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Putin reclama la purificación de Rusia en su discurso más siniestro

Vladímir Putin en su despacho.

Iñigo Sáenz de Ugarte

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A Vladímir Putin le han molestado las imágenes que llegan de países como Turquía y Georgia, donde decenas de miles de jóvenes rusos se han refugiado por creer que ya no hay futuro para ellos en la Rusia actual después de la invasión de Ucrania. La televisión pública rusa emitió en la noche del miércoles un fragmento de un discurso de Putin en una reunión con altos cargos del Gobierno. Fueron poco más de dos minutos, pero su contenido es muy revelador por la furia con que Putin expresó su desprecio por los disidentes o los que han perdido toda confianza en el futuro del país.

En el día en que las declaraciones de los negociadores rusos y ucranianos apuntaban a un cierto optimismo sobre los avances conseguidos, el durísimo discurso del presidente revela mucho acerca de su personalidad y sus intenciones. En especial, de lo que piensa sobre los que se oponen a la invasión de Ucrania o a su Gobierno. Los tacha de traidores con el lenguaje más despectivo posible, gente dispuesta a aliarse con los enemigos del país para destruirlo.

Los califica de quintacolumnistas al servicio del plan de Occidente que busca destruir Rusia. Los rusos sabrán cómo ocuparse de ellos. Y se refiere a la necesaria “autopurificación de la sociedad”, un lenguaje de reminiscencias claramente totalitarias al describir a los enemigos internos de Rusia como insectos que deben ser eliminados.

Putin los describe como una minoría decadente que no puede prescindir de los lujos (cita el foie gras y las ostras, como si sólo consumieran productos de lujo) o de sus ideas extranjerizantes. Se refiere a “las llamadas libertades de género”, es decir los derechos de la mujer y del colectivo LGTBi, que son intolerables para la Rusia ortodoxa y tradicional. El mensaje de Putin se acerca mucho al habitual en los partidos de extrema derecha en Europa cuando denuncian lo que denominan “la ideología de género”.

Es un anuncio sin ambigüedades de una represión masiva contra todo disidente. Ni siquiera se refiere a las fuerzas de seguridad, quizá porque lo que quiere decir es que son los propios ciudadanos rusos los que se tienen que ocupar de acabar con esos traidores.

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