Trabajadores de la murciana Fruveco tachan de “deficientes” las medidas de seguridad durante la pandemia
El brote de coronavirus que ha obligado a la hortofrutícola Fruveco a suspender cautelarmente su actividad ha dejado un total de 11 casos positivos dentro de la empresa y un total de 37 personas infectadas, según el último recuento de Salud Pública en la Región de Murcia. El brote se extendió en este almacén, situado en la pedanía murciana de El Raal, a través de una trabajadora de la Empresa de Trabajo Temporal (ETT) que opera en Fruveco y que había tenido contacto con uno de los tres pasajeros contagiados en un vuelo de Bolivia el pasado 3 de junio y que tenían como destino distintos municipios murcianos.
Más allá de este foco, otra trabajadora -dependiente también de una ETT- contactada por eldiario.es Región de Murcia ha asegurado que ella presentó síntomas mucho antes. Según su relato, los primeros signos relacionados con la COVID-19 aparecieron en marzo, aunque en un principio los achacó a una antigua operación de garganta. “A mediados de abril llamé porque tenía un dolor raro y la médica me dijo que podía ser de la intervención”, afirma la empleada, que no ha querido desvelar su identidad. “Me recetaron ibuprofeno a la espera de ver cómo evolucionaba la situación”. Conforme pasó abril se fue recuperando, pero cuando el 26 de junio le llamaron para hacerle la prueba de coronavirus tras el brote como al resto de la plantilla, el resultado fue positivo.
Actualmente no se encuentra trabajando en la fábrica ya que estaba contratada a través de una ETT y el 1 de junio finalizó su contrato. “Me convocaron para hacerme el test porque en las listas que dieron de todo el mes estaba mi nombre al haber trabajado el día 1”, afirma. Sin embargo, descarta haberse infectado por el brote procedente de Bolivia ya que no se encontraba trabajando ahí cuando pasó.
La antigua trabajadora responsabiliza a la empresa por su contagio ya que dice no haber salido de su casa durante todo el estado de alarma, salvo para acudir a su puesto de trabajo. Además, nadie de su entorno más cercano está contagiado, solo ella. “Estoy segura de que esa empresa me ha contaminado”, afirma y lo vincula con las pocas medidas de seguridad que se tomaron durante las semanas más duras de la pandemia.
Colaboración con las autoridades sanitarias
Desde Fruveco desmienten que haya habido falta de recursos o medidas de seguridad y lo vinculan con “opiniones” de cada trabajador que no se pueden afirmar o negar. De momento, aseguran estar trabajando codo con codo junto a las autoridades sanitarias para seguir los protocolos necesarios que les permitan volver a la normalidad.
La extrabajadora insiste y asegura que elevó una queja el responsable de su ETT por la carencia de medidas de higiene y seguridad. Desde la empresa se le contestó, cuenta, que se aumentaría la seguridad pero la escasez de recursos materiales se prolongó hasta por lo menos mayo, momento en el que la antigua empleada dice que empezaron a poner desinfectante en las zonas comunes o dar mascarillas de tela, aunque “de forma insuficiente”.
La falta de recursos también ha sido recalcada por otro trabajador de Fruveco que mantiene una relación laboral con la empresa y no a través de una ETT y que asegura que las condiciones de las máquinas con las que operan en la fábrica no permiten mantener la distancia de seguridad, y que no tenían la obligación de echarse gel hidroalcohólico: “Solo de usar mascarilla y lavarnos las manos”.
Según este trabajador, además, la fábrica no se encuentra cerrada sino en periodo de vacaciones (fijadas ya desde enero) y relata que a principios de esta semana le llamaron para decirle que el 13 de junio se volvería a incorporar a su puesto de trabajo en caso de que la situación no empeorase, ya que era lo previsto al finalizarse las dos semanas de vacaciones de todo el personal.
Respecto al cierre de la fábrica, Fruveco desmiente que la planta siga funcionando y asegura que desde el momento en que Sanidad recomendó el cierre de la empresa llevan sin operar hasta nuevo aviso.
Las mismas fuentes consultadas de los trabajadores afirman que el uso de mascarillas entre la plantilla era a veces deficiente. “Se bajaban la mascarilla [los trabajadores] y cuando lo veían venir [al encargado] se la subían”, confirman. Aunque había gente vigilando, no se daba abasto para controlar a todo el personal “que muchas veces se apelotonaba en los vestuarios o a la entrada del comedor, donde las medidas de seguridad consistían en echarse desinfectante que había sido rebajado con agua”.
Además, la mujer asegura que muchas trabajadoras iban a trabajar con fiebre y por el ruido que hay en la fábrica se acercaban para hablar entre ellas con la mascarilla bajada. De momento, ella sigue a la espera de los resultados de la prueba de los anticuerpos y afirma que no se le está haciendo el seguimiento adecuado. Sobre este caso particular, Fruveco asegura no tener más detalles.
El consejero de Salud, Manuel Villegas, daba este jueves por controlado el brote, aunque explicaba que ha sido un caso complejo que a lo largo de dos semanas ha tenido al Servicio de Epidemiología trabajando para poder detenerlo.
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