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Madrid improvisa la respuesta a las consecuencias del temporal y anticipa un choque con el Gobierno por las ayudas

Varios coches atrapados por la nieve en la calle Francia en Pozuelo de Alarcón, Madrid (España) a 11 de enero de 2021.

Sofía Pérez Mendoza / Fátima Caballero / Irene Castro

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Cuatro días después del inicio de la tormenta Filomena, Madrid intenta salvar los muebles a golpe de improvisación mientras sienta las bases de un nuevo choque con el Gobierno de España por las ayudas para recomponer los daños provocados por una nevada de 30 horas. Ni la Comunidad ni el Ayuntamiento, ambos gobernados por PP y Ciudadanos, tienen una hoja de ruta clara sobre cómo proceder y van actuando “según las necesidades”. “No hay previsión, vamos al día viendo qué se necesita”, admite un portavoz del Gobierno dirigido por Isabel Díaz Ayuso. La corporación municipal liderada por José Luis Martínez-Almeida asegura que está “a seguir respondiendo con toda la maquinaria municipal” después de que “toda la ciudad se haya visto desbordada por un tsunami de nieve”.

En la capital, cuestiones como la limpieza de las calles o la retirada de los 150.000 árboles afectados por el temporal, según los cálculos del Consistorio, avanzan según pasan las horas aunque el alcalde ya ha avisado de que la ciudad no se verá libre de nieve hasta dentro de varias semanas. La Comunidad de Madrid no espera empezar a recoger los árboles caídos y “obstáculos peligrosos” hasta finales de semana, aunque dice que la fase de normalidad “no absoluta” llegará a partir del próximo lunes. De momento, el Gobierno regional admite que no hay una planificación clara de cuáles son los pasos a dar y esgrime que lo prioritario ahora es garantizar el suministro alimentario, sanitario y eléctrico para evitar el desabastecimiento.

La evacuación de los copos acumulados quedó en manos de los vecinos durante el fin de semana ante la falta de medios públicos mientras el Ayuntamiento despejaba las principales vías con refuerzos de quitanieves prestados por Murcia y Andalucía. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, defiende que se repartieron miles de kilos de sal “antes de la tormenta” para defender la “previsión” con la que el Ayuntamiento actuó y su equipo asegura que los quitanieves “empezaron a funcionar el mismo jueves” tras comenzar las reuniones del Plan de Emergencias Invernales a principios de la semana pasada. En la Comunidad aseguran que han repartido 100 toneladas de sal a los municipios y que han comprado 150 más.

Pero los servicios de emergencia relatan, sin embargo, que trabajaron a destajo sin planificación previa para afrontar lo que se vivió en la región entre el viernes y el domingo, según el testimonio de trabajadores del 112 y Bomberos. “No tengo ni idea de los protocolos para próximos días pero a nivel de gestión no ha cambiado nada. Se tramitan los avisos de la misma manera”, cuenta Borja Rocandio, presidente del Comité de Empresa del 112. El servicio ha llegado a acumular tiempos de espera de 90 minutos. Los trabajadores pidieron a la gerencia un alojamiento ante la previsión de que la llegada al centro de control, situado en Pozuelo de Alarcón, fuera complicada pero no fueron escuchados, según el delegado sindical. La llamada de emergencia para reclutar personal en Samur se produjo a las ocho de la tarde del viernes, precisan desde UGT. Este servicio, sin embargo, sí se ha reforzado con tres UVI móviles extra y cinco unidades de soporte básico más, de acuerdo con los datos que maneja el sindicato.

Los bomberos del Ayuntamiento de Madrid, maltrechos en personal desde hace años, se encontraron el pasado sábado sin cadenas en los parques para rescatar a personas en la carretera. Muchos patinaron, se quedaron atascados o no pudieron si quiera salir, relata un efectivo que prefiere no dar su nombre. “Fue un desastre, fue de pasar miedo”, prosigue. La salvación fueron los nuevos todoterrenos que había recibido el Ayuntamiento hacía apenas dos semanas. El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, firmó un decreto este lunes que obliga a que a partir de ahora haya 235 efectivos en los parques. Ahora hay unos 100 porque la plantilla sufre una merma histórica.

Los bomberos forestales, adscritos a la Comunidad de Madrid y destinados a trabajar en incendios en el monte, se quejan de que nadie ha contado con ellos para el dispositivo de emergencia hasta que lo denunciaron públicamente. “Nos han tenido hasta el lunes parados. Ya hay algunas brigadas que están limpiando los alrededores de sus zonas pero se ha tenido que denunciar para que nos movilizaran”, reclama José Morilla, del sindicato FIRET. Los sanitarios, con la tercena ola de la Covid-19 acechando, tuvieron que buscarse la vida para poder llegar a sus puestos de trabajo y otros muchos doblaron y triplicaron turnos.

La recogida de basuras es otro problema para el que el Consistorio madrileño aún no tiene una solución cerrada. El área de Medio Ambiente y Movilidad está planteando instalar cubos en las principales vías, avanzó el domingo el delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, pero de momento el servicio lleva suspendido tres días y los residuos empiezan a desbordar los contenedores. En el Ayuntamiento no hay previsión de que la recogida se reanude “hasta el miércoles o el jueves” y Almeida pide a los madrileños que “no saquen los residuos a la calle”.

En cuestión de transporte público, Metro ha funcionado con escasísimas interrupciones en lo más duro del temporal y ha prestado servicio durante toda la noche de manera excepcional, aunque el consejero de Transportes, Ángel Garrido, admitía este lunes las aglomeraciones y las achacaba a un aumento de la demanda de en torno a un 20% y a que algunos trenes no han podido salir porque se encuentran también atrapados por la nieve.

Sin embargo, los autobuses urbanos continúan sin ofrecer servicio, a excepción del que conduce al hospital Enfermera Isabel Zendal, que está operativo. El Comité de Empresa de la Empresa Municipal de Transportes ha pedido al Ayuntamiento que habilite unas lanzaderas de manera urgente desde cada barrio para evitar que algunas zonas queden incomunicadas como ha hecho la Comunidad de Madrid con los principales corredores de la región (A-6, A-3, A-2 y A-5). El alcalde ha avanzado a última hora que este martes se reanudará el servicio en 27 líneas -aunque no todas de forma completa- “que circulan por las vías de alta capacidad” de la ciudad, además de una especial para los trabajadores de Mercamadrid.

Confrontación también por Filomena

Hasta este domingo, la confrontación política había quedado relativamente al margen de la emergencia. Pero la situación da síntomas de volver a enconarse entre Madrid y el Gobierno de Pedro Sánchez. Esta vez a cuenta de la declaración de “zona catastrófica”, una competencia del Ejecutivo central que pueden solicitar los ayuntamientos “cuando se produzca una emergencia cuya magnitud requiera para su recuperación la intervención de la Administración General del Estado”. Los gobiernos autonómico y municipal, liderados por Ayuso y Almeida, ya han anunciado que están estudiando pedirlo.

El Gobierno de Pedro Sánchez se escuda en la imprevisible magnitud de la nevada ante el colapso que supuso este fin de semana y que aún no está ni mucho menos resuelto, y rechazó en un primer momento la declaración de Madrid como “zona catastrófica” tras el primer anuncio del alcalde el domingo. “No hay daños importantes ni a bienes públicos ni privados”, sentenció el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, en una comparecencia en la que admitió que la nevada que dejaba la tormenta Filomena era una “una situación distinta” a las que recientemente conllevaron la “declaración de zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil” para la puesta en marcha de medidas y ayudas excepcionales ante el paso de las DANA que provocaron graves inundaciones en varias provincias. 

Estas palabras revolvieron a los conservadores. “La declaración de zona catastrófica de Madrid no tendría que ser un problema para un Gobierno manirroto porque para otras cuestiones gasta enloquecidamente”, dispuso la presidenta regional en una entrevista en esRadio. La dirigente del PP, pese a estas declaraciones, ha mostrado en la gestión de la tormenta un perfil más bajo de lo habitual y ha llegado a poner en valor la coordinación con la UME mientras en Génova elevaban el tono. De hecho, no hizo apariciones públicas de ningún tipo hasta el sábado. “Más le valdría humildad y tomar ejemplo de Casado –que apareció con una pala achicando nieve ante las críticas del PSOE– y de los que como él arrimaron el hombro”, se quejó en Twitter la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, cuya formación sostiene que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estuvo desaparecido en los dos primeros días de la tormenta. El regidor capitalino y también portavoz nacional, por su parte, pedía “prudencia” al Ejecutivo de Sánchez. “Están denegando una solicitud que no se ha hecho. No parece razonable”, apuntaba a primera hora del lunes.

Prácticamente en paralelo a estas reacciones, cambiaba el discurso del Gobierno de España. El Ejecutivo no descarta aprobar más adelante esas medidas excepcionales, aunque insiste en que primero hay que evaluar los daños que quedan para determinar si cumplen las condiciones para la declaración. Para ello, invita a las administraciones correspondientes –la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos, entre ellos el de la capital– a que colaboren en ese inventario. “Ahora estamos en esa fase de respuesta de que los servicios públicos funcionen desde un primer momento, que las infraestructuras no se vean afectadas y empezando a evaluar todos los perjuicios y facilitar una respuesta del Gobierno central a las necesidades que trágicamente están surgiendo”, resumía Marlaska en una entrevista en RNE, que pedía “no anticiparse”. El delegado del Gobierno de Madrid, José Manuel Franco, se pronunciaba en la misma línea a última hora del lunes.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, aprovechó una de las comparecencias en Moncloa para advertir de que “nunca cuando ocurre una situación, como la pandemia, es aceptable la utilización política”. “Entendemos que todas las administraciones tienen que trabajar unidas, no se puede hacer una utilización política con una finalidad claramente partidista”, zanjó Robles, a la que las diversas administraciones han agradecido el despliegue de la UME.

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