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ʺLos psicópatas son criminales ocultos: fingen las emociones y están integradosʺ

El criminólogo Vicente Garrido. Foto: www.javea.com

Eduardo Azumendi

Para Vicente Garrido, psicólogo, criminólogo y autor de varios libros con la temática de la mente criminal, no existe un patrón nítido en el funcionamiento de las mentes de sociópatas, psicópatas, terroristas y asesinos en serie que “se pueda mostrar a través de pruebas psicofisiológicas, neurológicas o psicológicas”. Lo que se sabe es que en la cabeza de una persona que participa de una manera voluntaria y activa en la muerte de otra, “hay una serie de aspectos presentes, pero no es lo mismo que decir que se conozcan los ingredientes esenciales”.

Garrido ha desarrollado una ponencia sobre la ciencia contra la mente criminal dentro de los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco (UPV) en la que ha explicado que, en ocasiones, el asesino “puede desarrollar un argumento o razón específico para él”. Una persona puede matar “porque dice que odia a las prostitutas, que las prostitutas son seres abominables que contaminan la ciudad”, aunque esa no sea “la razón fundamental” sino una excusa que da para aparentar que “colabora” con la justicia. “Muchas personas o bien mienten con respecto a su razón fundamental o bien simplemente no lo saben y generan una que tenga sentido”.

Los asesinos tienden a “cosificar” a las víctimas. “Si un terrorista considera que tú eres el otro, el infiel, el usurpador, ya te está cosificando”. Esta cosificación implica “inhibir la empatía con determinadas personas o grupos de personas”. “Los mafiosos pueden querer mucho a sus familias y enfadarse mucho si su hija o hijo no saca buenas notas y mientras se lava la boca para quitarse la salsa de los espaguetis, ordenar a su lugarteniente que vaya y que mate a una familia que le ha sido desleal”. Así, Garrido explica cómo el mafioso puede sentir cariño y aprecio por su familia, pero cosifica a otra hasta el punto de matarla sin ningún remordimiento.

Los asesinos en serie necesitan de la presencia de una “expectativa de recompensa y satisfacción vinculadas con los actos criminales”. La vía de solución, sobre todo a las edades más tempranas, se encuentra en “utilizar estrategias amplias primarias de prevención”. “Hay que educar en aquellos ambientes donde no pueda resultar dañado su mundo emocional”. Por otra parte, los psicópatas tienen la misma capacidad para orientarse y percibir la vida cotidiana que cualquiera. “Otra cuestión es que tengan las mismas motivaciones que nosotros o aprecien una serie de aspectos como lo hacemos nosotros o no”, ha matizado.

Los psicópatas tienen una gran capacidad para fingir emociones “por lo que muchos de los que cometen actos delictivos puede que no hayan sido detectados anteriormente”. Esto significa que “se encuentran integrados en la sociedad. Son criminales ocultos”. No todos sus actos delictivos tienen que acabar en asesinato, entre sus acciones se encuentran desde “malos tratos hasta acciones vinculadas con la corrupción y las redes mafiosas”.

El ponente ha querido dejar claro que “no existe una mente psicopática”, aunque sí un núcleo de características como “la falta de conciencia, sentimiento de culpa, incapacidad para establecer relaciones afectivas y pobre juicio moral”. La dificultad para identificarlos radica en su buen “autocontrol”. Pueden haber nacido “en buenos contextos, haber sacado buenas notas y haber pertenecido a buenas familias”. De aquí emana su afán por “dominar a los demás”, canalizando este dominio “por los medios convencionales como el trabajo, el poder e influencia”.

Terrorismo occidental versus terrorismo islámico

Terrorismo occidental versus terrorismo islámicoGarrido también se ha referido a las diferentes formas de terrorismo. “Las diferencias entre el terrorismo occidental y el movimiento pro islámico son extraordinarias”. Para él, Al Qaeda como “una especie de franquicia a la que cualquiera puede sumarse”. “El terrorismo contiene componentes religiosos y la típica acción política, más o menos definida, de subvertir un orden social para imponer otro, parece una excusa y una utopía. Si leemos los comunicados del terrorismo yihadista o del Estado Islámico veremos que buscan retomar de nuevo las ideas antiguas y luchar contra los infieles”.

Según los análisis que existen, “la idea de que jóvenes sin esperanza están alimentando el terrorismo, es falso”. Los atentados de los últimos años han reflejado que “se trata de personas que se han integrado en la sociedad, que han estudiado e incluso de madres que alientan a sus hijos a formar parte de estas acciones. Es un fenómeno nuevo que no sabemos muy bien cómo manejar”.

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