Ni una hora libre
Un tercio de las trabajadoras del hogar internas dedicadas al cuidado de personas mayores y enfermas no tienen ni una hora libre entre semana. “No descansan nada, no tienen tiempo libre en ningún momento”, asegura Isabel Otxoa, asesora de la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bilbao. La realidad de este colectivo siempre se ha intuido, pero ahora se conoce con más precisión gracias a organizaciones como la de Otxoa. Su último estudio se ha centrado en una muestra de 510 casos atendidos: 302 a trabajadoras externas y 208 a internas. En lo que respecta a las internas, del análisis de las jornadas y descansos se deduce que el 78,85 % trabaja más de 60 horas a la semana (máximo previsto por la ley de empleo de hogar) y solamente un 23,56% disfruta de las 36 horas semanales continuadas de descanso a que tienen derecho por ley.
La inmensa mayoría de las trabajadoras internas es contratada para cuidar a ancianos y viven solas con la persona que atienden. Atendiendo a la afiliación a la Seguridad Social, cada vez hay más internas adscritas y ya a más de la mitad se les formaliza el pago, lo cual supone “una progresión con respecto a la pasada trayectoria”, según Otxoa. Pero destaca que el 13,94% de las internas no tienen papeles y son precisamente las integrantes de este colectivo quienes trabajan jornadas superiores a las 81 horas. “Hacen méritos para conseguir regularizar su situación en el país, por lo que existe una situación de subordinación muy importante entre el empleador y la empleada”, recalca la asesora.
La Ley de Extranjería les obliga a conseguir una oferta de trabajo para poder regularizar su situación, lo que “algunas familias aprovechan para imponer condiciones abusivas”, ha denunciado. “A veces, llegado el momento de ofertar el contrato no se cumple la promesa de contribuir a la regularización. Y no existe ningún mecanismo administrativo para penalizar esa conducta”.
Falta de control
En cuanto a los sueldos, el 73% de las trabajadoras internas cobran entre 800 y 1.200 euros, un 10% entre 1.200 y 1.400 euros, un 5% gana más de 1.400 euros y un 9% de las internas tiene un sueldo inferior a los 800 euros. Casi la mitad recibe el dinero en mano.
En el colectivo de las empleadas externas es muy importante la economía sumergida. “Ha aumentado el número de las que cobran en mano, aunque también es cierto que existe una tendencia cada vez mayor al aseguramiento”, indica Otxoa.
Lorea Ureta, activista de la organización denuncia la falta de control por parte de la Administración, ya que “no ha dado ni un solo paso” para controlar las condiciones de trabajo de las trabajadoras del hogar ni para controlar a las agencias privadas que trabajan en este sector.