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'Doulas’, ¿un servicio necesario para las embarazadas o intrusismo sanitario?

Las 'doulas' acompañan a las mujeres en su camino hacia la maternidad.

Patricia Burgo Muñoz

Acompañan a las mujeres en su camino hacia la maternidad, durante el embarazo, el parto y postparto. Son la ‘doulas’, una figura que gana terreno como un servicio extra sanitario, pero que también ha generado recelos entre los profesionales que consideran esta asistencia como intrusismo.

Las ‘doulas’ tienen una larga tradición en países como Estados Unidos, donde han cumplido 20 años, o en algunos países europeos como Holanda o Bélgica, donde incluso la Seguridad Social cubre sus servicios. En España esta figura está adquiriendo fuerza en los últimos años, pero la falta de una regulación que establezca límites a sus funciones ha generado críticas en el sector sanitario.

Ellas se definen como acompañantes. Son mujeres, normalmente madres, que asesoran a embarazadas en el complicado proceso hasta dar a luz, y los primeros meses de desconcierto ante la llegada de su bebé. Su labor se refiere a ese trabajo que hacían antes las madres, hermanas, mujeres de la familia o del mismo pueblo. Una labor que se ha ido perdiendo y que ahora se abarca desde una perspectiva meramente sanitaria y centrada en las visitas a la matrona o al médico.

Durante su acompañamiento la ‘doula’ asesora a la futura madre en aspectos fisiológicos para trabajar el cuerpo para el parto. Pero también diseña un espacio para compartir miedos referentes a todo el proceso, el dolor, el parto, la lactancia o la crianza, un acompañamiento en lo emocional que consideran fundamental durante este periodo de cambios en una familia.

“Es como conectar, dar confianza y conseguir que no se sientan desbordadas. Algunas madres llegan muy tensas por el miedo y después de trabajar con ellas consiguen vivir la maternidad de una manera satisfactoria”, explica A.B., una ‘doula’ con casi una década de dedicación.

A pesar de esta experiencia y de que considera que, bien enfocado, su trabajo es muy beneficioso para la futura madre, A.B. ha decidido dejar de ser acompañante. Las críticas que han surgido desde diferentes sectores, y el camino que han tomado algunas ‘doulas’ y que considera equivocado, le han llevado a tomar esta decisión. “Hay que saber dónde está nuestro límite, nosotras no somos matronas, no tenemos los conocimientos sanitarios ni médicos, ni podemos cumplir esa función”, explica.

Las voces más críticas se centran precisamente en estos aspectos. El Grupo de Trabajo de Salud y Sanidad de Equo Euskadi ha elevado al Consejo General de Enfermería sus dudas ante la proliferación de a un colectivo que con sus prácticas “pueden poner en riesgo la salud sexual y reproductiva de las mujeres, y son un caso claro de intrusismo en el ámbito de actuación de las matronas”. Así de contundente se muestra Juantxo Domínguez, responsable de los temas de Sanidad de la formación. Domínguez es muy crítico también con los cursos de formación para ‘doulas’ que asegura, “se imparten sin ningún rigor científico, que expiden titulaciones inexistentes y cuyo coste puede oscilar entre 1.200 y 1.600 euros”.

Domínguez defiende a la matrona como “la profesional de referencia para la atención integral del proceso de embarazo, parto y puerperio, así como del bebé en su etapa neonatal”. Una visión que comparte la Federación de Asociaciones de Matronas de España que en su postura oficial censura las acciones “intrusistas” de las ‘doulas’. Según apuntan, en algunas ocasiones las ‘doulas’ ofrecen a las familias servicios para lo que no están “formadas, acreditadas ni capacitadas”, y ahí está el peligro ante el que las madres tienen que ser conscientes. “A veces nos puede el ego” reconoce A.B. que considera que una ‘doula’ “tiene que saber que no toma decisiones, eso corresponde a la madre”.

Pero no todo son críticas para estas acompañantes. Dentro del mismo sector sanitario algunas voces apuntan a que las madres se encuentran desprotegidas en cuanto a ese tipo de asesoramiento. “El trabajo que ahora hacen las ‘doulas’, y que tradicionalmente lo hacían las mujeres de la familia, lo deberíamos hacer las matronas, pero no lo hacemos”, reconoce una profesional que prefiere no dar su nombre para no entrar en conflicto con sus compañeras. “No hay matronas que vayan a tu casa, te pregunten cómo estás y hagan un seguimiento de tu embarazo y del postparto”, añade. “La asistencia a las embarazadas se limita a un contacto puntual en la consulta y en el momento del parto. Un contacto que está totalmente dirigido por los sanitarios y en el que la madre pierde el poder de decisión”, explica.

Desde la Federación de Asociaciones de Matronas comparten esta postura y defienden “la existencia de grupos de ayuda mutua que actúan de manera voluntaria y altruista, contribuyendo junto con las matronas a la mejora de la salud”, respentando eso sí las competencias de los profesionales sanitarios.

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