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Un imán, un cónsul y un pastor: así se coordinan líderes sociales e instituciones para frenar la COVID-19

De izquierda a derecha: Ibraheem Alshare -imán de la mezquita de Lorca-, Miguel Macías Saltos -cónsul de Ecuador en la Región de Murcia- y Erick Gutiérrez -pastor evangélico de una iglesia evangélica de Alcantarilla-

Santiago Cabrera Catanesi

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España se enfrenta a una segunda ola de COVID-19 que está disparando todas las alarmas. Con índices de contagio que superan los mil infectados cada 100.000 personas en zonas como la Comunidad de Madrid, Murcia o Andalucía, los técnicos sanitarios de todos los territorios inciden en concienciar a la sociedad para que se respeten las medidas sanitarias de aislamiento social e higiene. En el caso de la Consejería de Salud de Murcia, coordinada con diferentes Ayuntamientos, han repetido una fórmula efectiva en anteriores ocasiones: apelar a líderes sociales, políticos o religiosos de diferentes comunidades dentro del territorio.

“Siempre hemos trabajado con el sector migrante porque es una población con elementos específicos” señala Jaime Pérez, subdirector del Servicio Murciano de Salud, a este elDiario.es de la Región de Murcia. En junio se reunieron con cónsules de diferentes países, como los de Bolivia y Ecuador, representantes de comunidades con una fuerte presencia en el territorio nacional.

También tomaron contacto con ONG que trabajan con migrantes en la Región y les comentaron cuáles eran sus preocupaciones: “Empezamos a detectar algunos grupos particularmente afectados”. Además, elaboraron un material específico en varios idiomas para lo que pudieran tener, especialmente en materia de transporte, “ya que buena parte trabaja en el campo”.

El subdirector del SMS apunta a las situación socioeconómica de estas poblaciones como un factor desencadenante de que se produzcan contagios. “Son mucho peores que el nivel de vida de la población local: la vivienda y el hacinamiento y, por lo tanto, la transmisión es mucho más fácil. Además, las condiciones laborales en las que trabajan son peores en general, y no pueden tener todas la seguridad que tiene el resto de la población”.

En la comunidad latina, expresa Pérez, no se identifican tan fácilmente líderes como en la religión musulmana. Por ello acuden a cargos institucionales que les hacen de enlace mediante medios de comunicación o asociaciones. “Son relaciones que están engrasadas a lo largo de los años y que ahora se han tenido que retomar”.

A día de hoy no han valorado el efecto en la Región de hacer uso de canales alternativos para fomentar las campañas de concienciación antiCOVID-19 pero es una vía que está “plenamente evaluada” en cualquier actuación de este tipo. “Por ejemplo en campañas de vacunación sí que se ha recurrido a ellos para llegar a la población y ha sido muy productivo”.

“Estamos preparados para lo que necesiten”

Si uno viaja a Lorca puede encontrarse en sus calles un coche con megáfono del que se pueden oír consignas en árabe. La voz que se escucha es del imán del municipio, Ibraheem Alshare, que recita medidas sanitarias de aislamiento e higiene, dirigida a la comunidad musulmana, que se sitúa en torno al 13 por ciento de la población total de la localidad. Lorca -con una población de más de 90.000 personas- pasa por unas de sus peores etapas en índice de contagios: roza los mil infectados cada 100.000 habitantes y se sitúa a la cabeza a nivel de España en número de positivos durante las últimas dos semanas.

Ibraheem, que lidera la mezquita de Lorca desde mediados de 2018, habla con elDiario.es de Murcia a través de Abderrazar Jaoudi –conocido amistosamente como Jobi-, presidente de Centro Islámico del municipio y traductor espontáneo. Procedente de Jordania, el imán se muestra satisfecho de poder contribuir a la gente de la ciudad: “Es mi trabajo ayudar a la comunidad, y lo hago con gusto”. Con amplios estudios universitarios sobre el islam y el Corán, Ibraheem es un hombre conocido y respetado por los musulmanes, condiciones necesarias para aspirar al puesto. La mezquita que preside es amplia, con dos espacios: en el interior entran 600 personas, mientras que en la zona exterior han llegado a tener más de 2000 en fechas señaladas. Desde el estado de alarma han reducido el aforo hasta un máximo de 200 personas, mucho más de lo que exigen las últimas medidas marcadas desde Sanidad.

El traductor del imán llegó en patera en 1997. Solo sabía decir en español “quiero trabajar”. Y lo consiguió. Cabeza visible del Centro Islámico, es el enlace junto con Ibraheem de la comunidad musulmana con el Ayuntamiento de Lorca. “Nos coordinamos con mucha facilidad porque nos une la confianza y la amistad” narra la concejala de Políticas Sociales Antonia Pérez, que conoce a Jobi de la Asociación de Padres y Madres (AMPA) del colegio al que van sus hijos. La comunidad musulmana colabora haciendo aportaciones para para elaborar material sanitario y para comprarlo. Si faltan voluntarios para asistir a personas mayores o dependientes, están preparados para mandar personas: “Estamos organizados para lo que necesiten”, señala Ibraheem.

Tanto el imán como el presidente del Centro Islámico tienen claro que hay que seguir implementando medidas que deshagan la brecha que separa la comunidad musulmana de la española. “Llevamos muchos años trabajando para evitar lo que sucede en lugares como Francia donde se producen choques culturales muy fuertes”.

“Somos seres humanos”

Miguel Macías Saltos se estrenó como cónsul de Ecuador en la Región de Murcia en febrero de este año, por lo que la pandemia ha marcado su agenda desde el primer día. Con un talante afable, el dirigente se muestra cercano a sus compatriotas residentes en territorio murciano. Según los datos del consulado, más de 70.000 ecuatorianos residen actualmente en la Región –casi un 5 por ciento de la población-, lo que la convierte en la comunidad más importante fuera de su país de origen. “Tenemos buen contacto con los alcaldes y sus ayuntamientos y coordinamos campañas con una línea gráfica específica para los ecuatorianos. Queremos ayudar”.

El cónsul programa semanalmente visitas a barrios, tiendas y establecimientos ecuatorianos que se pueden encontrar por Murcia. “Es importante acercarte a conversar y explicarles lo que está pasando, además de pedirles ayuda para que difundan nuestras iniciativas”.

“El catolicismo está bastante integrado en la sociedad ecuatoriana” señala Macías, por lo que mantienen constante conversaciones con asociaciones religiosas afincadas en la capital murciana. “Tenemos una buena relación con ellos y le entregamos la información que disponemos”. En Murcia hay tres medios de comunicación ecuatorianos y el cónsul suele acudir a ellos, aunque también destaca la ayuda de medios de comunicación españoles. No dudan en emplear las redes sociales y han implementado un 'chat bot' a través de Whatsapp que responde a preguntas sobre el coronavirus.

Desde el consulado también verifican con frecuencia que las condiciones laborales de sus compatriotas –sobre todo en el sector agrícola- sean dignas. “Tenemos estrecho contacto con los propietarios y podemos certificar que las medidas se cumplen y el trato es bueno”. Macías considera que los contagios no se producen tanto en los puntos de trabajo como en reuniones sociales: “Somos gente cálida y tenemos que abandonar ciertas costumbres durante un tiempo”. No obstante, el consejero de Salud de Murcia señaló hace escasos días que en diez empresas hortofrutícolas de la Región, se había contagiado el 10 por ciento de la plantilla, por lo que se estaban realizando “cribados específicos”. El consejero enfatizó que el mayor riesgo está en el transporte y en los almuerzos, momento en el que los trabajadores se quitan la mascarilla.

El cónsul pide, ante todo, evitar las designaciones de los grupos de contagiados por su origen: “Las campañas de información que hacemos también van en sentido. Somos seres humanos los que sufrimos esta pandemia, no solo los ecuatorianos. Formamos parte de una comunidad más grande y no debemos segmentarla”.

“Solidaridad, responsabilidad, honestidad”

Eric Gutiérrez es el pastor de una iglesia evangélica del municipio murciano de Alcantarilla -42.000 habitantes-, municipio que acumula más de mil casos cada 100.000 personas en los últimos catorce días. De origen nicaragüense, vino a España en 1997 enviado por la comunidad cristiana de la que forma parte. Gutiérrez cuenta que desde el momento en que se declaró el estado de alarma se coordinaron con las administraciones para poder tener toda la información posible. Además, Ferede, ente que aglutina todas las iglesias evangélicas del país, hizo acopio de todo los contenidos relativos a la COVID-19 para remitir a sus pastores.

La iglesia que preside el pastor es modesta, y en días habituales entran unas 70 personas. En época de la COVID-19 han limitado su aforo hasta las 32. “Creemos que es mejor prevenir”. Gutiérrez apela a los “valores cristianos” para fomentar el respeto a las medidas sanitarias: “solidaridad, responsabilidad, honestidad…”. Buena parte de los asistentes a su iglesia pertenece a la comunidad gitana, un sector de la población a la que ha resultado más efectivo llegar a través de la religión que profesan. La Consejería de Salud detectó un inicio de brote al comienzo de la pandemia y por ello hizo hincapié en esta comunidad.

“Jesús dijo amarás a tu prójimo: Si yo sé que te voy a hacer daño tengo que utilizar los métodos de prevención, en este caso la mascarilla” afirma el pastor. Su estrategia es que la gente entienda que “no debe hacerlo para 'quedar bien' sino porque es lo mejor para todos. Nuestro método no es coercitivo”.

Cuando Gutiérrez llegó hace 24 años no percibió problemas para integrarse en la sociedad española. Considera que el aumento de migración a partir del 2000 y la guetificación en barrios de personas por su origen ha dificultado la integración. “Creo que está en su pico más bajo actualmente, y hay cierto rechazo”. El pastor apela a la actitud individual y cree que hay numerosas políticas de integración implementadas desde la administración. “Tenemos un proyecto con el que enseñamos a migrantes a hablar y escribir español y hemos tenido buenos resultados”.

El subdirector del Servicio Murciano de Salud no duda en señalar que, como políticas a corto plazo, la coordinación con líderes sociales es efectiva. No obstante, la pandemia ha puesto sobre la mesa la necesidad de medidas de más calado, que a lo largo de las últimas semanas se ha hecho lo posible por implementarlas: mejorar las condiciones de acceso al trabajo, regular las condiciones laborales y sancionar los incumplimientos de salud. Pérez también incide en que desde la administración se debe velar por mejores medidas de integración de la población migrante: “Hasta cierto punto no están funcionando si tenemos que buscar vías alternativas para llegar hasta ellos”.

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