Historiadores y sociedad civil dialogan en Lavapiés sobre memoria colonial o el término Reconquista
Historiadores y otras hierbas diversas se darán cita este fin de semana en Lavapiés en el Segundo Festival de Historia Pública para tratar temas complejos que apelan tanto a la investigación histórica como a la sociedad civil y a nuestro presente más urgente.
El escenario, una corrala popular de la calle Carlos Arniches convertida en centro de la cultura, acompaña en la idea de mezclar academia y calle. El Centro Cultural La Corrala, sede del Museo de Artes y Tradiciones Populares gestionado por la Universidad Autónoma de Madrid.
Pero, qué es exactamente la historia pública. Se lo hemos preguntado a Jesús Izquierdo, investigador de la Universidad Autónoma de Madrid y presidente de la asociación Historia Pública:
“La historia pública nace de una lógica que es la de poner en contacto el mundo académico profesional con el tipo de relato que se hace fuera de él. Con dispositivos como el videoclip, el cómic, la literatura histórica, el documental, el cine…Lenguajes que pululan por los márgenes del mundo académico y por los que este habitualmente pasa de largo. Es una lógica que también es política en el sentido de democratizar el conocimiento histórico”, explica Izquierdo.
La idea de la asociación surgió en un momento difícil, en pleno confinamiento, y dialoga con un movimiento internacional en la misma onda a través de la International Federation for Public History. El viernes, de hecho, intervendrá en el festival Thomas Cauvin, antiguo presidente de esta federación.
La sesión del viernes es más reflexiva, con dos talleres que versan sobre “conceptos que están ahora mismo discutidos en el ámbito de lo público”, explica Izquierdo. “Por un lado el concepto de lo colonial. Hablamos de memoria democrática pero no se cita en ningún momento la memoria colonial en la nueva Ley”. El otro taller al que se refiere tiene que ver con la idea de Reconquista, “estamos en pleno debate sobre si se reforma la entrada de la Real Academia de la Historia, muy arcaica y que consideramos que habría que revisar”. Además, habrá una mesa redonda sobre distintos proyectos en el ámbito de la historia pública y otro taller más sobre lugares de la memoria en contextos de trauma. “Por ejemplo, España”, explica el historiador, que se refiere a los efectos aún presentes del conflicto del 36.
No es habitual que, en debates historiográficos complejos como los planteados en el anterior párrafo, participen junto con los especialistas un grupo de recreación histórica de la Guerra Civil o representantes de asociaciones de la sociedad civil como SOS Racismo Madrid, entre otros actores invitados.
La del sábado será una sesión más festiva. “Mucho más abierta, menos encorsetada en el mundo de la discusión”. Habrá exposición y sesión de pósters de activistas y asociaciones; una intervención visual y sonora diseñada por el arquitecto Jesús Plasencia, y actuarán Luisa y Cuco Pérez, dos cantantes de Segovia que han recuperado el cancionero de los refugiados españoles en los campos de concentración franceses.
Los miembros de Historia Pública tienen ganas de salir del castillo del historiador profesional, donde el eco de sus discusiones rebota en las paredes sin permear en la sociedad. “Para mí el término más preciso sería democratizar la democracia –explica Jesús Izquierdo–, en el sentido de poner a ciudadanos a discutir sobre el presente, sobre el futuro…pero también sobre el pasado. Dar pie a que los ciudadanos sean, no solo los actores del pasado, sino también los autores de la historia; coprotagonistas de la generación de los relatos. Sin que esto signifique que los historiadores nos tengamos que retirar”.
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