Argentina presume de tener menos pobres que Alemania
El jefe de Gabinete del gobierno argentino, Aníbal Fernández, ratificó este martes el polémico dato de pobreza que dio esta semana en la cumbre de la FAO la presidenta Cristina Fernández. “Argentina tiene un índice por debajo del 5%, y un 1,27% de personas en nivel de indigencia, me parece”, lanzó la mandataria tras recibir un premio del organismo internacional reconociendo la lucha de los últimos 25 años contra la subalimentación. La polémica se desató de inmediato en los medios de comunicación.
Y las explicaciones del número dos del Ejecutivo no hicieron más que acrecentarla, al afirmar que países como Alemania “no la están pasando bien en términos de pobreza, aunque no lo quieran creer. Tienen 20% de pobreza estructural”, mucho más que Argentina. “Es cuestión de meterse a la base [de datos] de Alemania. No hay que ser ni genio ni tener amigos que sean espías alemanes”, zanjó Aníbal Fernández.
Laa cifras oficiales en Alemania indican que hay un 15,5% de la población en riesgo de pobreza. En España ese porcentaje trepa hasta el 27,4%, según el último informe del INE. El último dato disponible en Argentina, de 2013, es del 3,7% en los hogares y en las personas 4,7%. Lo que Aníbal Fernández no ha explicado es que Argentina y los países europeos no miden la pobreza de la misma manera.
“Existen diferencias en la forma de medir el indicador, que vuelven incompatible la comparación. En Argentina se mide la pobreza de forma absoluta, es decir, se fija un nivel mínimo de ingresos para cubrir necesidades básicas, y los que están por debajo entran en la categoría de pobreza. Los datos de los países de la OCDE, en cambio, miden la pobreza no en forma absoluta, sino en relación al resto de los habitantes: se consideran pobres a aquellas personas que tengan menos del 50% de los ingresos del promedio de la población”, explican los especialistas del proyecto Chequeado. En el caso de Alemania el porcentaje que se tiene en cuenta es el 60% de los ingresos medios. Esto es, quienes cuenten con menos de 848 euros por mes.
Estadísticas cuestionadas
La medición de la pobreza expresada por Cristina Kirchner se basa en los cuestionados informes del Indec y contrasta con las estadísticas privadas como el Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), según el cual el índice de pobreza trepaba el año pasado al 27% de la población. La propia Central de Trabajadores Argentinos oficialista señaló en 2014 que ese porcentaje llegaba al 17,8. Desde 2013 no hay cifras oficiales.
El de las estadísticas es un asunto de discusión recurrente en este país. De hecho, el organismo oficial, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) está intervenido por la administración Kirchner desde 2006, con los primeros datos polémicos en 2007. Por eso es habitual que la prensa ofrezca datos alternativos de consultoras privadas o de especialistas del Indec que denuncian la injerencia gubernamental.
En el caso puntual de la pobreza, las discrepancias van más allá del método utilizado para medirla. El problema es que al establecer una serie de necesidades (sobre todo alimentarias) se utiliza el índice de precios oficial, que no coincide en absoluto con las mediciones privadas. Según el Indec la inflación en el país el último año suma un 15,8%, contra casi el 30% que contabiliza el llamado índice Congreso, que hace un promedio de todas las mediciones privadas.
Fernández recibió en Roma el premio con el que la FAO reconoció a la Argentina y a otros 11 países (Sudáfrica, Corea, Venezuela, Kazakhstán, Arabia Saudita, Egipto, Barbados y Turquía, entre otros) por mantener el índice de subalimentación por debajo del 5% de la población. Allí la presidenta dio un consejo al Viejo Continente: “En Europa se aplican recetas de ajuste y restricción al consumo. En nuestro país esas recetas ya fueron aplicadas y el país explotó por los aires, por el nivel de endeudamiento, y llegamos a tener cinco presidentes en una semana”. Además, aseguró que “la inyección que provocó en el mercado el consumo de los más pobres, que no son los que envían sus recursos a cuentas en Suiza ni a paraísos fiscales, contribuye fuertemente a agilizar la economía”.