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Los autobuses eléctricos de Bilbao se cargan con la energía que le sobra al metro

El alcalde de Bilbao junto a viceconsejera de Transición Energética y otros cargos institucionales.

Belén Ferreras

Bilbao —

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Bilbao tiene en su flota de autobuses 26 vehículos 100% eléctricos que se cargan con una fórmula pionera en el Estado y en Europa, según han publicitado este miércoles. La energía eléctrica con la que reponen sus baterías proviene directamente del metro de Bilbao. O dicho de otra forma, lo que le sobra al operador ferroviario, se aprovecha en la recarga de autobuses, sin que ello suponga suspender el tráfico de trenes. La recarga se hace por la noche, cuando no funcionan los metros, y durante los fines de semana, en los que sí hay transporte nocturno, se equilibran las cargas de forma que no haya afección en la circulación de trenes. Es decir, no se desperdicia energía y a la vez se ahorra en inversión de infraestructuras y en costes.

La fórmula se lleva ensayando en Bilbao con éxito desde el año pasado por la empresa Medusa, ejemplo de la “colaboración público-privada” de la que tanto habla el Gobierno vasco, ya que la compañía está conformada por el propio Ejecutivo a través del Ente Vasco de la Energía, EVE, y por Repsol. Se trata de un proyecto del que no hay equivalente ni en España ni en Europa y que Repsol quiere extender. En el marco de la promoción de este sistema se ha llevado a cabo una visita institucional a las cocheras de Bilbobus, en Elorrieta, y después una jornada en el Itsasmuseun de Bilbao en la que se han explicado las bondades del proyecto como fórmula para fomentar el transporte sostenible y el ahorro energético.

Básicamente, de lo que se trata es de “optimizar infraestructuras eléctricas existentes” lo que permite reducir emisiones y ahorrar costes, señala Eduardo García, director general de Medusa. En este caso, los 14 cargadores de alta potencia (120kw cada uno) instalados en las cocheras de Elorrieta, están conectados directamente a la red del suburbano, que pasa a pocos metros de donde están ubicados. “Los autobuses eléctricos se cargan íntegramente con energía excedente del metro”, apunta. Esto ha permitido evitar realizar nuevas conexiones a la red, ni incrementar la potencia contratada.

Un autobus realizando la carga.

En el caso de Bilbao, de momento el único, la conexión se ha realizado a la red del metro. Pero puede conectarse la carga a cualquier otra infraestructura, ferroviaria o no, con la única condición de que sean instalaciones que tengan contratada una carga de potencia muy alta y que haya un período de tiempo en el que no la usen para poder reutilizar esa energía. Es decir, podría ser, por ejemplo, unas instalaciones industriales electrointensivas que trabaje a turnos, un recinto deportivo o unas instalaciones portuarias. Es decir, que cómo ocurre ahora con Metro Bilbao, infraestructuras que se pueda “desconectar” de la red cuando no están funcionando y así cargar los autobuses. Esto supone también un ahorro en el coste que paga el Ayuntamiento de Bilbao, ya que paga solo el coste variable del consumo eléctrico, sin asumir el término fijo de potencia.

Desde que se puso en marcha el proyecto en abril de 2024, el sistema ha evitado la emisión de 426 toneladas de CO2 “lo que supone que es clave para la descarbonización del transporte público”, ha señalado el alcalde de Bilbao Juan Mari Aburto, que ha destacado además una mayor eficiencia en la gestión de recursos públicos, al ahorrarse el coste de la infraestructura eléctrica en una zona a la que no hubiera sido fácil llevar la conexión de otra fórmula.

Bilbao tiene en estos momentos 26 autobuses eléctricos del total 141 que componen la flota, entre los que hay también 94 híbridos. El resto, 21, son diésel que se irán renovando poco a poco para ser sustituidos por otras tecnologías más sostenibles. De hecho, se sacará en breve un nuevo pliego de contrato para hacer una nueva compra, ya que los vehículos se van sustituyendo a medida que pasan los 10 años. La iniciativa llevada a cabo por Medusa en las cocheras de Elorrieta ha supuesto una inversión de 356.751,36 euros y cuenta con financiación de los fondos Next Generation que ha destinado 142.700,54 euros al proyecto.

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