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Saharauis en huelga de hambre en Barajas: “España era nuestro segundo país, ahora nos sentimos rechazados”

Concentración contra la deportación de saharauis en el aeropuerto de Barajas

Fabiola Barranco

Madrid —

Este sábado, el avión de Iberia con destino a Argel a las 11.40 de la mañana tenía previsto despegar con 14 pasajeros saharauis, que llevan varios días en la “sala de inadmitidos” del Aeropuerto de Barajas Adolfo Suárez para solicitar asilo. Todos ellos forman parte de un grupo de cerca de 70 ciudadanos saharauis que han pasado por estas dependencias en la última semana y denuncian “desprotección” y “expulsiones o denegaciones aleatorias” de los trámites de protección oficial. Por estos motivos, muchos de ellos emprendieron una huelga de hambre que mantienen hasta el día de hoy, a pesar de celebrarse durante este fin de semana la fiesta de Eid Al Adha, o del cordero, la mayor festividad de los musulmanes.

“Nos llevaron al avión y cuando tenía que despegar nos pusimos de pie y pedimos nuestros derechos como refugiados, pero la policía nos ató las manos de dos en dos”. Este es el relato de Bumraha Mohamed, un saharaui de 24 años que atiende el teléfono en un perfecto castellano, desde la cabina instalada en la sala de inadmitidos del aeropuerto por donde pasan una media de 150 personas cada semana.

Este joven, que estudió enfermería en una escuela de los campamentos de refugiados saharaui levantados en una de las zonas más áridas del desierto en Argelia, conoce bien España porque durante siete veranos de su infancia convivió con una familia de acogida en Extremadura, dentro del marco de Vacaciones en Paz. “España era nuestro segundo país, pero ahora nos sentimos rechazados”, lamenta.

Esta frustración viene tras permanecer varios días en las inmediaciones del aeropuerto. “Nos separan de otras personas, la comida que nos han dado no es buena, no tenemos contactos con nuestras familias…”, se queja. También asegura que la Policía les ha advertido de que mañana domingo harán efectiva la deportación. En caso de producirse la expulsión, tanto este joven como el resto del grupo se muestran preocupados.

“No sabemos qué nos va a pasar en Argelia, si nos llevarán a los campamentos o nos detendrán, o nos dejarán ir o qué”, dice. Y es que, hasta el cierre de esta información, no han recibido ninguna señal por parte de algunos saharauis que han sido devueltos al país árabe. Esta cuestión también preocupa a activistas que están siguiendo el caso y que lamentan que no han recibido noticias del medio centenar de ciudadanos saharauis que calculan que ya han sido expulsados.

Solidaridad con los solicitantes de asilo

En mitad del trajín de gente que llega y vuelve arrastrando sus maletas por el aeropuerto que se genera en pleno final del periodo estival, un grupo de medio centenar de personas se ha concentrado en la puerta de llegadas de la Terminal 1 de Barajas, frente a la estatua de Botero. La protesta ha sido convocada por una veintena de asociaciones y colectivos –entre ellos SOS Racismo, CEAS o la Asociación Sin Papeles de Madrid– “para reivindicar la salvaguarda y efectividad en la protección” de quienes solicitan protección internacional, así como el cumplimiento de “las garantías del procedimiento”, según han plasmado en el comunicado.

Según portavoces de estas entidades sociales, la Policía ha negado a solicitantes de asilo la opción de contactar con servicios jurídicos de organizaciones especializadas en estos procedimientos y, además, señalan que las “admisiones a trámite o no de las peticiones de protección internacional están siendo totalmente arbitrarias”.

Javier G. Raboso, de la Plataforma de Apoyo Político al Pueblo Saharaui, ha destacado la “situación que sufre el pueblo saharaui desde hace 42 años en los campamentos de refugiados en Tinduf”, de donde proceden la mayoría de los solicitantes en huelga de hambre, y que esto les convierte en una población “extremadamente vulnerable”.

Ante el panorama de los últimos días, la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado presentó una queja denunciando situación de hacinamiento e insalubridad en las instalaciones del aeropuerto, ante el Defensor del Pueblo, cuya respuesta no tardó en llegar.

El pasado jueves, técnicos de la institución realizaron una visita sin previo aviso a la sala de asilo de Barajas en la que pudieron entrevistarse con los saharauis y funcionarios. Durante su visita detectaron carencias en la comida y las instalaciones, que, según explican, “no cuentan con los servicios mínimos para la atención específica que requieren los menores de edad”.

Ya el pasado tres de agosto, antes de que llegara el mencionado grupo de ciudadanos saharauis procedentes de los campos de refugiados de Argelia, el Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, acudió a la oficina de asilo del aeródromo madrileño y constató que la capacidad de las dependencias y el personal con el que cuenta no son los adecuados para el número de personas que albergan. Además, señaló que las solicitudes de protección oficial presentadas en el aeropuerto se han cuadruplicado respecto al mismo periodo de 2016.

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