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El Parlamento Vasco cierra la puerta a las 138.495 firmas de los sindicatos para crear el salario mínimo vasco más alto

Mitxel Lakuntza, secretario general de ELA, entrando al Parlamento Vasco este jueves

Iker Rioja Andueza

Vitoria —
13 de noviembre de 2025 10:48 h

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Como sucediera hace unas pocas semanas con la propuesta avalada por 145.142 firmas para mejorar las pensiones desde Euskadi, el Parlamento Vasco ha tumbado este jueves también otra iniciativa legislativa popular o ILP, en este caso firmada por 138.495 personas e impulsada por la mayoría sindical abertzale (ELA, LAB, ESK, Steilas, Hiru y Etxalde), para intentar fijar un marco propio y elevar el salario mínimo profesional (SMI) en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa en atención a su mayor nivel de vida. A los votos negativos de la mayoría gubernamental, PNV y PSE-EE -salvo uno, aparentemente por error-, se han sumado los de PP y Vox. Únicamente EH Bildu y Sumar han apoyado tramitar la propuesta, que buscaba instar a las Cortes Generales a que habiliten a las comunidades autónomas a establecer sus propias políticas en esta materia.

El debate ha servido para escenificar, con el máximo de los simbolismos, que ELA ha completado ya su recorrido de ser el sindicato del PNV a “contrapoder”. Quien ha tomado la palabra en la sesión parlamentaria para defender la propuesta ha sido el propio secretario general de la central, Mitxel Lakuntza, que no ha dudado en dirigirse directamente al lehendakari, Imanol Pradales, que seguía el discurso con un ordenador portátil negro en el regazo y una pequeña libreta abierta para tomar notas. Lakuntza, que ha tomado la palabra íntegramente en euskera, le ha reprochado que defienda en sus discursos un nuevo estatus vasco y luego bloquee propuestas como la del SMI propio.

El líder de ELA ha criticado que el Ejecutivo liderado por el PNV, aunque sea el PSE-EE el que dirija las políticas laborales, se agarre a la unidad de mercado de España. Ha asegurado que la verdadera brecha salarial es la diferencia de 600 euros “entre Irún y Hendaya” por no disponer de herramientas para el conjunto de Euskal Herria. Según Lakuntza, votar 'no' a intentar lograr un marco para un SMI propio y superior vasco es “renunciar” al autogobierno. Además, ha considerado una “burrada” ('astakeria', textualmente en euskera) y un “fraude democrático” que se cierre la puerta a un volumen de firmas casi tan alto como los votos obtenidos en las últimas elecciones por la tercera fuerza de la Cámara, el PSE-EE.

Lakuntza, consciente del callejón sin salida de la propuesta de antemano, ni siquiera ha gastado todo su tiempo y ha renunciado a seis de los quince minutos que tenía disponibles. Tras su discurso, ha sido aplaudido por los otros representantes sindicales, entre ellos Garbiñe Aranburu, de LAB. La presidenta, Bakartxo Tekeria, ha pedido silencio. Este Parlamento no está habituado a las protestas del Congreso, pero tampoco son corrientes los aplausos. Acto seguido, el líder de ELA ha subido dos plantas y se ha ubicado ya en la tribuna de invitados a ver la finalización del debate, ya entre los representantes políticos.

La realidad es que antes de la votación únicamente ha intervenido Pello Otxandiano, jefe de la oposición y líder de EH Bildu. Se ha quejado de tener que hacer un “monólogo” y que el resto de partidos se hayan limitado a intervenir después de despachar el asunto, ya con un turno mínimo de “explicación de voto” y sin posibilidad de debate. Otxandiano ha resaltado la gravedad de que el Parlamento haya tumbado en un breve plazo dos iniciativas legislativas populares y ha ironizado que el Gobierno insista con discursos sobre la regeneración y la participación, incluso planteando una ponencia sobre el tema en el Parlamento, cuando ni siquiera tramita este tipo de propuestas. “El mensaje es muy perjudicial [...]. Al debate no se le pueden cerrar las puertas”, ha protestado desde la “madurez democrática”. Tejeria ha intervenido nuevamente para reprocharle que, por momentos, se desviara del debate sobre el SMI como tal.

Otxandiano, en su alocución, ha diagnosticado que el debate del SMI está en modo “bloqueo” y que tiene su causa en el “veto de Confebask”, la patronal vasca. Su formación, en la única ocasión en que pactó los presupuestos con Iñigo Urkullu, en 2022, ya introdujo la necesidad de activar un debate para que Euskadi disponga de un marco propio por su mayor nivel de vida. “No sé si llevamos ya siete u ocho años a vueltas”, ha manifestado. El vicelehendakari socialista, Mikel Torres, consejero del ramo y que también ha pasado la sesión escribiendo notas, ha optado por la vía de promover mejores condiciones desde la negociación colectiva, ya que la competencia como tal del SMI es estatal. De hecho, ha llegado ya a presentar un estudio que eleva hasta los 1.385 euros mensuales en 14 pagas la cifra óptima, frente a los 1.184 euros fijados por el Estado para 2025. En 2018, con el inicio de la andadura del Gobierno de Pedro Sánchez, era de 735,9 euros. Ahora bien, el estudio impulsado por Torres también se avisó que la “regionalización” puede acarrear “posibles efectos negativos”, como el “desplazamiento de trabajadores” entre territorios o “competencencia desleal”.

“Hemos votado a favor de la toma en consideración aunque su contenido no lo compartimos. Tenemos serias dudas, pero viene avalada por más de 100.000 firmas de trabajadores de este país. Creemos que este tipo de iniciativas de participación política directa no pueden encontrarse con el portazo del Parlamento en la misma entrada”, ha argumentado Jon Hernández, de Sumar, el único otro grupo que ha avalado la toma en consideración de la ILP. Según su criterio, hay un “riesgo de involución” en la “conquista histórica” de la “base salarial” para “todos los patrones”, ya que dar competencias a las autonomías podría implicar que propongan cifras más bajas que las que dije el Estado. Hernández, eso sí, ha admitido que “el coste de la vida en Euskadi no es el mismo que otras partes”.

Los argumentos del 'no'

Entre los que se han opuesto, los dos partidos del Gobierno. El PSE-EE, el partido que gestiona la cartera de Economía, Trabajo y Empleo, ha querido poner en valor las políticas del Ejecutivo de Sánchez, que “constantemente” han permitido ya mejorar el “poder adquisitivo”. Ekain Rico ha citado la subida “del 60% desde 2018” del SMI y la reforma laboral, rechazada por las fuerzas nacionalistas vascas en su momento. “Esto no va de más o menos soberanía. Esto va de derechos laborales y de solidaridad entre trabajadores”. Y ha “avisado” de que Antonio Garamendi, presidente de la patronal española CEOE, e Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña del PP, también defienden esa “territorialización” y no precisamente para subir las cuantías. Rico ha pedido también a los sindicatos proponentes que “no veten el diálogo social en Euskadi” y se sienten, como hacen UGT y CCOO, en los foros sociolaborales.

Bakartxo Tejeria

Desde la bancada del PNV, Markel Aranburu ha arrancado con un augurio de que “más pronto que tarde” Euskadi tendrá un marco propio de SMI. “Lo tenemos muy cerca”, ha planteado. Ha destacado también que su partido arañó al Gobierno de Sánchez la posibilidad de la prevalencia de los convenios vascos como retoque de la reforma laboral. “Ahora os corresponde a sindicatos y organizaciones empresariales. Dialogar, negociar y acordar. Llamamos a quienes no quieren sentar a que se sienten. Y a quienes se sientan y se levantan, que permanezcan. Menos ruido y más rigor”, ha manifestado también, mirando a los sindicatos presentes en el hemiciclo.

El PP ha manifestado claramente que “no está de acuerdo con trocear el SMI por territorios” -de hecho, ha asegurado que hay comarcas “enteras” por debajo del nivel económico español- y también ha criticado las subidas, porque aparentemente perjudican a los empresarios. “No pensemos en ellos como en Florentino Pérez. Son autónomos. Ésa es la realidad en Euskadi y en Madrid”, ha dicho Álvaro Gotxi. El 'popular' ha intentado debatir con Otxandiano, pero la presidenta le ha recordado que ha renunciado a ello al querer usar el turno de explicación de voto. Para Vox, el SMI tiene que seguir siendo una “competencia estatal” y ha de ser “igual para todos los españoles”.

Después de la sesión, Aranburu de LAB ha comparecido ante los medios de comunicación para exhibir su enfado. “Han dado la espalda a los trabajadores, como hicieron con las pensiones. No han tenido ni la valentía de entrar al debate”, ha señalado. Muy crítica, ha considerado un “fake” al Gobierno de Pradales y ha lamentado la “hipocresía” de que les pidan negociar cuando la patronal se ha levantado por sistema cuando tocaba tratar el tema. Y, según LAB, el PNV se está yendo cada vez más a la derecha.

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