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Cuenta atrás para alcanzar un futuro sostenible

Vista aérea de la depuradora de Lleida

En 2015, como parte de la Agenda 2030, el mundo se comprometió con 17 objetivos globales para erradicar la pobreza y proteger el planeta. Uno de ellos, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, establecía como meta que todos los ciudadanos tuvieran agua y saneamiento gestionados de forma segura para el año 2030. Sin embargo, Naciones Unidas ya ha advertido que, a juzgar por los últimos datos, los gobiernos deben trabajar cuatro veces más rápido que hasta ahora para llegar a cumplir con el ODS 6 a tiempo. Por este motivo, en el Día Mundial del Agua de este año, la ONU hace un llamamiento global para Acelerar el cambio”, en el que personas, organizaciones, empresas y gobiernos tomen las medidas a su alcance para cambiar la forma en que gestionan el ciclo integral del agua y consumen estos servicios. 

Aunque en los últimos años se han alcanzado importantes logros, Naciones Unidas afirma que todavía hay 2.000 millones de personas en todo el mundo que no tienen acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura. El agua resulta clave para el bienestar humano y solo puede convertirse en un recurso renovable y sostenible si está bien gestionada. Más de 700 millones de personas viven en cuencas fluviales sobreexplotadas y se estima que en 2025 dos tercios de la población mundial podrían vivir en países con escasez de agua. Por ello, es preciso tomar medidas para revertir este panorama. 

La gestión eficiente del agua gana cada vez más importancia en la agenda internacional. En este escenario, las empresas especializadas en la gestión del ciclo integral del agua juegan un papel clave, al desarrollar iniciativas de innovación para poner los recursos hídricos en la vanguardia de la sostenibilidad y el cuidado de la salud humana

Transformación digital y eficiencia, el reto en España

En España, el objetivo se centra en mejorar la eficiencia y, en consecuencia, la sostenibilidad en la gestión del agua. Para ello resulta imprescindible el desarrollo y mejora de las tecnologías hídricas.  El gran reto es el cambio climático y su impacto sobre el ciclo integral del agua. Cada vez sufrimos más episodios de falta de agua en determinadas zonas de nuestro país, incluso en territorios hasta ahora considerados “húmedos”, una situación que no se puede atajar únicamente con actuaciones puntuales. “Vivimos en un país donde las tres cuartas partes del territorio están sometidas a estrés hídrico y donde, por lo tanto, debemos disponer de una planificación sostenida”, apuntan desde Aqualia, una de las compañías con mayor implantación en nuestro país. 

Para preservar el recurso, es vital contar con operadores que gestionen el ciclo del agua de forma eficiente, y eso pasa por la mejora continua de la tecnología y la aplicación de la I+D. Aqualia ha buscado la adaptación a este nuevo entorno transformado su forma de trabajar.  La compañía está implantando una red de nueve centros tecnológicos en España, en los que centraliza la gestión de redes, la cartografía, el lanzamiento de órdenes de trabajo y el control de almacenes, entre otros. Todos los trabajadores adscritos a estos centros tecnológicos reciben en su móvil sus órdenes de trabajo, ahorrando tiempo y aumentando su productividad. Pero la principal herramienta en este proceso tecnológico es Aqualia Live, una plataforma modular e integrada en torno a la que se concentran todos los servicios digitales de la compañía y que tiene como objetivo la interconexión de los millones de datos que la empresa gestiona cada día para la toma de decisiones más eficientes.

Es necesario seguir avanzando hacia la transformación digital del sector para mejorar la gobernanza del agua y alcanzar un uso más racional y eficiente del recurso, tal y como pretende la primera convocatoria de ayudas del PERTE de Digitalización del Ciclo del Agua, impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). La colaboración público-privada en el sector del agua está siendo, una vez más, una herramienta muy valiosa para abordar los proyectos en el marco de estas ayudas europeas. Estamos ante una oportunidad para acometer una transformación del sector.

El desafío de la era tecnológica impulsa a la compañía a innovar en sistemas, equipos y procesos dentro del nuevo modelo de economía circular. Las nuevas tecnologías aportan mucho más que un incremento de la productividad; son un aliado imprescindible en el camino hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Casos de éxito en España

Un ejemplo sería la depuradora de Lleida, en la que Aqualia ha implementado diferentes actuaciones para potenciar la eficiencia del tratamiento de fangos —lo que permitirá aumentar la producción de biogás— tanto para su uso en cogeneración como para su empleo como biocombustible vehicular. Con ello, y la instalación de 705 placas fotovoltaicas, la instalación ya ha alcanzado el 50% de autosuficiencia energética, convirtiéndose en una de las depuradoras más sostenibles en nuestro país. Un claro ejemplo de cómo la tecnología impacta positivamente en el medioambiente.

En los últimos 30 años la ciudad de Almería, cuyo servicio del agua gestiona Aqualia, ha reducido a la mitad el agua que consume, de 30 hectómetros cúbicos anuales en el año 1993 a 16 hectómetros cúbicos en la actualidad. Todo ello pese a que la ciudad ha aumentado un 30% su población. Este incremento de la eficiencia se ha logrado gracias a la sectorización de la red de agua, a la implantación de sistemas de detección de fugas y el desarrollo de campañas de concienciación ciudadana. 

En Baleares, la implantación durante los dos últimos años de nuevas tecnologías para la búsqueda de fugas, junto a la sectorización de la red municipal de agua, han permitido alcanzar en el último año rendimientos muy elevados, por encima del objetivo definido en el Plan Hidrológico de las Islas Baleares para el 2027 y por encima de la media nacional. En Sant Joan, por ejemplo, se ha alcanzado el 91,36%; y en Formentera se supera el 92%. En Santa Eulària se ha reducido un 20% el agua no registrada respecto al año anterior, lo que supone un ahorro de 300.000 m3. El uso de agua desalada ha permitido también dejar de extraer 1,3 millones de metros cúbicos de los acuíferos.

Desde Aqualia apuntan que “la principal aportación que las empresas pueden hacer frente al estrés hídrico son la innovación y la capacidad de inversión”. A través de estos puentes las compañías pueden acelerar el cambio, mejorar la eficiencia del ciclo integral urbano del agua desde la captación, almacenamiento y distribución, hasta el saneamiento y depuración. Los actores del cambio tienen ese deber de contribuir a realizar un uso más eficiente y sostenible del agua, convirtiéndola en un pilar de la sostenibilidad en sus tres dimensiones: social, medioambiental y económica.

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