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Transversalidad o más izquierda: la militancia del PSOE de Madrid elige nuevo rumbo tras la debacle del 4M

A la izquierda, el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala. A la derecha, el diputado regional Juan Lobato.

Fátima Caballero

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Un alcalde o un diputado regional. Más izquierda o una apuesta por la transversalidad. Javier Ayala o Juan Lobato. La militancia del PSOE de Madrid –más de 14.000 inscritos– vota este sábado entre dos modelos para encarar el futuro más inmediato de la federación autonómica después de la debacle electoral del 4 de mayo y con la mirada puesta en 2023. Hubo más candidatos pero finalmente han sido el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, y el portavoz adjunto en la Asamblea de Madrid –antes alcalde de Soto del Real–, Juan Lobato, los que han llegado a la recta final de las primarias para elegir al nuevo secretario general del partido tras la dimisión el 6 de mayo de José Manuel Franco, el primer damnificado del batacazo del 4M, que llevó a la formación a perder 13 escaños y el liderazgo de la oposición tras el sorpasso en votos de Más Madrid.

Los movimientos para hacerse con el liderazgo de la siempre convulsa federación madrileña empezaron hace meses y el proceso culminará este sábado con las primarias. Lobato fue el primero en dar un paso al frente para liderar la secretaría general el mismo mes de mayo, una apuesta que intentó hace cuatro años, cuando Pedro Sánchez apoyó a José Manuel Franco, y cosechó el 20% de los votos. Importantes dirigentes consideraron entonces que se había precipitado en su anuncio en un momento en el que la gestora, controlada por Ferraz y Moncloa, pretendía focalizar el proceso en el programa antes de que se hablara de los nombres.

Una vez puesta la maquinaria de las primarias en marcha, el diputado regional se ha convertido ya en el favorito de Ferraz y Moncloa, aseguran diferentes fuentes a elDiario.es, para liderar la formación, aunque no ha recibido el apoyo públicamente. El candidato prefiere negar la mayor y recuerda que la militancia socialista, más la de Madrid, es imprevisible, recordando otros procesos del pasado como la elección misma de Pedro Sánchez en 2018 cuando se impuso a Susana Díaz y Patxi López.

Lobato cuenta con el apoyo del alcalde de Alcalá y de la mayoría del grupo parlamentario, además de la delegada del Gobierno, Mercedes González, y del secretario general de las Juventudes Socialistas de España, Omar Anguita. Ayala cuenta con el respaldo de los alcaldes del sur (Getafe, Alcorcón) y de Javier Guardiola, que es el líder de Madrid y que se presenta ahora al federal.

El exalcalde de Soto del Real quiso hacer exhibición de fuerzas el 4 de octubre, el día límite para la presentación de avales que dejó la carrera en dos candidatos, tras la renuncia de otros dos. Lobato presentó 4.000 firmas frente a las 2.500 de Javier Ayala. El voto no obstante es secreto este sábado y desde la candidatura del alcalde de Fuenlabrada se muestran “optimistas” por el “apoyo” que recibe “cada día de las agrupaciones y la militancia”.

Ambos candidatos dicen defender modelos diferentes para encarar el nuevo rumbo del partido. De entrada, Ayala ya ha dicho que sus aspiraciones se limitan a la de secretario general –además de alcalde de Fuenlabrada– frente al proyecto de Lobato, que incluiría la portavocía del grupo parlamentario socialista y encabezar la candidatura a las elecciones de 2023. El diputado regional ha rebajado esas aspiraciones en la última semana aunque en conversación con esta redacción reconoce que en los comicios de dentro de dos años, que califica de “difíciles”, no piensa esconderse y dará un paso adelante si es necesario.

En el equipo de Ayala dejan claro que su papel pasa por “hacer partido” y creen que esa ambición de Lobato juega en contra de eso. “Cuando unes un proyecto de partido a un proyecto de candidatura lo que acaba pasando es que pones al partido a tu disposición y la cosa no acaba bien”, defiende el regidor de Fuenlabrada en conversación con este diario. Preguntado por si apoyará la candidatura de Lobato en 2023 si consigue hacerse este sábado con la Secretaría General, Ayala defiende que su papel será impulsar un proceso de primarias aunque reconoce que su apuesta es que sean mujeres las que encabecen las candidaturas al Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad.

Transversalidad o más izquierda

El modelo que Ayala propone en este proceso de elección es el de “recuperar el espacio de la izquierda”, para recuperar al votante progresista que se ha ido a Más Madrid. “Hay que mirar a Vallecas, Fuenlabrada, Leganés, Móstoles... y no a los PAUs”, defiende en clara alusión a su compañero de contienda. “Cualquier duda sobre un proyecto nítidamente de izquierdas nos hará tener un mal resultado”, dice. Ayala defiende abiertamente que el modelo de “moderación” que defiende Lobato es “equivocado” y no duda en llamarse el candidato “de izquierdas” frente a unas propuestas que asocia más con Ciudadanos.

Preguntado por esta cuestión, Lobato defiende que el PSOE “es un partido de mayorías” y el “único capaz de mirar a izquierda y a derecha”. Por eso aboga por apelar al voto también de Ciudadanos, que antes apoyó a los socialistas y que ahora se ha quedado huérfano al no estar cómodo con un PP que mira constantemente a Vox.

Ayala también hace hincapié en que focalizará su liderazgo si logra hacerse con la Secretaría General en lo interno ya que, defiende, el trabajo del ganador debe ser ese: mirar hacia la organización y reunificarla porque ahora en Madrid, dice, “no hay partido”. “Mi compromiso es hacer una organización fuerte, con músculo para decidir entre todos cuál debe ser el futuro del partido. La candidatura de Juan Lobato es más personalista ya que busca ser el cabeza de cartel en 2023 y va a poner a trabajar al partido para conseguir ese objetivo. Lo que hay que hacer ahora es otra cosa, hacer una partido con identidad madrileña y autonomía”, defiende Ayala.

Durante el debate celebrado este miércoles en la sede socialista y moderado por la periodista de Telemadrid María José Escalera, ambos candidatos coincidieron en que el PSOE atraviesa una “situación muy mala” y “crítica” tras la debacle del 4M. Ayala habló de “bandazos” en la campaña y de “imposiciones” desde los despachos, entre ellas, la lista con la que los socialistas concurrieron a los comicios, plagada de nombres decididos desde La Moncloa. El diagnóstico de Lobato es algo diferente y defiende “un problema de comunicación” y de “conexión con la sociedad”. Los socialistas –asegura– “no han tenido la capacidad de seguir el ritmo de la sociedad y saber adaptarse”.

Pese a que dicen defender posturas enfrentadas, en cuestiones clave como la educación y los impuestos, ambos candidatos coinciden. Apuestan por la enseñanza concertada y recuerdan que fue impulsada por el PSOE, aunque aseguran que nunca debe ir en detrimento de la enseñanza pública, el modelo que ha diseñado el PP de Madrid las últimos dos décadas, defienden. En cuanto a los impuestos, están en contra que se diseñe el modelo fiscal desde fuera de Madrid, como un tirón de orejas al Gobierno y a otras autonomías socialistas, y señalan que Madrid no es un paraíso fiscal. Ambos coinciden en que hay que pensar para qué deben ser los impuestos y eso pasa por unos servicios públicos fuertes de calidad y que sean las rentas más altas las que paguen más. Eso sí, siempre desde la autonomía y sin injerencias.

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