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Conciliar: equilibrio entre bienestar y productividad

Imagen de archivo: una camarera trabaja en una terraza del centro de Valencia.

Elisa Sánchez Lozano

Psicóloga, consultora y formadora en las áreas de RRHH y salud laboral —

Si está demostrado que las empresas que concilian son un 19% más productivas y que la jornada continua mejora el rendimiento en un 6,5-9%, ¿por qué se genera este debate en España? ¿Qué impide a empresas y trabajadores españoles (incluye a ambos géneros para evitar repeticiones) adoptar el horario europeo que es más saludable y rentable?

Según el Informe de Adecco sobre absentismo (realizado por IESE, Garrigues, Fremap y la Universidad Carlos III en 2015), el 21% del absentismo está causado por dificultades de conciliación. Actualmente el absentismo ha subido al 4,7% y tiene un coste de 61.300 millones de euros anuales.

Posiblemente, mitos y creencias tan arraigadas en nosotros como el miedo al cambio nos impide ver los beneficios. Analizaré las principales:

Mitos como que el que mejor trabajador es el que más horas está en su puesto de trabajo o que si el jefe no controla visualmente a su equipo, se volverían tan irresponsables que no saldría el trabajo. Es frecuente en algunos empresarios y directivos de las denominadas generación X o BabyBoomers, cuyos valores son: el esfuerzo, la implicación, la dedicación a la empresa, los protocolos, las jerarquías y la competitividad. Esto choca (y a veces deriva en conflictos) con la nuevas generaciones, los millennials, que tienen otro concepto del trabajo, del tiempo, la conciliación y priorizando el disfrute del momento presente.

Creencias como “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” en algunos tipos de trabajo como la consultoría o comerciales que son “infinitos”; en vez de la propuesta del GTD (Getting Things Done): “Deja para mañana lo que puedas no hacer hoy”.

Otras causas relacionadas con la personalidad son el excesivo perfeccionismo (generado por la inseguridad en uno mismo, por no gestionar adecuadamente la incertidumbre, por tener necesidad de control) o estar posicionado en la exigencia en vez de la excelencia, que potencia las emociones de ansiedad y culpa.

En muchos casos las personas que alargan su jornada de trabajo (y obligan a alargarla a los demás) es porque su vida personal y familiar no les satisface y así la evitan, o porque son adictos al trabajo o porque en muchas empresas se premia (ascendiendo, por ejemplo) a los presentistas.

Prestemos atención al Principio de Parkinson: “Todo trabajo se dilata indefinidamente hasta completar todo el tiempo disponible para su completa realización”; es decir, el tiempo de duración de un trabajo varía en función del tiempo disponible. ¡Si tengo toda la tarde para hacer una tarea, esa tarea me llevará toda la tarde, nunca menos!

El principal ladrón del tiempo (junto con las redes sociales) son las reuniones mal gestionadas, esas que no tienen orden del día, a las que asisten personas que no pueden tomar decisiones y faltan otras, compañeros que no se han preparado la reunión, gente que habla mucho…. Se vuelven interminables, agotadoras e improductivas.

Costumbres culturales, como dedicar media hora para desayunar o almorzar y 2-3 horas para comer, acostarse tarde y no dormir lo suficiente y al día siguiente la fatiga impide la concentración, personas no responsables en lo que a la puntualidad se refiere y llegan tarde y a los compromisos y retrasan a los demás; dedicar horas a comentar rumores en vez de utilizar los canales de comunicación adecuados.

La intención de llegar a un Pacto de Estado para conciliar y racionalizar los horarios es una excelente noticia; es cierto que empresas de diferentes sectores (hostelería, turismo, prestación de servicios de 24 horas…) no siempre podrán finalizar su jornada laboral a las 18 horas; pero si podrán aplicar otras medidas de conciliación, tal vez el teletrabajo o las bolsas de horas como se ha sugerido.

En muchos casos estas medidas ya se realizan, como es la jornada continua los viernes y en los meses de verano, habitualmente valorada de forma muy positiva por todos los trabajadores y que aumenta la productividad empresarial (se abaratan costes de consumo eléctrico, por ejemplo).

No podemos caer en la trampa de salir del trabajo a las 6 de la tarde y llevarnos el trabajo a casa… Así seguiríamos alargando la jornada laboral. La aplicación adecuada de estas medidas conlleva las siguientes claves:

- Fomentar un estilo de liderazgo saludable, que apueste por desarrollar el talento y el bienestar de los empleados: los empleados felices son más productivos. Un líder que delega y confía en su equipo, conseguirá los objetivos empresariales. Priorizar la gestión por objetivos (resultados) frente a por horas. Según un estudio de IESE-Edenred, los hombres, especialmente cuando son padres, prefieren una mujer como jefa porque fomenta la conciliación entre la vida personal y profesional.

- Realizar cambios personales hacia la responsabilidad: no alargar la jornada de trabajo ni llevarse trabajo a casa solo es posible cuando se optimiza el tiempo que estamos en el trabajo: puntualidad, honestidad, no dedicar tiempo durante la a asuntos personales o redes sociales, por ejemplo.

- Flexibilidad en la aplicación de las medidas: no todos somos iguales ni nuestras circunstancias son las mismas, por lo tanto se requiere adaptación a las necesidades concretas; por ejemplo concentrar la jornada en menos días laborales, teletrabajo total o parcial, etc.

- Participación: para conocer cuáles son las necesidades de los trabajadores se deben hacer efectivas las acciones incluidas en los Planes de Igualdad, como son las encuestas de diagnóstico, las Comisiones; en definitiva dar voz y escuchar las propuestas de los trabajadores.

Las empresas más punteras del mundo y con mayor crecimiento lo son porque apuestan por los trabajadores, su bienestar y su felicidad; ello conlleva facilitar una conciliación de la vida personal y profesional, en las que la flexibilidad en la gestión del tiempo y el espacio de trabajo son necesarias.

De esta forma se conseguirá disfrutar de la vida (del tiempo de vida) durante más años y no solo durante la jubilación, que cada vez se nos presenta más lejana en el tiempo.

Según los datos de la encuesta realiza por Fundación Másfamilia y la Comunidad Laboral Trabajando.com-Universia (a 2.100 personas en España), las políticas de conciliación familiar se sitúan en el primer puesto (57%), seguidas por salario (27%) e imagen de marca (16%); entonces, ¿a qué esperan las empresas para captar y fidelizar el talento y ser más productivas?

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