Europa se arriesga a perder la carrera por convertirse en una potencia geopolítica y económica si falla con Ucrania y Mercosur
La Unión Europea va a vivir unas jornadas definitorias sobre su papel en el mundo. Este jueves y viernes los líderes de los 27 países de la UE se reunirán en Bruselas para decidir si son una potencia mundial, tanto en términos geopolíticos como económicos. En el Consejo Europeo que tiene lugar en la capital europea, los principales mandatarios tienen que romper los obstáculos para decidir cómo financian a Ucrania en su guerra contra Rusia y si se quieren convertir en una potencia comercial cerrando el acuerdo con Mercosur.
Europa vive una encrucijada en un momento en el que Donald Trump no duda en interferir en la política europea con el apoyo a los partidos de ultraderecha y acusando a los países de la UE de “blandos”, mientras que Vladímir Putin llama “cerditos” a los europeos y tira las esperanzas de paz prometiendo que se va a apoderar de lo que llama sus “territorios históricos” en Ucrania. Hay temor en las instituciones europeas de que Moscú y Washington estén instigando la división en el seno de Europa para evitar un acuerdo sobre la financiación de Ucrania.
Tras el abandono de Trump de la financiación de armamento a Ucrania, la Unión Europea lleva enfrascada meses tratando de convencer a Bélgica para que permita utilizar los 180.000 millones en activos congelados rusos que están depositados en la empresa belga Euroclear. Estos activos servirían para un préstamo de reparación que permitiría financiar al Ejército ucraniano durante los dos próximos años en su guerra contra Rusia.
Encontrar una solución financiera para Ucrania puede cambiar el destino de la guerra. Tanto es así que políticos belgas y altos ejecutivos financieros de Euroclear han sido objeto de una campaña de intimidación orquestada por la Inteligencia rusa con el objetivo de evitar que Bélgica permita el uso de los activos rusos inmovilizados. Los funcionarios de seguridad indicaron al periódico The Guardian que la campaña es responsabilidad de la Inteligencia militar GRU de Rusia.
La UE aprobó el pasado viernes congelar a perpetuidad los fondos del Banco Central de Rusia inmovilizados y Rusia respondió con una demanda ante el Tribunal de Arbitraje de Moscú contra Euroclear. La institución monetaria rusa ha denunciado a la empresa por daños y perjuicios causados por el uso no autorizado “directo o indirecto” de los miles de millones de euros en activos bloqueados, según la agencia rusa Tass.
Ante las amenazas de Rusia, Bélgica ha pedido al resto de países europeos que ofrezcan garantías para compartir los posibles riesgos o que la Comisión Europea encuentre otras opciones de financiación para Ucrania, donde estaría una posible emisión de deuda conjunta.
Este miércoles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, durante un discurso en el pleno del Parlamento Europeo ha abierto la puerta a la emisión de deuda conjunta para financiar a Ucrania. “Propuse dos opciones diferentes para este próximo Consejo Europeo, una basada en activos y otra basada en el endeudamiento de la UE. Y tendremos que decidir qué camino queremos tomar. Pero una cosa está muy clara: tenemos que tomar la decisión de financiar a Ucrania durante los próximos dos años en este Consejo Europeo”, apuntó Von der Leyen.
La diatriba a la que se enfrenta la UE es que al veto de Bélgica a la utilización de los activos congelados rusos se han unido Italia, Bulgaria y Malta, más proclives a la solución de la deuda conjunta, además de Hungría y Eslovaquia, que mantienen una posición prorrusa en el conflicto de Ucrania. Pero la aprobación de una emisión de deuda conjunta exige un voto a favor por unanimidad: ni Holanda ni los países nórdicos y, sobre todo, Alemania están por la labor de utilizar un instrumento que en sus respectivas poblaciones provoca resquemor.
De hecho, el canciller alemán Friedrich Merz advirtió este lunes que la UE estaría “gravemente herida durante años” si los 27 no utilizan los activos rusos congelados. “Le mostraremos al mundo que, en un momento tan crucial de nuestra historia, somos incapaces de unirnos y actuar para defender nuestro propio orden político en el continente europeo”, añadió Merz.
Hay una opción para evitar que la unanimidad frene la toma de decisiones que ha invocado Bélgica: el artículo 122 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea permite actuar de manera más rápida y sorteando el veto de los países ante situaciones de emergencia o de crisis económica. La Comisión Europea asegura que la estabilidad de la economía de la UE, afectada por la guerra de Rusia en Ucrania, permite utilizar esta fórmula, aunque fuentes diplomáticas añaden que la decisión que se adopte, ya sea deuda conjunta o activos rusos, debería ser con el apoyo de todos los países. Las mismas fuentes diplomáticas aseguran que este Consejo Europeo no se cerrará sin una solución para Ucrania: “La seguridad de Europa es lo que está en juego”. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, acudirá a Bruselas a la reunión con los líderes de los 27 países.
Tras 25 años de negociación, Mercosur sigue en el aire
Aunque no estaba en el orden del día, la posibilidad de un retraso en la firma del acuerdo comercial de la UE con Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) ha abierto un nuevo frente de crisis en un momento en el que Europa necesita posicionarse como una potencia comercial frente a la política arancelaria de Donald Trump. Sin embargo, Francia e Italia han pedido que se retrase la ratificación del tratado comercial, programada para este sábado en Brasil, ante lo que califican de falta de garantías para los agricultores europeos.
Ni siquiera la aprobación por parte del Parlamento europeo este martes de un endurecimiento de las salvaguardas para proteger a la agricultura europea ante la llegada de productos latinoamericanos ha calmado las exigencias de los líderes de Francia e Italia, Emmanuel Macron y Giorgia Meloni, que han insistido en incrementar la protección para los agricultores de sus respectivos países.
Los líderes europeos esperan que durante la cena del Consejo Europeo, en los que se abordará la posición geoeconómica de la UE, se consiga llegar a un acuerdo para cerrar un tratado comercial que se ha estado negociando durante 25 años. El eurodiputado socialista Bernd Lange, presidente de la comisión de Comercio del Parlamento Europeo, ha señalado que “si el 20 de diciembre no se firma, el acuerdo muere y eso va a tener terribles consecuencias para la Unión Europea y para el futuro para otras relaciones comerciales con el mundo”.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, señaló: “Espero que mi amigo Macron y la primera ministra Meloni, de Italia, asuman la responsabilidad (…) y traigan la buena noticia de que van a firmar el acuerdo y de que no van a tener miedo de perder competitividad con el pueblo brasileño”. Lula subrayó que los países suramericanos ya están “cediendo más” que los europeos y aseguró que los dos bloques comerciales deberían firmar el tratado este sábado, durante la cumbre semestral del Mercosur.
El influjo de la ultraderecha
En este momento de crisis en Europa, los partidos de ultraderecha europeos están adoptando más protagonismo. Donald Trump ha celebrado “con gran optimismo” la “creciente influencia de los partidos patrióticos europeos” en su estrategia de seguridad nacional, dando mayor empuje a Giorgia Meloni, Viktor Orbán y otros líderes ultras. Por eso, no es de extrañar que sea Meloni ahora una de las protagonistas que pone en cuestión tanto la estrategia comercial de la UE con el acuerdo con Mercosur como la posición contraria a la utilización de los activos rusos congelados.
En el caso de Alemania y Francia, los dos países que eran más fuertes en el seno de la Unión Europea, acusan una crisis institucional y económica bajo la amenaza de la llegada al poder de los partidos de la ultraderecha. Macron ha adoptado una postura beligerante frente a Mercosur ante la necesidad de posicionarse en defensa de los agricultores franceses ante el ascenso de los ultraderechistas de Agrupación Nacional, nacionalistas y proteccionistas que van ganando terreno electoral frente al libre comercio que proponen las instituciones europeas.
Por su parte, Merz desecha la adopción de deuda conjunta para financiar a Ucrania frente a Rusia por el desgaste que supondrían entre su electorado esta decisión y el partido que le podría sacar la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD). Los ultras de AfD se han opuesto públicamente a apoyar militarmente a Ucrania y se han posicionado a favor de que Kiev haga concesiones territoriales a Rusia para llegar a un acuerdo de paz, como propuso Trump en su plan de pacificación.
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