Dos historias que miran al futuro: la nueva oportunidad de Saray y Yahia
“No todos los chavales son iguales y no todos tienen los mismos problemas, pero que se centren primero en sí mismos y en tener un buen entorno”, son los consejos de Saray, una de las protagonistas del segundo capítulo de La Oportunidad a la hora de encontrar las fuerzas para dar el primer paso en el camino de su nuevo futuro. En esta nueva entrega, Ayuda en Acción pone en el foco la necesidad de encontrar entornos sanos donde los jóvenes puedan crecer y desarrollar sus capacidades.
Con 20 años, Saray estudia Administración y Gestión en Cangas do Morrazo tras superar los episodios de bullying de la infancia y sus secuelas “se metían conmigo por el tamaño, altura, lo que fuera”. Preocupada por su familia, dejó de lado amistades y los estudios, alejándose de todo lo que les pudiera hacer daño.
Uno de los retos a los que se enfrentan los jóvenes que, como ella, ven interrumpida su proyección en uno de los momentos vitales más determinantes, es volver a retomar las fuerzas y la voluntad de volver a empezar. Así lo explica Matías Figueroa, Director de Programas de Ayuda en Acción en España y Portugal, que hace referencia a “la capacidad de poder proyectarse en su proyecto de vida”. Jóvenes que vienen de procesos muy desestructurados, con frustraciones y mochilas pesadas, “uno de nuestros retos como organización es que puedan creer en sí mismos”.
Saray habla del fracaso escolar en pasado. Repitió tercero y cuarto de la ESO, la frustración por su situación personal le impedía avanzar. Sentía ansiedad al hablar en público, tartamudeaba, y se aislaba. Alberto Gabriel Durán, Técnico de Empleo de Ayuda en Acción y timón en el cambio de Saray, habla de su progresión, de cómo pasó de ser una adolescente poco comunicativa y solitaria a lo que es ahora.
“Con este proyecto empecé a trabajar con gente”, explica la propia Saray, “me empezó a gustar, empecé a sentirme bien trabajando en equipo. En la feria tuve que hablar en público y no me trabé tanto”, cuenta con una amplia sonrisa que deja sellada la ilusión por una nueva vida que nace de un encuentro y la mano tendida de Ayuda en Acción y un programa que da “seguridad y certeza a la hora de acompañar a los jóvenes en el tránsito a la vida adulta”.
Junto a Saray, en este segundo episodio de La Oportunidad conocemos a Yahia, un joven saharaui que vive con una familia de acogida también en Cangas, tras dejar atrás a su familia, sus amigos y su vida, porque a sus 15 años su destino era combatir en la guerra. Ahora, dos años después, cuenta cómo vino a España para “hacerme un futuro”.
Yahia habla con cariño de sus padres de acogida, que le cuidan como a un hijo, y de su proceso de integración en España. También recuerda con nostalgia a su madre y comenta con tristeza lo difícil que es vivir lejos de su familia.
La actitud de Yahia es lección de vida por la esperanza que transmite. Alberto Gabriel Durán es claro al respecto: “Ha venido a decirnos a todos los que estamos aquí ‘¿Es que no veis lo que tenéis alrededor?’ Valora muchísimo cada aspecto de la sociedad en la que vivimos”. La tranquilidad, poder dormir, comer, beber, pasear, sin tener que esconderse, son pequeñas cosas en las que no reparamos y de las que Yahia habla en este capítulo invitando a la reflexión sobre lo privilegiados que somos.
Su facilidad para la integración ha sido clave en todo el proceso, igual que en el de Saray lo es su determinación a la hora de volver a estudiar y buscar su futuro. Junto a ellos, Alberto trabaja día a día para conseguir que la meta está cada vez más cerca, algo que sería imposible sin el potencial que ambos tienen para alcanzar grandes logros que beneficiarán a toda la sociedad. “Participar en este proyecto es para ellos una oportunidad de poder construir su proyecto de vida y futuro. Que puedan plasmarlo y hacerlo es para nosotros una satisfacción”, concluye Matías Figueroa.
El trabajo de Ayuda en Acción es acompañar a estos jóvenes, muchos de ellos en situación de especial vulnerabilidad, con un plan de orientación que mejora su desarrollo personal, autoestima, autoconfianza y, derivado de todo el proceso de mejora, completar su formación y dar paso a la empleabilidad. Definir el proyecto vital y proporcionarles las herramientas necesarias para construir su futuro, es la base de de un trabajo en el que alumnos y profesores miran al futuro con esperanza.