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Dawit Isaak, periodista europeo detenido sin juicio y sin contacto con el exterior durante 19 años en Eritrea

Dawit Isaak

Javier Biosca Azcoiti

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Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha presentado este miércoles una denuncia ante la Fiscalía de Crímenes Internacionales de Estocolmo por el caso del periodista Dawit Isaak, de nacionalidad eritrea y sueca. Isaak, fundador del primer periódico independiente del país, lleva detenido desde septiembre de 2001 sin cargos oficiales, sin juicio, sin contacto con el exterior y en paradero desconocido. En estos 19 años nunca se le ha permitido ver a sus abogados ni a su familia. Tampoco han podido acceder a él los representantes de la ONU y de Suecia que lo han solicitado.

La última prueba de vida data de 2005, cuando fue liberado durante dos días y posteriormente encarcelado de nuevo cuando iba de camino al hospital. En 2009, el dictador Isaías Afewerki, en el cargo desde la independencia del país en 1993, afirmó: “No tendremos ningún juicio y no le pondremos en libertad. Sabemos cómo manejar gente de este tipo. Para mí, Suecia es irrelevante. El Gobierno sueco no tiene nada que hacer con nosotros”. En 2016 el ministro de Exteriores, Osman Saleh, afirmó en una entrevista con Radio France Internacional que Isaak y el resto de detenidos en septiembre de 2001 seguían con vida. “Todos están vivos. El Gobierno vela por su seguridad y están en buenas manos en prisión”.

La última vez que habló con su hija

“La última vez que le vi yo tenía 8 años y cumplo 27 en diciembre”, cuenta a elDiario.es Betlehem Isaak, hija del periodista. “Y la última vez que hablé con él fue por teléfono en 2005, cuando fue liberado durante dos días”, añade.

Björn Tunbäck, miembro de la junta directiva de RSF Suecia y gran conocedor del caso de Isaak, cuenta a este medio que no se sabe por qué le pusieron en libertad para después detenerlo de nuevo: “Hay muchas posibilidades. Su liberación pudo ser un error o pudo también ser una maniobra para romper su moral y la de su familia”.

Isaak nació en 1964 en Eritrea. Siendo un veinteañero, el periodista huyó a Suecia en el marco de los combates entre el ejército de Etiopía y el Frente de liberación del Pueblo Eritreo por la independencia de Eritrea. Isaak consiguió la nacionalidad sueca en 1992 y al año siguiente Eritrea obtuvo la independencia, lo que le mueve a volver a su país de origen. Allí fundó junto a otros periodistas en 1997 el primer periódico independiente del país, Setit, en referencia a uno de los principales ríos de Eritrea.

Tras pasar otro breve periodo en Suecia, el periódico publica una carta de varios políticos criticando al presidente y exigiendo reformas y democracia. Meses después, el Gobierno lanza una campaña de represión contra los firmantes, conocidos como el G-15, y contra los periodistas que se hicieron eco, arrestando a 11 de los 15 políticos y a varios periodistas, incluido Isaak. “Se desconoce el paradero y la suerte de 11 políticos y 17 periodistas arrestados hace 18 años por criticar al Gobierno”, señalaba Amnistía Internacional en su informe de 2019. Tres de los políticos se fueron a EEUU y el cuarto salió del grupo y se volvió a unir al Gobierno.

“Si la diplomacia no puede resolver el caso, está la justicia”

RSF ya presentó una demanda ante los tribunales suecos en 2014. El fiscal general de Estocolmo abogó por la apertura de una investigación, pero tras una consulta con el Ministerio de Exteriores, se llegó a la conclusión de que semejante investigación “podría afectar a las relaciones de Suecia con Eritrea” y que eso podría “reducir las posibilidades de actuar en favor de la liberación” de Dawit. Caso cerrado.

Varios años después, la diplomacia no ha dado resultados. “Semejante argumento ya no es válido”, señala el responsable jurídico de RSF, Paul Coppin, en un comunicado. “Cinco años después de esta decisión, Dawit Isaak sigue desaparecido y las autoridades suecas no han conseguido nada: ni su liberación, ni al menos una visita o una prueba de vida. Las numerosas resoluciones o condenas de organismos internacionales, incluidos el Consejo de Derechos Humanos y la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, tampoco han logrado que la situación evolucione. Por tanto, es urgente, hoy, emprender acciones penales”.

“Dicen que hacen todo lo que pueden, pero ha salido muy poco a la luz porque esta clasificado”, afirma Tunbäck. El miembro de RSF dice que Suecia ha hecho intentos a través de Libia, Catar y el Ministerio de Exteriores eritreo, entre otros. “[Las autoridades suecas] han intentado varias cosas, pero realmente no sabemos qué están haciendo”. La denuncia incluye unas declaraciones del año pasado de la ministra de Exteriores de Suecia, Ann Linde, en el Parlamento: “Eritrea, de ninguna manera, ha escuchado nuestras preocupaciones ni ha obrado en consecuencia”.

“Hoy se cumplen 19 años desde que Dawit Isaak fue encarcelado en Eritrea. El objetivo del Gobierno es que sea liberado. El caso es muy serio y la responsabilidad es eritrea. No nos rendiremos hasta que se haya reunido con su familia. Nuestros esfuerzos continúan sin cesar”, publicó Linde en Twitter el mes pasado.

“Está claro que la diplomacia tiene su papel, pero si la diplomacia no puede resolver el caso, está la justicia y es un buen momento para acudir a ella”, sostiene Tunbäck. “Llevan muchos años intentando la vía diplomática, pero también sabemos que no han intentado otras cosas. La UE ha dado ayuda a Eritrea en 2009 por valor de más de 100 millones de euros y en 2015, unos 200 millones. En ambas ocasiones no hubo instrucciones del Ministerio de Exteriores sueco ni siquiera para mencionar el nombre de Dawit Isaak”. “Creo que es increíble. Tienes un ciudadano europeo que es periodista y que ha sido considerado por Amnistía Internacional como preso de conciencia y la UE no lo hace. No lo entiendo. Es el único periodista europeo preso de conciencia y el que más tiempo lleva encarcelado en todo el mundo”.

Eritrea ocupa el puesto 178 de 180 países en la clasificación de libertad de prensa elaborada por RSF, solo superado por Corea del Norte y Turkmenistán. En cuanto al Índice de Desarrollo Humano elaborado por la ONU, Eritrea se sitúa el séptimo por la cola del total de 189 registrados. Según informa Amnistía Internacional, Eritrea, uno de los países más censurados del mundo, cerró todos medios privados en 2006.

La hija de Isaak prefiere no comentar nada sobre este último intento para investigar el caso de su padre ante los tribunales suecos. “Mi única esperanza es encontrar un punto en común con el Gobierno de Eritrea para liberar a mi padre”. “Estos años sin él han sido muy difíciles para toda la familia y le echamos mucho de menos. Simplemente nos queremos reunir con él tras 19 años de separación”. Betlehem no tiene muchos recuerdos de su padre, pero los que quedan son todos buenos: “Recuerdo a mi padre como un buen padre que siempre estaba ahí para sus hijos, nos enseñaba y nos hablaba sobre la sociedad y nos leía libros. Solo tengo buenas memorias de nuestra vida familiar en Eritrea”.

La denuncia por crímenes de de lesa humanidad, tortura, secuestro y desaparición forzada señala a ocho sospechosos, entre ellos el presidente, Isaias Afewerki, y los ministros de Exteriores, Justicia e Información, así como asesores y miembros de la administración y de los servicios de seguridad.

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