El mayor desafío mental del mago Víctor Cerro sorprende en Plasencia
El mago extremeño Víctor Cerro logró cumplir el mayor desafío mágico mental que se ha realizado hasta la fecha en España. Un reto de gran tonelaje que ha tenido como escenario la Plaza Mayor de Plasencia y como participantes y testigos a numeroso público que se ha congregado en el recinto para ver el sorprendente show con el que presentó el VI Ciclo de Magia Ciudad de Plasencia que se abre este viernes con Jorge Blas.
Cerro había colocado la víspera un gran contenedor de mercancías en el centro de la plaza, en cuyo interior se guardó el secreto que solo ha sido desvelado al término de la actuación. Se trataba del objeto que daba sentido a todo lo que sucedió en el espectáculo y cuya aparición ha causado la admiración de todos los presentes. Real pero inexplicable. Si no existiera la magia, claro.
Pero vayamos por partes. El mentalista placentino inició su actuación en plena calle, una vez el público se arremolinó en torno al espacio acotado por el Ayuntamiento junto al contenedor. Allí explicó el motivo de su show y pidió la colaboración de cinco personas voluntarias ydesconocidas que fueron saliendo. Les solicitó que escribieran en un papel cifras de tres o cuatro dígitos, según los casos. Y que en alguno bailaran los números que traían pensados. Metidos los papeles en sobres cerrados, fueron entregados al concejal de Promoción Cultural, que hizo de depositario y custodio.
Después, el mentalista tomó un cuaderno infantil con dibujos para colorear y lo mostró al público. Pidió otro voluntario y salió una joven. A ella le solicitó que eligiera uno de los muchos dibujos que contenía para que lo colorease. La chica se fue a una mesa fuera del ángulo devisión de Cerro y otra colaboradora, la jefa de prensa del Ayuntamiento, le tapó los ojos en tanto la primera joven ilustraba con rotuladores a su antojo el motivo elegido. Resultó ser un coche. La joven lo coloreó a la vista del público. Le puso el capó rojo, las ruedas verdes, las puertas azules y el resto amarillo.
Así lo mostro el propio Cerro antes de pedir un nuevo espontáneo y decir al caballero que pensara en una carta de la baraja inglesa, pero sin decirlo a nadie. Después de esto se fue Cerro a por las llaves de los candados que cerraban el contendor y tras abrirlo, fue sacado un 'twingo' pintado con los mismos colores que había pintado la joven minutos antes. No acabó ahí todo.
Tras llamar al edil, éste sumó con una calculadora los cinco números que habían dejado escritos en sobre cerrado los voluntarios, dando como resultado la cifra de 3.125. Justo el número de la matrícula del turismo que era CC-3125 O. Para más sorpresa, en la guantera del coche había una baraja de cartas en su caja. El mago la sacó y buscó al hombre que había elegido con anterioridad una carta. El siete de corazones, dijo ahora. Ahora va a parecer en esta baraja pero del revés, de indicó el mentalista. Y la abrió en abanico hasta que el naipe surgió. Efectivamente, era el 7 de corazones.
El público sorprendido y extrañado no alcanzaba a comprender tanta casualidad. Pero no lo era. Fue la magia mentalista de Víctor Cerro. “Todo ha sido posible, dijo al público, porque he podido controlar sus emociones”. Y, entre tanto, una mujer aún estupefacta no dejaba de repetir “si es que no había nadie dentro del contenedor, como habrán podido pintar el coche...”.