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Así decidieron Ortuzar y Urkullu tumbar a Rajoy: “Con Sánchez las relaciones con Euskadi podrán mejorar”

Urkullu, saliendo de la reunión del EBB de este jueves en Vitoria

Iker Rioja Andueza

El miércoles a las 20.30 horas, el lehendakari, Iñigo Urkullu, seguía trabajando en su despacho. Una fotografía subida a Twitter por su equipo de comunicación mostraba al presidente vasco ya sin chaqueta pero de pie y colgado a un teléfono fijo. A su alrededor, muchos documentos, incluido uno sobre el “derecho a decidir”. Al otro lado del hilo telefónico, Andoni Ortuzar, presidente del PNV.

Desde la abrupta salida de la política de Juan José Ibarretxe en 2009, el tándem Urkullu-Ortuzar, dos personajes de carácter opuesto, dirige el nacionalismo vasco con éxito electoral salvo precisamente el pinchazo de las generales que paradójicamente tanto poder han dado al autodenominado “grupo vasco” en el Congreso. En la noche del miércoles, la pareja ultimaba la estrategia que presentarían a primera hora del jueves ante el Euzkadi Buru Batzar, el máximo órgano de Gobierno del centenario partido vasco y que mantiene la 'z' de la denominación tradicional dada al País Vasco por Sabino Arana.

El cónclave se ha iniciado a primerísima hora, antes de las 9.00 horas. La “decisión”, que cambia la historia política de España, ha llegado al filo de las 14.00 horas y Ortuzar se la ha comunicado personalmente a Mariano Rajoy por deferencia y sabiendo que el Gobierno de Urkullu perderá como socio externo al PP de Alfonso Alonso. 

El EBB no se ha celebrado en Sabin Etxea, cuartel general del PNV en Bilbao, lo que ha despistado a no pocos periodistas desplazados allí desde muy pronto y que han tenido que volar 70 kilómetros al Sur. La formación, de manera extraordinaria, ha elegido Vitoria para la cita con el ánimo de facilitar la presencia del lehendakari, Iñigo Urkullu, y del portavoz parlamentario, Joseba Egibar, en el pleno semanal que se celebraba en la Cámara. En la entrada de Landaburu Etxea, presidida por una fotografía a gran tamaño de Urkullu, decenas de camarógrafos, fotógrafos e informadores han montado guardia. Hasta The Guardian estaba pendiente de ese “pequeño partido vasco”. 

En la sala de reuniones principal de la sede, a escasos metros del legislativo, han desayunado Ortuzar, sus ocho 'burukides', los líderes territoriales del PNV, incluidos los de Navarra e Iparralde, y el propio Urkullu. A lo largo de la mañana han ido pasando por la reunión, que ha tenido conexión televisiva con la sesión del Congreso, otros cargos del partido. La comunicación con el portavoz en Madrid, Aitor Esteban, ha sido permanente. En el Parlamento, los consejeros de Urkullu ponían cara de póker cuando eran asediados por los periodistas. 

La “decisión” -guardada bajo siete llaves hasta que Ortuzar ha hablado con Rajoy- no ha sido sencilla para el PNV. Menos después del trago de haber accedido solamente hace una semana a pactar con el Gobierno del PP los presupuestos de 2018 sin que, como se prometió, el 155 en Catalunya fuese una línea roja. Fue Egibar, cabeza visible del sector soberanista, líder en Gipuzkoa y portavoz en el Parlamento el que más contestación interna formuló a aquel pacto. Este jueves, a media mañana en una de sus idas y venidas entre el Parlamento y Landaburu Etxea, sí se le veía menos incómodo entre líneas que cuando tuvo que reconocer que su partido no había cumplido la palabra dada sobre Catalunya. 

En la tribuna del Congreso, Esteban, que tendrá que cambiar el tractor de Mariano Rajoy por el de Pedro Sánchez, no ha orillado que el “hervidero” que actualmente es la política española “se va a convertir en un pim-pam-pum”. Incluso ha dicho compartir el “vértigo” que parte del PSOE puede sentir con esta operación de gran alcance. Pero ha pesado la “ética y la responsabilidad”. “No es sencillo decidir y lo hemos hecho”, ha zanjado el diputado, al que Sánchez ha respondido prometiendo diálogo y mano tendida, también hacia el Gobierno vasco.

El socialista ha recordado que el PSE-EE cogobierna con el PNV en Euskadi. La coalición se repite en las tres diputaciones forales y en los principales municipios, incluidos Vitoria, Bilbao y Donostia. ¿Hará eso que el PNV mantenga con el PSOE la línea directa que ha tenido con el PP? “No le conocemos a Sánchez como presidente, es una incógnita, pero el lehendakari tiene buena relación con Sánchez. Además, siendo socios del PSE-EE aquí, las relaciones podrían ser algo mejores”, indican desde Ajuria Enea. El dirigente del PSOE también tiene una querencia por Euskadi, de donde es su pareja, y adonde ha cursado muchas visitas en sus diferentes etapas al frente de Ferraz.

En el ánimo del PNV a la hora de tomar la “decisión” ha pesado también que el PP vasco ofrece al Gobierno de PNV y PSE-EE el escaño que le falta para la mayoría absoluta. En los dos últimos años Urkullu ha sacado adelante sus presupuestos con los votos del partido dirigido por el exministro Alfonso Alonso. “El EBB, cuando ha tomado esa decisión, también ha valorado evidentemente la posibilidad más que real de perder ese apoyo”, indican las fuentes consultadas en respuesta a la advertencia que lanzó Alonso al PNV en las horas previas a la reunión decisiva del EBB. 

“Vamos a esperar un poco. La próxima semana se reunirán los órganos del partido a nivel nacional y aquí y se hará una valoración sobre la situación”, opinan, por su parte, en el PP vasco. No obstante, en Euskadi existe un precedente no muy lejano que puede dar pistas sobre lo que ocurrirá. En 2015, un pacto capitaneado por el PNV con Podemos, IU, Equo y, sobre todo, EH Bildu, permitió desalojar de la Alcaldía de Vitoria a Javier Maroto por unas polémicas declaraciones que vinculaban el fraude en las ayudas sociales con los magrebíes. Al pleno municipal le siguió tensión en la calle y una abierta animadversión entre peneuvistas y 'populares' en el Ayuntamiento de la capital que se mantiene prácticamente intacta hasta hoy.

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