Galería de Bolardos, el tesoro artístico oculto en la calle más escondida de Malasaña
Hay una calle en Madrid donde el gris se ha tornado multicolor. Sobre los adoquines típicos de Malasaña se levantan unos elementos que normalmente sirven para separar las aceras de los coches y que más de una vez provocan golpes en las espinillas de los peatones y en los guardabarros de los turismos.
Sin embargo, en la Galería de Robles (pincha aquí para ver su ubicación) los bolardos son obras de arte. Pequeñas esculturas policromadas con motivos originales, a veces simpáticos y otras veces más profundos... son el resultado de dar a un artista un soporte insospechado y ver qué depara su ingenio sobre él.
Los bolardos se intervinieron -con permiso municipal- durante ¡Pinta Malasaña! 2016, el evento cultural celebrado el 17 de abril y en el que un centenar de artistas intervinieron otro centenar de cierres comerciales y un buen número de espacios urbanos del barrio. Una jornada que abarrotó de público las calles de Malasaña y que sirvió de paso para dar un colorido especial a una pequeña calle de Madrid.
Bolardos que simulaban ser lápices, cigarrillos, faros o personas se mezclaron con otros de denuncia social y algunos más abstractos, conceptuales pero de tremenda fuerza. Todos pintados por parte de los artistas que poco antes habían estado interviniendo los cierres de Malasaña y que adaptaron sus propuestas a estos pequeños formatos.
La propuesta de intervenir el bolardo formaba parte de la sección oficial de ¡Pinta Malasaña! y, como tal, se repartió un premio entre los trabajos más destacados. El ganador fue Alejandro Ontiveros Robles, cuya propuesta-performance de círculos concéntricos cautivó al jurado del certamen.
Este es el catálogo de bolardos intervenidos durante ¡Pinta Malasaña! 2016 que cambió por un día (¿tal vez para siempre?) el nombre de la calle a Galería de Bolardos . Pincha en cada uno para ampliar su foto (CRÉDITO DE LAS IMÁGENES: ¡PINTA MALASAÑA!)¡PINTA MALASAÑA!.
Además de todos estos bolardos que entraron a concurso quedaron cerca de una treintena sin cubrir durante ¡Pinta Malasaña!, debido a que varios artistas que pensaban intervenir en ellos no llegaron a tiempo de hacerlo.
Por ello, dos semanas después, durante las Fiestas del 2 de Mayo, una convocatoria esta vez más abierta y popular sirvió para terminar de decorar la calle en la mañana del 30 de abril, con algunas intervenciones de gran calidad y otras más amateur. Vecinos, artistas, padres e hijos acudieron a pintar en grupo y este fue el resultado:
Los vecinos, encantados
Los vecinos, encantados
“Vivo aquí desde hace 45 años y jamás había visto pasar tanta gente por esta calle”, comenta una vecina de Galería de Robles.
La acción de pintar los bolardos ha puesto en el mapa de Madrid a esta calle llena de encanto y que para este periódico siempre ha sido muy especial, ya que durante algo más de dos años tuvimos situada nuestra redacción en un bajo del número 5.
Helios, dueño del añejo Café Ajenjo, situado en esta tranquila vía, se ha convertido en una especie de guardián de las intervenciones artísticas de los bolardos y, buen conocedor de la opinión de sus vecinos, proclama que todo el mundo desea que esta acción se convierta en clásica y que “por nada del mundo” al Ayuntamiento, hipotéticamente, se le ocurra ordenar que estos vuelvan a su aspecto original: “Le planto un documento con firmas de todos los vecinos para que esto se quede así en un visto y no visto”, asegura, al tiempo que rememora como algo extraordinario el 17 de mayo: “Mientras se estaban pintando los bolardos comenzaron a asomar a los balcones de la calle todos los vecinos y eso que aquí rara vez ves gente en ellos. A la mayoría la acción los pilló por sorpresa y su reacción no pudo ser mejor”.
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