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El parque coruñés de Bens, de zona verde a circuito automovilístico

Vista del parque de Bens, en A Coruña

Marcos Pérez Pena

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que cada ciudad tenga una ratio de, al menos, entre 10 y 15 metros cuadrados de zonas verdes por habitante. Hace cinco años Compostela (21,6 metros cuadrados por habitante), Pontevedra (19,86) se situaban claramente por encima del mínimo recomendado; A Coruña (11,8) y Lugo (11,3) se encontraban en el intervalo sugerido; y Ferrol (9,6), Ourense (8,4) y Vigo (6,8) tenían aún deberes por hacer. En general, las urbes gallegas han hecho en los últimos años un esfuerzo por mejorar sus cifras, y aunque habría que analizar otros factores cualitativos (como el carácter centrico o excéntrico de estos espacios), el cierto es que una ciudad como A Coruña pasó de contar con 3,8 metros cuadrados de zonas verdes en 2002 a triplicar esa cantidad una década después.

En gran medida lo hizo gracias a la delimitación de grandes áreas verdes en las afueras, como punta Herminia, San Pedro y Bens. El parque de Bens, con una superficie total de 390 mil metros cuadrados, fue inaugurado en junio de 2001 en el lugar que ocupaba un antiguo vertedero. “El Parque de Bens es prueba viva del compromiso de la ciudad con el desarrollo sostenible”, se destaca en la web del Ayuntamiento, en la que también se desgranan otros datos, como que el lugar suma “casi 13 quilómtros de senderos para recorrer, 2.000 m2 de estanques con patos, 230 puntos de luz, abundante mobiliario urbano”. Unas cifras que “revelan la firme apuesta de A Coruña por dotarse de un extraordinario espacio de recreo en el que se conjugan la conservación y la recuperación de la naturaleza con las actividades de ocio y aire libre propias de una ciudad moderna”, se añade.

Sin embargo, la pasada semana el Ayuntamiento anunciaba la cesión de 107.000 metros cuadrados de espacio público en el parque de Bens a la Fundación Jorge Jove para poner en marcha su Museo de la Automoción. Se trata de un proyecto nacido hace ya seis años, cuando el anterior gobierno municipal (PSOE-BNG) firmó con la Fundación Jorge Jove el convenio para la construcción de este museo. Un proyecto definido por Ángel Jove, presidente de la Fundación Jorge Jove, como “una opción de ocio cultural familiar” y calificado por el alcalde Carlos Negreira (PP) como “un centro de referencia a nivel nacional e internacional” que convertirá A Coruña “en un destino de primer nivel” y “en un centro de peregrinación para todos los amantes del motor”.

Sin embargo, el proyecto ha despertado ya numerosas críticas, principalmente de las muchas personas que utilizan este parque para correr, caminar, andar en bicicleta o pasear a sus perros. Y también de personas que no entienden que se ocupe una parte importante de una zona verde, de un espacio público, para instalar en ella un proyecto de este tipo. “La construcción de este museo supone la destrucción de gran parte del mismo, no solo por el terreno que ocupará, sino por la alteración que entraña. No nos oponemos a la construcción del museo, sino a que se realice en este entorno verde del que tantos coruñeses disfrutamos”, destaca una petición online lanzada la pasada semana.

Las voces críticas con el proyecto subrayan que si finalmente se lleva a cabo, dejará inutilizable la mayor parte del parque, pues además de los 107.900 metros cuadrados ocupados por el Museo, una porción semejante del espacio verde permanecerá todavía unos años cerrada por motivos de seguridad referidos al antiguo vertedero y una buena parte del parque restante se puede considerar inaccesible.

En la red se pueden consultar los detalles del proyecto de construcción de este complejo, que va más allá de un sólo edificio o de un espacio expositivo. De hecho, el edificio principal ocupa solamente 20.000 de los 107.900 metros cuadrados totales. Los restantes 87.900 metros cuadrados corresponden a otra serie de instalaciones muy alejadas del objetivo de mostrar “la evolución de la automoción y la historia del siglo XX”. Estas instalaciones complementarias al Museo “concebidas como espacio educativo, deportivo y de ocio” están formadas por un circuito, un parque juvenil, una instalación deportiva todo terreno y una pista técnica.

Leyendo con detenimiento la descripción que se hace de los usos que tendrían todas estas instalaciones, se llega a la conclusión de que el espacio público que el Ayuntamiento le cede a la Fundación Jorge Jove, en el que se construirán tres circuitos automovilísticos, va a tener un aprovechamiento privado y unos fines muy alejados de funciones educativas. El Circuito, por ejemplo, servirá para el “mantenimiento del patrimonio industrial de los fondos museísticos” pero también para “la realización de presentaciones tanto de unidades adquiridas del Museo, como a efectos comerciales de nuevas unidades que se incorporen al mercado”. O la Zona todo terreno, en la que se habilitará “una zona específica para la práctica de deportes en motocicletas, quads y 4x4, que en la actualidad se encuentra muy limitada por razones medioambientales”. O, finalmente, la Pista técnica, que servirá de “escuela de conducción”, dirigida “tanto a profesionales como a particulares” y que incluirá un circuito handling, un circuito deslizante y una plataforma de ejercicios dinámicos.

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