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Oda al clítoris en primera persona: todas las razones para masturbarte con o sin pareja

Una mujer tumbada en la cama.

E. García

“El autoerotismo es el mejor camino para el autoconocimiento sexual. Es muy complicado dar o recibir placer si no nos exploramos, si no somos capaces de dialogar con nuestro propio cuerpo en términos de dónde o qué me provoca placer o displacer”, determina el sexólogo y psicólogo Alfonso Antona.

Para empezar, si para algo sirve la masturbación, más allá del propio disfrute, es para saber cómo pueden ser tus orgasmos y detectar después, en tus relaciones sexuales con otras personas, cuándo estás teniendo un orgasmo o simplemente te gusta lo que te están haciendo o en absoluto eso se parece a un orgasmo. 

Y desde el momento en que pruebas el ENIGMA™ masajeador sónico de doble estimulación de LELO identificas claramente cómo es un orgasmo apabullante. ¿Cómo te lo cuento? Esta cosita  es como una especie de gancho que te introduces en la vagina cuando estás bien lubricada y, por la parte del suave y elegante ‘mango’ que queda exterior, tiene un hoyito que succiona el clítoris y se aferra a él con más o menos presión según lo atrapes con tus piernas. 

Pero también puedes regular con los botones de menos a más la vibración de este masajeador de ondas sónicas que te estimulan tanto el clítoris por completo (por la parte que se ve y por la que no) como el punto G. 

Así que, con todo el área genital agasajada por dentro y por fuera, y con las manos libres para acariciarte todas las demás zonas erógenas de tu cuerpo, puedes dispararte a la estratosfera y aprender qué es lo que quieres en la cama a partir de ahora. 

Como señala Antona, “en las mujeres, la oferta instrumental sirve tanto para facilitar la excitación como el orgasmo”. Y es verdad, la oferta es amplia, pero, de todos los juguetes de LELO y de otras marcas que han pasado por mis manos (y todo lo demás), este es el más completo, como un 2x1 que sabe dónde hay que tocar y no se separa de los lugares idóneos hasta que lo consigue.

Cambios hacia el reconocimiento del clítoris

Desde luego, la aparición en los últimos años de estimuladores del clítoris ha supuesto unos cambios interesantes, asegura el sexólogo. Entre otros, “ha desviado la lógica de la penetración como única vía para el placer femenino, iconizada en los dildos y vibradores, hacia la estimulación del clítoris. Es decir, se reconoce el clítoris como fuente de placer y la autoestimulación sin intermediarios masculinos.” 

Tanto es así que, en una encuesta realizada por LELO sobre Orgasmos y Placer en España, realizada a una muestra representativa de 733 españolas en 2020, el 83% de las encuestadas que afirmaron utilizar juguetes eróticos señaló que sus orgasmos son más intensos cuando utilizan este tipo de productos, frente a los que obtienen con la penetración o la estimulación manual. Un porcentaje similar afirmó, además, llegar al clímax con más facilidad.  

Y eso es todo un paso adelante, porque del mismo estudio se desprende que solo el 20% de las mujeres alcanza siempre el orgasmo al mantener relaciones con otra persona, frente al 46% en el caso de los hombres. Entre las principales causas que esgrimen las españolas, destacan que la otra persona no les estimula como a ellas les gusta, que están cansadas en ese momento o que se obsesionan con llegar al clímax. 

El problema de fondo, según el experto, es que, “en una sexualidad centrada en la penetración, todavía hoy, la masturbación se sigue valorando como un subproducto erótico y reconocer que se utilizan 'juguetes' confirma la incapacidad de disponer de penetración”. 

Testimonios bajo pseudónimo muy reales

No obstante, cada día son más las mujeres que se masturban y utilizan toys sexuales aún teniendo pareja, porque consideran que “es una cuestión de autosatisfacción y autoconocimiento”. Así lo refleja Eva Benedico, alias de una artista de 48 años, que lleva desde los 9 o 10 años haciéndolo con asiduidad y durmiendo con su almohada tal que amante: “Yo me he masturbado desde siempre, creo recordar, aunque ha habido etapas, independientemente de la pareja, de si la tuviera o no; es cuestión de quererse”. De hecho, sus sentimientos al respecto a lo largo de esas distintas etapas han sido satisfactorios, nunca se ha sentido mal, ni le hicieron sentir mal en casa o en el colegio con respecto al sexo. 

Algo diferente a cómo lo vivió Mónica Calvo, relaciones públicas de 47 años que se masturba con asiduidad desde los cinco años pero descubrió que tocarse era un placer, conscientemente, desde que lo compartió con una amiga que hacía lo mismo: “antes no entendía hasta qué punto era placer si nadie hablaba de ello. Me acostumbre a mentir u obviar. Nunca me he sentido mal porque lo enterré y lo convertí en un sentimiento de secreto-excepción, de orgullo por sentirme diferente al resto del mundo”. Y tan diferente que afirma categóricamente: “me gustan los juguetes clitorianos, pero a algunos no les encuentro el punto. Prefiero los LELO de clítoris. Es interesante probar estos junto con uno anal”. 

Sandra Millás, comunicadora, es un buen ejemplo de mujer que no ha descubierto las mieles de la masturbación hasta los 30, y no porque se sintiera mal al respecto sino porque no se le había ocurrido. Ahora tiene 48 y considera que empezó tardísimo y, cuando hizo “el gran descubrimiento”, sintió “muchas ganas de no parar”. “Durante muchos años (unos 15), lo he hecho regularmente, tengo una colección de todo tipo de vibradores, plugs, bolitas, anales, etc. y creo que lo mejor es utilizar un par a la vez. Aunque últimamente me he aburrido un poco y ya no lo hago tanto”, confiesa.

Rosa Suárez, comercial de 49 años, empezó a hacer sus pinitos durante la adolescencia y siempre con placer, cero sentimiento de culpa. Para ella, “es como rascarse los ojos un día de sueño, algo natural”. Y lo hace con juguetes de todo tipo, considera que hay que probar lo que a una le satisface y que es complementario a la sexualidad con su pareja. 

Tampoco es tan raro, según Antona, que ha observado en su terapia de pareja que “entre muchas mujeres y a día de hoy, los juguetes se empiezan a usar en diferentes tipos de interacción erótica, también heterosexual”. 

Recomendaciones a las que aún titubean

Si bien, aún quedan muchas mujeres que no tienen una vida autoerótica aceptada —sin culpas— y son ellas las que, en palabras de Antona, “van a tener más posibilidades de sufrir complicaciones en la interacción erótica con otras personas”.

Ante lo cual, las cuatro experimentadas cuarentañeras consultadas ceden sus recomendaciones a las mujeres que no se masturban por miedo, por pudor, por prejuicios, porque tienen pareja o porque aún lo consideran sucio y se sienten culpables (“que las hay”, advierte el sexólogo).

“Es la mejor manera para conocerse y darse a conocer. Que siempre es bonito experimentar y aprender. Por ejemplo, hace poco me hice con un juguete erótico de última generación y estoy encantada con él”, asegura la artista Eva Benedico.

La relaciones públicas Mónica Calvo les recuerda que “es el mayor acto de amor que te puedes expresar a ti misma. Es la exploración de la piel, el amarte en cada centímetro, el regalarte ese momento contigo misma. Y sabe tan rico… (el momento quiero decir)”. 

La comunicadora Sandra Millás les transmite a las que no se masturban porque están con alguien “que tienen todo el derecho y que no tiene nada que ver con traicionar a la pareja. Si es por respecto a la pareja, es absurdo, ya que no veo de qué manera les tiene que afectar. Otra cosa es si les sobra el sexo y les satisface, entiendo que les apetezca menos”. 

En todo caso, Millás añade que es “muy positivo para el bienestar general” y Alfonso Antona corrobora que “la masturbación y el orgasmo producen efectos fisiológicos en todos los ámbitos físicos y emocionales”. Así que corre a resolver tu Enigma

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