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Un psicólogo constata que la acusada de asaltar iglesias sufre un trastorno delirante y cree que no se le puede imputar

Juicio contra la mujer que presuntamente asaltaba iglesias en Palma, a la derecha en la imagen

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La mujer acusada de asaltar iglesias y acosar y agredir a sacerdotes en Palma sufre un trastorno delirante de contenido místico-religioso y no se la podría imputar, a criterio del autor de un informe psicológico incluido en la causa que juzga estos días la Sección Primera de la Audiencia Provincial.

Así lo ha explicado el especialista, que en el juicio ha aclarado que este trastorno “no se extiende a todos los comportamientos de la vida” de la mujer, sino “solamente a los relacionados con el delirio”. Para ejemplificarlo, ha puesto un símil cartográfico: “Es como si tuviéramos un mapa de Mallorca con una parte de la isla mal, pero el resto está perfectamente dibujado”.

En este sentido, la mujer “sabe lo que hace” pero “no tiene conciencia de que esté mal hecho” cuando afecta “a su delirio” y “se siente agredida”. “Ella cree que le quieren perjudicar”, ha dicho. Para el facultativo, no se le podrían imputar determinadas conductas, cuando actúa movida por ese delirio, porque “está enferma”.

“No tiene una valoración crítica de ello porque en su conciencia no hace nada malo, tiene unas creencias y defiende esas creencias”, ha insistido el especialista.

El fiscal ha cuestionado esta justificación ya que en ocasiones la mujer acudía a misa con toda normalidad sin que la visión de los actos religiosos la provocase. El abogado de la acusación particular también ha cuestionado la teoría del “desencadenante” puesto que la mujer ha escuchado todo el juicio donde se la está acusando, con sacerdotes declarando a escasos metros de ella, y “está aquí sentada sin decir nada”.

“No actuaría así en un templo budista”

Según el psicólogo, “sólo ella” sabe qué es lo que desencadena el delirio y “es muy difícil” determinar el “detonante”. Ocurre cuando “de alguna manera le han atacado su ideación delirante”: “Son contextos que los interpreta ella y reacciona mal”.

En este punto, el especialista ha sugerido a modo de ejemplo, que podría desencadenarse si la paciente interpretase que en la liturgia no se están cumpliendo las escrituras al pie de la letra. Además, ha enfatizado, el delirio “está condicionado por la religión cristiana católica y no otras creencias”: “No actuaría así en un templo budista”.

El psicólogo también ha confirmado que “ella no tiene conciencia” de su enfermedad, ni de lo que implica el mismo juicio y las consecuencias que puede tener para ella.

El forense ha incidido en que el trastorno que sufre la mujer no es estático y que requiere un tratamiento. Cuanto más tarde en llegar dicho tratamiento, más difícil será abordarlo porque el delirio “se cristaliza” y cronifica. De hecho, este tipo de trastorno no responde a fármacos, de manera que “el delirio no se cura”, pero se puede “contener” con antipsicóticos.

Otros psicólogos no llegaron a la misma conclusión que este experto, algo que éste ha explicado porque “requiere una exploración profunda con muchas preguntas” que toquen expresamente los puntos afectados por el delirio de la paciente. De otro modo, se podría pasar por alto, ha justificado.

Casi seis años de cárcel

La Fiscalía pide para la procesada, por casi una veintena de delitos, penas que suman cinco años y ocho meses de cárcel, 17 años y medio de internamiento médico y cerca de 900 euros de multa. Los incidentes comenzaron a finales de 2018.

Este lunes la mujer se acogió a su derecho a no declarar y comenzaron las testificales. Los testigos, sacerdotes y trabajadores del Obispado y de diferentes parroquias de Palma, explicaron cómo la mujer hostigaba a los religiosos y feligreses, que agredió a varios de ellos, les amenazó de muerte y que interrumpía las celebraciones. Estaba “fuera de sí” y profería expresiones como que era “mensajera de Jesucristo”.

Más testigos han referido episodios similares en la sesión de este martes y han detallado que se creó “un clima de terror y miedo” por los continuos ataques de la mujer.

Este martes un sacerdote de Sant Sebastià ha contado que la mujer “venía a misa y se quedaba en la entrada de la cripta”. En una ocasión tiró un maletín al suelo, le arrancó la mascarilla y le dio un golpe en la espalda. Además, “se subía al altar y ponía los brazos en cruz, rezaba el padrenuestro en latín, se sentía muy protagonista”.

Tras algunos episodios de este tipo el religioso “tenía miedo” y pidió a los feligreses que le acompañaran a cerrar la puerta. “Yo no me quería quedar solo, se regodeaba de que le tuviera miedo”, ha explicado el cura.

En una ocasión el hombre trató de evitar a la mujer saliendo por otra puerta. “Ella me seguía, me dio un golpe en la espalda, me fui a la Policía”, ha contado el clérigo, que no denunció los hechos. “No tengo intención de que la castiguen, sólo que deje de hostigar y nos deje hacer nuestro trabajo pastoral en paz”, ha expresado ante el Tribunal.

Orinó en un felpudo

Por su parte, una trabajadora de la misma parroquia ha indicado que la mujer se colaba en el templo cuando iban a cerrar, y que la mujer la agredió clavándole las uñas y agarrándola del cuello.

“Me dijo que me había dejado un regalito, enseguida pensé en mi niño, fui corriendo y estaba a salvo. Después me encontré con que se había meado en el felpudo”, ha contado. En otra ocasión la acusada “se llevó la colecta” y “se quería llevar los cuadros”.

Asimismo, en Sant Miquel la acusada “tiró cera” sobre la imagen del santo; en Sant Nicolau amenazó de muerte a un trabajador; y en otro incidente en Sant Jaume dijo a la Policía que no podían entrar “porque era la casa de Dios”.

Según el escrito del fiscal, los incidentes vienen sucediendo desde 2018, cuando la acusada, “llevada en todos los casos por un evidente ánimo de menosprecio hacia particulares que prestan sus servicios religiosos o acuden a actos religiosos”, ha cometido diferentes agresiones y desprecios contra estos, la mayoría en el interior de las sedes religiosas y llegando incluso a alterar las ceremonias o cultos que se estaban llevando a cabo.

En detalle, el fiscal enumera hasta 19 incidentes protagonizados por la encausada, en los que profirió insultos y amenazas de muerte, rompió cristales de los lugares de culto, causó desperfectos en carteles o interrumpió ceremonias y eventos religiosos, entre otras incidencias.

“Eres un sacerdote indigno”

Además, Fiscalía señala que ha protagonizado otras situaciones no delictivas “que denotan la intencionalidad de sus actos”, como la que vivió un prior de la ciudad, al que profirió frases como 'eres un sacerdote indigno', 'estás borrado de la lista de sacerdotes que se pueden salvar' o 'irás al infierno'.

Cabe señalar que la mujer ha sido diagnosticada en varias ocasiones, llegando a internar en unidades de psiquiatría para la valoración de su conducta.

La Justicia dictó para la acusada la prohibición de acercarse a menos de 150 metros de la Iglesia de San Miguel mientras durara la tramitación del procedimiento, así como una orden de alejamiento a menos de 50 metros del Obispado de Mallorca y la Iglesia de Les Rafaletes. Está en prisión provisional desde febrero de este año.

Fiscalía considera todos estos hechos constitutivos de numerosos delitos contra los sentimientos religiosos, amenazas, maltrato, daños, robo con violencia en grado de tentativa y lesiones, y pide considerar el atenuante de trastorno psíquico y el agravante de discriminación.

Además de las penas de prisión, internamiento y multas, el fiscal solicita también numerosas órdenes de alejamiento de la mujer hacia particulares y establecimientos religiosos.

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