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The Guardian en español

ANÁLISIS

Cuál es la situación militar en Ucrania ahora y qué efecto pueden tener las armas occidentales

Un tanque ruso capturado por el ejército ucraniano

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Mientras la guerra en Ucrania entra en una nueva fase, los países de la OTAN han aumentado gradualmente el suministro de armas a Kiev. De manera silenciosa han traspasado el límite que se habían autoimpuesto al principio de la crisis los gobiernos occidentales de entregar solo armas defensivas.

La clave sigue siendo saber si esta escalada gradual en la entrega de armas podrá evitar una represalia de Rusia o si podrá cambiar el rumbo de la batalla ahora que Moscú trata de librar una guerra más convencional entre militares en el Donbás.

Según Phil Osborn, exjefe de inteligencia de defensa en el Reino Unido, la cuestión para Ucrania “va a ser hasta qué punto Occidente se vuelca en el armamento ofensivo y lo absolutamente esencial es asegurar que se mantiene y aumenta el suministro de equipamiento militar crítico”.

El Ejército ucraniano pasó las primeras seis semanas de la guerra tratando de eliminar las columnas acorazadas rusas invasoras con una infantería ligera de bazucas antitanques. Las malas tácticas de los rusos y la determinación de los ucranianos lograron que los atacantes, sobrepasados, cejaran en sus ataques contra Kiev, y contra Chernígov y Sumy, en el noreste del país.

Pero Ucrania tiene que enfrentarse ahora a las fuerzas rusas en el este y el sur, donde han logrado avances más fáciles de defender y con posiciones más consolidadas.

Suministro de armas ofensivas

Esta semana se ha sabido que la República Checa ha enviado una docena de tanques T-72 de diseño soviético, piezas de artillería tipo obús y vehículos blindados de la clase BMP-1. Todo un cambio sobre el suministro de “armas ofensivas” que los políticos occidentales decían no estar dispuestos a enviar.

No es suficiente para compensar mínimamente los 94 tanques que, según los investigadores de Oryx, Ucrania ha perdido hasta ahora en los combates. Polonia podría proporcionar otros 100 tras llegar a un acuerdo el martes para comprar 250 tanques Abrams de EEUU por valor de 4.750 millones de dólares. Según la información del periódico The Times, Reino Unido está estudiando la posibilidad de enviar blindados no letales a Ucrania para labores de patrulla y reconocimiento.

El pronóstico es que la siguiente fase de la guerra, que aún puede ser decisiva, se desarrollará en el Donbás y durante el próximo mes. Los objetivos para las fuerzas rusas serían tomar Mariúpol, crear un puente terrestre hacia Crimea, ampliar la zona de ocupación en las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk, y tal vez también rodear a la principal fuerza de combate que los ucranianos dirigen contra el invasor.

Es una lucha que tendrá lugar en abril. Los servicios secretos occidentales estiman que el presidente ruso, Vladímir Putin, buscará un “éxito que se pueda anunciar” para el 9 de mayo, cuando se celebra el tradicional desfile del Día de la Victoria en recuerdo del final de la Segunda Guerra Mundial.

La lucha dependerá del material que Occidente esté dispuesto a suministrar. Un puñado o dos de tanques checos y los cuatro blindados Bushmaster enviados por Australia no supondrán una gran diferencia. “Si ya hubiéramos conseguido lo que necesitábamos, todos estos aviones, tanques, artillería, armas contra misiles y contra buques de guerra, podríamos haber salvado a miles de personas”, dijo a principios de la semana el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

Estados Unidos anunció el miércoles pasado el envío de nuevos misiles antitanque Javelin por valor de 100 millones de dólares. El viernes ya se había comprometido a entregar equipamiento por valor de 300 millones de dólares, con dos nuevos grupos de armas diseñadas para ayudar a las fuerzas ucranianas en su ataque contra los rusos.

El lote del viernes incluía “sistemas de cohetes guiados por láser”. Según los expertos, se trata de cohetes APKWS que suelen montarse en aviones y, posiblemente, en drones. También pueden emplearse en tierra, donde ayudarían a contrarrestar la preponderancia de la artillería pesada rusa que tantas bajas ha causado en Ucrania.

El mismo lote también incluye 10 drones de combate Switchblade 600, con un alcance de 90 kilómetros y autonomía de 40 minutos. Incorporan la misma ojiva antitanque que el Javelin y servirán para reemplazar a los drones turcos TB2 perdidos, dando más opciones al ejército ucraniano en el campo de batalla.

Según Nick Reynolds, experto en guerra terrestre del think tank Rusi, los drones Switchblade son “una necesidad urgente” para Ucrania porque ayudarán a “atacar los nodos de mando rusos, los vehículos de guerra electrónica, los centros logísticos, la artillería y los sistemas de defensa aérea en profundidad”, llegando muy por detrás de la línea del frente en el Donbás.

No hay dudas de que el creciente suministro ayudará a Ucrania a luchar contra la segunda fase del ataque ruso, pero lo más probable es que hasta finales de abril no haya una imagen clara del nuevo equilibrio de fuerzas. No está para nada garantizado que Ucrania pueda aliviar el sitio de Mariúpol, por ejemplo, si no cuenta con más tanques.

Mientras tanto, los objetivos de Occidente son cada vez menos claros. ¿Se trata de ayudar a Ucrania a forzar al Kremlin a conversaciones de paz? ¿O el objetivo es infligir una derrota más dura que podría provocar a un presidente ruso imprevisible?

Como advirtió este miércoles el miembro de un gobierno occidental, intentar forzar la salida de las fuerzas rusas de Crimea y de las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk sería algo “fundamentalmente diferente” por “la forma en que Rusia defenderá esos intereses”.

Una traducción de Francisco de Zárate.

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