Puebla de Alcocer abre las puertas del museo del “gigante extremeño”, su vecino más ilustre
Medía 2,35 metros, a finales del siglo XIX, lo que le hizo famoso en todo el territorio nacional. Se llamaba Agustín Luengo, era el hombre más alto de Europa y pasará a los anales de la historia bajo el nombre del ‘Gigante extremeño’.
Las últimas investigaciones, encabezadas por un grupo de expertos de su localidad, Puebla de Alcocer, han determinado que el señor que acompaña a Agustín en la única foto que se conserva de él es el propio Rey Alfonso XII. De ahí se confirma que fue un personaje querido en la España de entonces. Era el protagonista de portadas y conversaciones.
Vivía en la Extremadura rural, en el seno de una familia humilde en la que era el mayor de seis hermanos. Siendo adolescente desarrolló una enfermedad, la acromegaliase, que le hizo crecer más que el resto. Entonces se incorporó a trabajar a un circo, donde pasó buena parte de su vida mostrando su fuerza y sus impresionantes dotes físicas.
En agosto de 1875 Agustín aterrizó con su madre en Madrid para que le trataran los fuertes dolores articulares que sufría. Fue entonces cuando se topó con el fundador del Museo Etnológico, el doctor Pedro González de Velasco, que compró su cuerpo dándole 2,50 pesetas diarias, para que una vez muerto se incorporara al museo.
Puede decirse que cedió su cuerpo a la ciencia, en un momento en que a nadie se le pasaba por la cabeza hacer algo así, y donde las teorías ‘darwinistas’ estaban en plena efervescencia. Murió solo tres meses más tarde, en la Nochevieja de 1875 con apenas 26 años, y desde entonces sus restos han descansado en el interior del museo.
Un museo para Agustín
El paso del tiempo ha devuelto a Agustín el anonimato y ahora su localidad, Puebla de Alcocer, abre las puertas a un museo dedicado a su personaje más ilustre. El museo estará abierto del 3 al 5 de agosto, con motivo de las fiestas de la localidad. No obstante la apertura definitiva será para finales de año, con la incorporación de nuevas piezas.
Un equipo científico, con un grupo de vecinos de la localidad al frente, desarrolla el “Proyecto de recuperación y puesta en valor de Agustín Luengo Capilla”. Al frente diseñadores industriales, historiadores, documentalistas, e incluso un neurólogo.
Desde hace dos años trabajan en coordinación con el Museo Nacional de Antropología, y en la actualidad elaboran una reconstrucción a tamaño real de Agustín, haciendo un duplicado del esqueleto y del vaciado, el molde que se le hizo en el museo cuando murió. Las muestras estarán terminadas a finales de año, de manera que ahora lo que podrá verse son bocetos de la reconstrucción del esqueleto.
En el museo también están disponibles los soportes publicitarios de tres metros de altura utilizados por el circo. También pueden verse algunas de sus pertenencias, todas tallas hiper grandes.
Nuevos hallazgos de la vida del “gigante extremeño”
Como curiosidad, además de constatar que el Rey es el hombre que le acompaña en su retrato, el grupo de expertos que trabaja en el museo ha podido constatar que para que pudiera dormir tuvieron que hacer un agujero en la pared.
Ahora el objetivo de este museo es conocer más detalles de este hombre, a quien la leyenda siempre le ha otorgado cierto carácter oscuro. La tradición popular siempre ha dicho que llevó una vida ‘ociosa’, lo que alimentó aún más el misterio en torno a su figura.
“Lo que queremos es humanizar la vida de esta persona, volcarnos en su vida y descubrir parte de la historia de esta localidad”, explica Pablo Ruiz, coordinador del proyecto.