El 12 de marzo de 2021 quedará marcado en la historia de la joven democracia de la Región de Murcia como uno de sus días más tristes. Ese día vimos en directo por televisión cómo el Gobierno de la Región de Murcia, una institución que pertenece al más de millón y medio de personas que habitan en esta Comunidad Autónoma, era mancillado por un grupo de hombres y mujeres totalmente ajenas a lo que significan las palabras honradez, respeto, decencia y democracia.
Para más inri, eso ocurría dentro de un edificio, el Palacio de San Esteban de Murcia, sede del Gobierno regional, que también pertenece a todas las murcianas, que nunca ha sido ni será propiedad del inquilino o la inquilina de turno. Y para ahondar en la herida, con las banderas obligadas a ser testigos mudos de la tropelía, dos banderas de España y dos banderas de la Región de Murcia.
Alguien debe pensar como yo en San Esteban, y conservar un mínimo de vergüenza, porque de ese acto celebrado a las 14 horas del 12 de marzo pasado, no hay ni rastro en el archivo multimedia que la Comunidad Autónoma tiene en internet. Verán que en el apartado “Presidente”, se pasa de las imágenes en el “Acto institucional de entrega de los 'Premios 8 de marzo' con motivo del Día Internacional de la Mujer”, a las imágenes del Consejo de Gobierno del 13 de marzo y la toma de posesión de Ios nuevos miembros del Ejecutivo regional.
Hace justo 40 años, hubo una persona, el rey de España, que pudo parar un asalto ilegal al poder. Hoy, la ciudadanía de la Región de Murcia se enfrenta al vacío moral, el abandono institucional y la impotencia vital. Si no prospera la moción de censura de PSOE y Ciudadanos, nada ni nadie podrá impedir que durante dos años tengamos un Gobierno muy legal pero totalmente ilegítimo.
La alternancia en el poder debería ser lo normal en democracia. Los pactos entre distintos partidos políticos para formar gobiernos siempre han sido necesarios y ahora más que nunca, al dividirse el voto entre más opciones. Lo que no deberíamos normalizar en nuestra política es la mentira, el pillaje, y la traición al espíritu democrático que emana de la Constitución española de 1978.
Párense a pensar en manos de quiénes están las competencias de Empresa, Industria, Portavocía, Mujer, Igualdad, LGTBI, Familia, Política Social, Empleo, Investigación y Universidades. Párense a pensar quién ostenta la máxima autoridad de la Comunidad Autónoma y es nuestro máximo representante fuera de ella.
Todo vale en política si hay transparencia, luz y taquígrafos. Nada vale si lo que se nos demuestra es que la política es el Reino de la Mentira y el Mercadeo de Sillones. Una moción de censura es legal. El Gobierno que hoy tiene la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia es también legal, pero ilegítimo e inmoral.
“En Murcia nadie rinde cuentas de lo que ha prometido en su programa político, y nadie rinde cuentas de su gestión en lo público”, decía hace seis meses José Molina cuando dejó la presidencia del Consejo de Transparencia de la Región de Murcia, quejándose de que llevaba cinco años sufriendo el “torpedeo” y la “obstrucción” a su trabajo por parte de los gobiernos presididos por el Partido Popular entre 2015 y 2020.
Triunfó el 12M en Murcia, Pepe, paradójicamente a la misma hora y el mismo día que en la Universidad de Murcia te rendían homenaje, porque fuiste ejemplo de integridad e independencia en el servicio público.
Aunque en Madrid y el resto del Reino no se lo crean, Murcia está llena de hombres y mujeres como tú, Pepe. Por eso nunca debemos perder la esperanza de tener un parlamento que nos represente de verdad, ni olvidar que el partido lo jugamos todas, más de un millón y medio de personas.
No más 12M.
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