Navarra rompe el “silencio cómplice” que envuelve los casos de acoso escolar
Aunque los datos pueden ser muy llamativos, no son lo más importante. “Mientras siga existiendo el acoso escolar, lo imprescindible para luchar contra él es no callarse, denunciarlo, hacerlo público y visible. El silencio es cómplice del acoso”. En el día internacional contra el acoso escolar, la asociación navarra ‘Levántate contra el bullying“ ha protagonizado la recepción institucional brindada por el Parlamento de Navarra a sus representantes, en señal del compromiso de todos los partidos para luchar contra el acoso escolar.
Navarra es, según algunos estudios, una de las comunidades autónomas con menor incidencia de este fenómeno entre sus escolares. Y, sin embargo, el servicio del Gobierno foral que se encarga de tramitar las denuncias por acoso escolar, recibe una media de 25 avisos cada mes. Más de 200 avisos en lo que va de curso. La asociación Levántate contra el bullying ha contrastado en este mismo periodo de tiempo 54 casos calificados como acoso, con el agravante de que casi el 80% de ellos se producen en el ciclo de Educación Primaria. “Son casos sangrantes”, denuncian desde la Asociación.
Luis Sarrato, asesor legal de esta entidad, destaca que “se ha avanzado” en el trabajo de las entidades públicas contra el acoso escolar. En los dos años de funcionamiento de la asociación en Navarra, se ha puesto en marcha el programa ‘Laguntza’ (cuyos pilares se asientan sobre el sistema finlandés Kiva) en algunos centros piloto, y las 15 ikastolas de Navarra cuentan con su propio programa para luchar contra esta lacra. Además, se han unido a las actividades didácticas que organiza la asociación diversos centros escolares.
Con todo, las iniciativas de concienciación y prevención no se antojan como el único instrumento al que se debe recurrir para luchar contra el acoso escolar. “En el ámbito jurídico, nos encontramos con muchas carencias para afrontar este problema”, explica Sarrato. “Todavía existe una resistencia muy velada, pero resistencia al fin y al cabo, a denunciar el acoso escolar ante los tribunales. Y aquí juegan un papel crucial los propios centros escolares, que tienden a considerar que las denuncias perjudican el prestigio de las entidades educativas”. Sarrato echa también en falta herramientas jurídicas para determinar con justicia la responsabilidad de los centros educativos en los que se constata fehacientemente que se han producido casos de acoso escolar. “¿O acaso no tiene responsabilidad un colegio, o un instituto, en el que un joven que sufre acoso escolar llega al extremo de suicidarse porque no puede aguantar más esta situación? Aunque el suicidio se haya producido fuera del centro escolar, creo que hay que determinar jurídicamente qué grado de responsabilidad corresponde a dicho centro, en el que se ha venido produciendo la situación por la que el joven ha terminado quitándose la vida”.
La asociación ha organizado actividades de sensibilización durante toda la semana, entre las que se incluye la entrega de un premio al ex Defensor del Menor Javier Urra. Además, la asociación solicitó al Parlamento foral que se sumase a la celebración del día internacional contra el acoso escolar, algo que la Cámara aprobó hacer con la recepción institucional que se ha brindado a la asociación. También se ha organizado una concentración en la plaza consistorial a la que se sumaron todos los grupos del Ayuntamiento de Pamplona, que a las ocho de la tarde volverá a iluminar de verde su fachada para recordar que la lucha contra el acoso escolar está lejos de terminar. “Es cierto que las instituciones están colaborando más de lo que lo hacían antes”, admite Sarrato, “pero lo más importante es que esto no sea una moda pasajera, que las acciones pasen de ser testimoniales a efectivas”.