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Las fases del plan de Italia para la salida de la crisis: suavizar gradualmente, convivir con el virus y reconstruir

El mundo de la cultura en Italia pide ayuda para poder recuperarse del golpe

Icíar Gutiérrez

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La población italiana ya sabía desde hace días que este 3 de abril, la fecha que en un principio se había marcado en el calendario, no iba a poder salir a la calle, ir a trabajar o moverse con normalidad. Pero la prórroga no se hizo oficial hasta este miércoles, cuando el Gobierno prolongó en un decreto todas las restricciones adoptadas para contener la epidemia de coronavirus, incluidos el confinamiento impuesto a todos los ciudadanos el 10 de marzo y el cierre de las actividades económicas no esenciales. La gente tendrá que quedarse en casa, como mínimo, hasta el 13 de abril.

¿Qué pasará el día 14? Aún está por ver. El Ejecutivo asegura no estar en condiciones de marcar en el calendario esa fecha que los italianos desean escuchar, la del fin de la crisis. Tampoco ha descartado volver a prorrogar la medidas. Dependerá, dicen, de cómo evolucione el brote y las recomendaciones que hagan sus asesores científicos. De momento, se sigue muy de cerca la variación diaria de las todavía altas cifras detectadas de personas contagiadas, fallecidas y curadas, cualquier señal que permita confirmar que el ritmo de propagación de la enfermedad se está ralentizando. Autoridades sanitarias han explicado recientemente que la curva de contagios ha entrado en un pico en forma de “meseta”: la tendencia se mantiene, esperan, para después empezar a bajar.

Sin embargo, esas mismas autoridades han reiterado que para que este descenso se consolide, hay que mantener las medidas de contención adoptadas hasta ahora. El mensaje del Gobierno va en dos direcciones. Primero, no hay que bajar la guardia. Segundo, si se levantan las restricciones antes de tiempo, todo el esfuerzo hasta ahora habrá sido para nada. “No se deben confundir los primeros signos positivos como una señal de que ha cesado la alarma”, afirmó este miércoles el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, que recalcó que, llegados a este punto, es necesario “no cometer errores” y caer en el “fácil optimismo”.

Lo que sí se sabe es que la vuelta a la normalidad será lenta y gradual. “Cuando los datos empiecen a consolidarse, empezaremos a aflojar las medidas”, ha subrayado el primer ministro, Giuseppe Conte, en la rueda de prensa en la que pidió un nuevo esfuerzo a la población. “No estamos en condiciones, y lo quiero aclarar, de poder reducir las medidas restrictivas. Si las relajáramos, los esfuerzos serían en vano”.

De la “convivencia con el virus” a la recuperación

El plan del Ejecutivo italiano para levantar las restricciones y que los ciudadanos regresen a sus puestos de trabajo “con seguridad” pasa por trazar dos fases posteriores a la actual. Según ha explicado Conte, la siguiente sería la “fase 2”, de “convivencia con el virus” y en la que se “aflojarán” las restricciones de forma gradual.

A continuación, entrarán en la “fase 3”, que es la de la salida definitiva de la emergencia, con el “restablecimiento de la normalidad laboral y social”. Es decir, la etapa de “recuperación y reconstrucción” del tejido social para “relanzar la economía del país”, en palabras del jefe del Ejecutivo italiano.

Hasta el momento se desconocen más detalles, como el periodo de tiempo que abarcará cada una de ellas, el orden en el que se levantarán las limitaciones o las medidas adicionales que se adoptarán. Tampoco se sabe cuándo empezará esa segunda fase de coexistencia con el virus. Conte, de momento, se ha limitado a decir que no pueden asegurar que esta etapa comience el 14 de abril. “Cuando los expertos nos lo indiquen, ingresaremos en la fase 2”, señaló este miércoles. Este viernes, preguntado sobre el posible comienzo de esta etapa, el jefe de Protección Civil ha hecho referencia a un estudio que calcula que Italia puede registrar cero casos el 16 de mayo. No obstante, también se ha negado a dar fechas. “Si la tendencia no cambia, podría ser antes o después. Depende de los datos”.

Las próximas dos semanas se antojan cruciales para responder a esas preguntas sobre cómo y cuándo se reabrirá el país. Según informan los medios italianos, el Gobierno está a la espera de las recomendaciones del comité científico técnico que ha estado brindándole asesoramiento durante la epidemia, que comenzó el pasado mes de febrero.

Mantener la distancia social

No obstante, en una entrevista con La Repubblica, el director del departamento de enfermedades infecciosas del Instituto Superior de Salud, Giovanni Rezza, ofrece algunas pistas. En la próxima fase se tiene que mantener la distancia social, con medidas como la reducción de la capacidad de los medios de transporte o respetar distancias en lugares como “bares y restaurantes o tiendas”, explica el experto del principal organismo técnico del sistema de sanitario italiano. “La gente se ha acostumbrado a mantener la distancia durante este período”. También aboga por que la reapertura empiece por las actividades industriales y “promover el teletrabajo en todos los sectores donde sea posible”.

Asimismo, menciona la necesidad de establecer un programa de identificación rápida de posibles casos que permita a las autoridades “interceptar nuevos brotes” a través de médicos de cabecera o unidades de prevención para poner “inmediatamente en cuarentena” a los pacientes. Y se pronuncia sobre la posibilidad del uso de apps móviles que también está sobre la mesa: “Es una herramienta importante que nos ayuda a entender dónde se ha infectado la gente para poder interceptar los contactos de alto riesgo. Se está trabajando para encontrar la mejor solución”.

Sin embargo, considera que la reapertura escalonada por regiones –las más afectadas están en el norte– puede no ser efectiva. “Durante los días en los que algunas regiones del norte estuvieron cerradas y otras no, vimos la fuga de esas zonas”, señala al medio italiano. Preguntado sobre cuándo acabará todo esto, tampoco puede contestar: “Nos arriesgamos a continuas reapariciones porque persistirá en la población y debemos tener cuidado de interceptar cualquier brote. Tal vez en el verano se transmita menos, pero en el otoño se corre el riesgo de que vuelva a empezar. Necesitamos una estrategia”.

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