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La azarosa vida de la ikurriña, entre bandera prohibida y ‘no autorizada’

Kortabarria e Iribar portan la ikurriña cuando aún era una bandera prohibida.

Eduardo Azumendi

La ikurriña, la bandera que representa a Euskadi, no gana para sustos. Después de que Eurovisión la declarase como una bandera prohibida en la edición del célebre festival musical del año 2016, ahora ha sido la Federación Internacional de Pelota la que ha impuesto al pelotari francés Bixintxo Bilbao una sanción de un año sin jugar por exhibir una ikurriña tras proclamarse campeón del mundo de trinquete en Barcelona el pasado mes de octubre. Por suerte para Bixintxo, la Federación ha dado marcha atrás y ha dejado sin efecto la sanción tras el alud de críticas recibido. Especialmente por parte del Gobierno vasco (uno de los principales impulsores de la Federación de Pelota) y del PNV, que incluso ha llevado la cuestión hasta la Comisión Europea. Su eurodiputada Izaskun Bilbao pidió a la Comisión que proteja los derechos de las minorías nacionales en Europa.

Y es que la vida de la ikurriña sigue siendo azarosa a pesar de que lleva plenamente legalizada desde enero de 1977. Su momento estelar y uno de los más incónicos aún se recuerda en Euskadi. Cinco de diciembre de 1976: la Real y el Athletic se enfrentaron en el ya desaparecido campo de Atocha. Lo que solo estaba llamado a ser un partido más pasó a la historia por la aparición en el campo de la ikurriña, portada al comeinzo del encuentro por los capitanes de ambos equipos, Kortabarria (Real) e Iribar (Athletic). Hacía falta valor para semejante acto porque en el mes de mayo de ese mismo año Manuel Fraga, entonces ministro de Interior y vicepresidente de un gobierno en el que todavía predomina la herencia del franquismo no quwría ni oir hablar de la ikurriña. “Hemos autorizado todas las banderas regionales menos la vasca porque no es una bandera regional, es una bandera separatista. Antes de permitir exhibir esa bandera, pasarán sobre mi cadáver”. Eso fue lo que dijo el ministro.

El clamor para acabar con la ilegalización de la ikurriña era imparable y de hí el gesto de los futbolistas. Santiago de pablo, catedrático de Historia Contemporánea y profesor de la Facultad de Letras en la Universidad del País Vasco así lo entiende. “La realidad iba por delante de las leyes”. “La ikurriña”, recuerda el historiador, “nació como una bandera partidista porque era del PNV de Bizkaia y solo era aceptada por este partido y sus militantes. Pero con el paso del tiempo, dejó de ser exclusivamente del PNV y pasó a ser aceptada por todos, nacionalistas y no nacionalistas”.

Entre los hitos más relevantes de la historia de la ikurriña figura cuando en 1936 el Gobierno vasco (integrado por PNV y el Frente Popular) la aceptó como bandera propia. Incluso fue un consejero socialista (Santiago Aznar) quien lo propuso y recalcó lo conveniente que sería que los barcos de la marina de guerra vasca llevasen la bandera para distinguirlos del resto en plena Guerra Civil.

Durante los años de la dictadura, la ikurriña vivió momentos difíciles, pero también trascedentes. El hecho de que ETA llegase a colocar bombas camufladas bajo ikurriñas le otorgó la aureola de bandera separatista entre una buena parte de la población, pero para otro sector se convirtió en un símbolo de la resistencia antifranquista. El montañero vasco Martín Zabaleta fue el primer español en coronar el Everest (14 de mayo de 1980) y en el momento de hacer cumbre lo primero que mostró al mundo fue la enseña vasca. Después se supo que en esa bandera también figuraban un símbolo antinuclear y el hacha y la serpiente del anagrama de la banda terrorista ETA.

Juan Mari Feliú fue uno de los protagonistas de la Expedición Vasco Navarra a los Andes 1967. Después de ser recibidos como héroes pues consiguieron tres cumbres vírgenes en Perú, se descubrió que habían dejado una ikurriña. Ese gesto les costó detenciones.

Pero ahora, con más de 40 años de legalización a sus espaldas a Santiago de pablo le sigue sorprendiendo actuaciones como la de Eurovisión y la Federación Internacional de Pelota. “Cuando el lehendakari se desplaza la Moncloa lo primero que se ve después del saludo con el presidente son las banderas española y la vasca. Recuerdo como cuando el rey Juan Carlos abdicó en favor de su hijo se veía la bandera española y justo al lado la ikurriña”. Y es que la bandera vasca es la que tiene que estar más cerca de la bandera nacional porque Euskadi tiene el estatuto de autonomía más antiguo de España.

Los chupinazos festivos en Navarra

Y aún más difícil es la vida de la ikurriña en Navarra. Varios ayuntamientos colocaron durante los actos festivos del pasado verano la ikurriña e invariablemente fueron actos declarados no ajustados a la ley por parte tanto de juzgados como del Tribunal Administrativo de Navarra.

Los fallos se deben a la derogación en marzo de 2017 de la Ley Foral de Símbolos de 2003, que prohibía expresamente la colocación de banderas diferentes de la española, navarra, europea y la de cada localidad. Según los jueces, esa derogación no regula ni ampara la exhibición de la bandera de otra comunidad autónoma.

Según la sentencia, hay que remitirse a otra ley que a día de hoy no ha sido aprobada para que se recoja amparo legal a la colocación de esa bandera en los Ayuntamientos que quieran.

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