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Ulea, el único municipio murciano que ha conseguido dar esquinazo al coronavirus

Natividad, en la puerta de la panadería de Ulea

Erena Calvo

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Un paseo matutino por el pequeño municipio murciano de Ulea te hace rememorar por instantes la vida antes del coronavirus. La mayoría de sus vecinos sigue entregado a sus tareas diarias con cierta normalidad. Se ve a vecinos arreglando sus jardines, personas mayores viendo la vida pasar en el umbral de sus casas y a hombres y mujeres haciendo cola mientras mantienen una animada charla a las puertas de la única tienda de comestibles del pueblo. No abundan los guantes ni las mascarillas. Natividad, que trabaja en uno de los almacenes de frutas de este pueblo de 900 habitantes, es de las pocas que pasea mascarilla.

En el trabajo -refiere- tienen que llevarla “todo el tiempo”, junto con los demás elementos de protección. “Y mantenemos las distancias”. “Aquí no ha habido ningún caso de coronavirus”, dice con la tranquilidad que da saber que están “un poco más a salvo que en otros lugares”. Aunque cree que “hay que seguir todas las recomendaciones de las autoridades sanitarias” y no cree que “sea positivo” que en algunos lugares se empiece a relajar la vida antes que en otros. “Hay que mantener la guardia”.

Y así es. Aunque solo 17 de los 45 municipios de la Región registran en la actualidad casos activos de coronavirus, Ulea ha sido el único rincón de la Región de Murcia donde el virus no ha conseguido entrar.

Dentro de la panadería, una mampara protege a su propietaria de los clientes. Y aunque prefiere no ponerse delante de la cámara, reconoce que al ser la única tienda del pueblo y al dedicarse a la alimentación no ha sufrido la crisis. No se muestra igual de tranquila al hablar -por ejemplo- de los bares del pueblo, quizás alguno no pueda volver a levantar la persiana.

Natividad no cree que la crisis se pueda cebar mucho más con la zona: “Aquí la crisis ya hizo estragos y la mayoría de los jóvenes se marchan fuera, a otros municipios con más oportunidades laborales”. En el colegio quedan 50 niños.

Víctor López Abenza (PP) es el alcalde de Ulea. En su opinión, sus vecinos son unos “verdaderos héroes” y la “pieza básica de que Ulea hoy tenga 0 contagios por la COVID-19”. Los vecinos -responde en una entrevista con eldiario.es Región de Murcia- lo están haciendo muy bien en la compra, en sus salidas, en su higiene, en la farmacia, “en la totalidad de zonas que pueden ser objeto de mayor contagio”.

Beatriz -que nació en Ulea pero vive a caballo entre este pueblo y la vecina Murcia- no piensa lo mismo. “Veo a mucha gente demasiado relajada, que siguen charlando sin guardar las distancias, como si fuera un día cualquiera”.

Y critica también que el Ayuntamiento organizase la semana pasada un pasacalles para celebrar la primera salida de los niños y que no ha estado exento de polémica. Según fuentes del Consistorio, la mayoría de los niños lo siguieron desde la puerta de sus casas o en sus balcones y siempre se respetaron las medidas de seguridad. “Dijeron que se iba a sancionar al Ayuntamiento, pero ya veremos en qué queda todo”, insiste Beatriz.

El pueblo tiene 900 habitantes censados, pero son unas 700 personas las que residen en el municipio. El 23% (210 personas) son mayores de 65 años, teniendo un mismo porcentaje de gente joven hasta los 18, según refiere el alcalde. “Los mayores están en peligro y se han adaptado rápido al confinamiento, de la misma manera que también lo han hecho los jóvenes porque son muy conscientes”.

Noelia González, concejal socialista en el Ayuntamiento, cree que a pesar de que una pequeña parte de la población -“como en todos sitios”- se ha podido saltar el confinamiento, en general la población sí que ha sido responsable. “Y confío en que lo seguirán siendo durante la desescalada”. los municipios de menos de 5.000 habitantes, como en el caso de Ulea, cuentan con algunas medidas más laxas, por ejemplo no tienen que respetar unas franjas de horarios para dar sus paseos o hacer ejercicio físico.

La socialista reclama que se hagan PCR en Ulea, “porque tenemos mucha gente mayor, y puede haber personas asintomáticas”. Y se muestra preocupada ante el futuro de la economía del municipio. “Sabemos que hay empresarios que tienen mucha incertidumbre y no saben si podrán volver a poner en marcha sus negocios”. A esta crisis, recuerda, “se une que somos un pueblo en proceso de despoblación”.

Beatriz también pone ahí el acento. “Faltan muchas incentivos, actividades, para motivar a los más jóvenes” y dinamizar la sociedad. Ella propuso hace seis meses montar un club de lectura. “Ya me habían dado el visto bueno en el Ayuntamiento, pero en cuanto vieron que me apoyaban los socialistas, se echaron para atrás y desde entonces sigo esperando respuesta”.

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