fallas a que se sumen al proyecto y ha asegurado que facilitarán toda la información para que puedan llevarlo a cabo puesto que “no supone un gasto relevante y aporta muchos beneficios ambientales; solo con que cada fallero y fallera plantara un par de árboles en nuestros bosques podríamos plantar 200.000 ejemplares”.

Sobre la posibilidad de avanzar hacia materiales menos contaminantes en los monumentos, ha explicado que “el problema es que los que hay ahora mismo no se pueden sustituir, es una cuestión técnica, pero que se evolucione en este sentido la posibilidad de compensar las emisiones de CO2 nos parece una buena idea”, ha explicado Segura.

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