Madrid pierde su puerta a la umbraesfera por las obras de un parking
Madrid se ha quedado sin su puerta hacia la umbraesfera, una placa que invitaba a soñar en otros mundos desde el mismo centro de la ciudad, a escasos metros de la Gran Vía. La placa circular que daba acceso a este espacio interestelar estaba en la plaza de la Luna y tenía, según la propia inscripción que lucía en su relieve, un “incalculable valor”, por haberse convertido en “la conexión entre todas las sombras, la oscuridad y las penumbras”.
La placa era una creación del artista Eames Demetrios, quien desde el año 2008 ha ido colocando portales como este por todo el mundo, recreando el mundo imaginario de Kcymaerxthaereal. En España hay otras cinco y la de Madrid, despositada en 2011, recuerda el lugar en el que “Nobunaga-Ventreven, recién llegado de los gwomes de liquen, en el lugar que denominamos Soria, siguió la ruta más veloz a pSegolene, un sitio tan inaccesible como remoto, pero que, una vez que se llega, el viajero se encuentra paradójicamente cerca de cualquier otro punto del universo”.
Este portal interdimensional fue retirado hace unos días por los obreros que reforman el aparcamiento municipal sobre el que se encontraba. De momento se desconoce dónde ha sido colocado la loseta y si su cierre tendrá algún efecto sobre la que Demetrios asegura que era la función de la antiguamente conocida como la Plaza de las Lunas, la de “preservar la riqueza de Kcymaerxthaere”.
De momento, en el Ayuntamiento nos cuentan que aún no han decidido si van a recolocar este túnel mágico cuando acaben las obras. “Se verá más adelante”, indican desde el área de Movilidad sobre la vuelta de esta placa a la plaza que, en realidad, se llama Soledad Torres Acosta.
El texto de la puerta a la umbraesfera de Madrid
Hoy la llamamos la Plaza de la Luna pero su nombre original era Plaza de las Lunas, debido a que el resplandor de éstas demarcaban los límites de la plaza. En los tiempos de Kcymaerxthaereal, cada 257 órbitas de nuestra luna visible, convergían en este lugar, eclipsándose, las 29 lunas invisibles de las 29 dimensiones alternativas (cada una simbolizando los 29 infinitos negativos de cualquier xthaere), todas ellas en su plenitud (algunas eran más grandes que nuestro planeta), reunidas en este espacio. Esta conjunción de fuerzas puede ser la causa o la consecuencia de que esta plaza sea un portal insólito de incalculable valor, una puerta aparentemente pacífica hacia la umbraesfera, la conexión entre todas las sombras, la oscuridad y las penumbras de este planeta que llamamos Tierra.
Esta plaza era antaño peligrosa, ya que las distintas series dimensionales de sombras encadenaban sus zonas más oscuras, formando una ruta de viaje poderosa en la umbraesfera, que era transitada por los viajeros más audaces para evitar las ywrengs (fronteras del tiempo). Fue aquí, en la Plaza de las Lunas, donde Nobunaga-Ventreven, recién llegado de los gwomes de liquen, en el lugar que denominamos Soria, siguió la ruta más veloz a pSegolene, un sitio tan inaccesible como remoto, pero que, una vez que se llega, el viajero se encuentra paradójicamente cerca de cualquier otro punto del universo. Allí, tuvo lugar el encuentro con Eliala Mei-Ning, la mujer de la voz inconcebiblemente bella, dejando su huella en la Batalla de Sorne Times (Algunos Tiempos), donde Kmpass, el Urgende Dios de la Direccionalidad, fue derrotado cuando intentó destruir toda la complejidad del mundo. Es función y deber de la Plaza de la Luna preservar la riqueza de Kcymaerxthaere, por ello celebramos aquí cada año lineal la gloria y el claroscuro que define al Festival de las Lunas Restadas.
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