¿Construir o rehabilitar? Depende de la crisis
La crisis económica tuvo como efecto casi inmediato una drástica reducción del número de inmuebles de nueva planta construidos en Galicia, que en 2007 habían llegado a los 8.485, moviéndose en esos años entre los cinco y los ocho mil nuevos edificios cada ejercicio. En 2009 bajaron, por primera vez en mucho tiempo, de los tres mil nuevos inmuebles y la cifra continuó en descenso, hasta los 1.300 y 1.200 de 2013 y 2014. Lo que permaneció constante, casi inalterado por los tiempos de auge inmobiliario o por los años de crisis, fue la cantidad de edificios que eran rehabilitados. Su número, en ascenso desde los 911 de 1994 hasta los 1.786 de 2008, sufrió apenas un leve descenso, situándose por encima de los 1.200 entre 2011 y 2014.
La recesión económica igualó, por lo tanto, las actuaciones de rehabilitación y las construcciones nuevas, una tendencia que se mantiene en los cuatro primeros meses de 2015, con 441 nuevos edificios, frente a 401 obras de recuperación de inmuebles, cifras similares a las del pasado año. Entre enero y abril de 2014 se iniciaron 390 nuevos edificios, frente a 358 obras de rehabilitación.
Hay que tener en cuenta, además, que Galicia cuenta con 30 mil viviendas nuevas sin vender, según los datos que hizo públicos hace unas semanas el Ministerio de Fomento. En toda la comunidad hay más de 300 mil viviendas vacías, según datos del INE de 2011, de las que más de 75 mil fueron construidas en la primera década del siglo, coincidiendo con la burbuja inmobiliaria, y otras 27 mil corresponden a la década de los noventa.
Hay algunas iniciativas, como la puesta en marcha por el Ayuntamiento de Rianxo, que buscan fomentar la recuperación de inmuebles, poniendo en contacto a propietarios de inmuebles vacíos con posibles interesados en habitar una nueva vivienda. El registro de rehabilitación de Rianxo busca varios objetivos, comenzando por el propio “impulso a la conservación y recuperación del patrimonio construido”, generando núcleos de población más compactos, con mejores servicios y una mejor ocupación del territorio, contribuyendo además a “detener la sangría demográfica, sobre todo en las zonas rurales, a que vuelva a haber vida en los pueblos y en las aldeas”, como destaca el impulsor del proyecto, Carlos Henrique Fernández Coto. Además, añade, “habitando núcleos que hoy están quedando deshabitados, luchas también contra el maltrato del paisaje, pues una casa abandonada crea a su alrededor un paisaje degradado”.
“El vino nuevo fermenta mejor entre maderas viejas. La vida moderna entre paredes antiguas parece distinguirse, mejorarse”. El Proyecto Arga (Arquitecturas Rehabilitadas de Galicia) hace bandera de lo escrito por el arquitecto catalán Jeroni Martorell i Terrats en 1935. ARGA busca inventariar, divulgar, poner en valor y dar a conocer todas aquellas iniciativas de rehabilitación de edificios abandonados en Galicia, proyectos que les otorgan un nuevo aspecto y nuevas funciones a inmuebles y arquitecturas del pasado, en vez de derribarlos y sustituirlos, y que de este modo mantienen -renovada- su estructura y esencia.
El modelo de crecimiento a llevado a que muchas viviendas tradicionales hayan sido abandonadas por sus propietarios o hayan dejado de ejercer en ellas las labores de mantenimiento y conservación necesarias para mantenerlas en condiciones de habitabilidad. La rehabilitación, destacan los responsables del registro de Rianxo, supone “respetar el patrimonio arquitectónico popular y ponerlo en valor, uno de los pilares de una sociedad civilizada”, apostando por “mejorar antes que crecer”. Habrá que ver si, en el momento en que se perciban los efectos de una recuperación económica, se vuelve a apostar de forma masiva por la construcción de edificios de nueva planta, o si esa inversión se dirige también hacia la rehabilitación.
