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Andalucía y las viejas campañas ¿para qué sirven?

Gónzalez y Díaz en Doñana

Rosa María Artal

Comienza la campaña para los comicios en Andalucía con la única duda de cómo serán las pequeñas variaciones del tablero fijo. España vive en una campaña electoral perpetua. Por todos los medios, por todas las trampas. Con todos los sondeos y todas las interpretaciones. Los ciudadanos debe expresarse, por supuesto. Pero sería bueno que llegaran a las urnas con menos ruido y más reflexión. A estas alturas de la comunicación y la multiplicidad de fuentes, las campañas sirven para poco. A veces, para deteriorar imágenes.

Susana Díaz elige a Felipe González para el pistoletazo de salida. A ese ex presidente que se ha dejado a jirones la leyenda de su prestigio. Elige, sobre todo, al pasado, al establishment, a un recuerdo que se deteriora. Demasiados vídeos, barcos, casas y negocios equívocos, demasiadas declaraciones estentóreas. Dice en Doñana que –frente a la petición de Podemos, siempre Podemos, la fijación perenne- “prefiere la actual jefatura del Estado, incluso la anterior”.  La jefatura, que no el jefe, es una Institución. La monarquía es la actual, con dos reyes sucesivos. La anterior fue la dictadura franquista, aunque seguro que González no quiso decir eso.  

Hay otra incógnita más a despejar en la campaña: ¿cuántos y de qué calibre serán los despropósitos que oiremos? Han vuelto desde luego todos los tópicos. Líderes nacionales, de presente y pasado, “arropan” a los andaluces. En algunos casos, puede que en la mayoría, el abrigo supletorio parece más un peso que un cálido capote. Y una prenda reversible: en la permanente contienda desde cualquier punto se lucha también por la Moncloa.

Pablo Casado entra fuerte: Reivindica el voto útil al PP en al arranque de campaña frente a las “SS” de Pedro Sánchez y Susana Díaz. ¡Las SS!  Con toda probabilidad  no se refiere al brazo armado del nazismo que él no utilizaría como insulto. Igual le suena más al código postal SS de Southend en el Reino Unido. A un manga japonés de su adolescencia. Y, con más probabilidad, al Chevrolet SS deportivo, o al SS Cars Ltd de Jaguar en 1945, cuando el mundo hizo alguna otra gesta que, seguro, él admira. El líder PC del PP dice cosas a las que hay que buscar el sentido. Y eso que, de todos, es quien más  se juega su liderazgo en estas elecciones.

Arrimadas, ejerciendo de andaluza de toda la vida, y Rivera de catálogo del flamenco para los remedos de almanaques siguen la Cruzada de la reconquista, ahora en competición con Abascal que emprende la tarea a caballo y con traje de señorito. Almería, según los sondeos, dará a España la lacra de meter la ultraderecha declarada en un parlamento. Un hecho gravísimo, “porque normaliza un discurso tóxico para la democracia”, como escribe Ignacio Escolar.  Eso sí, es la única capital a la que ni siquiera llega el tren. Si es el caso, Ciudadanos pactará con el PP. Se lo ha ofrecido Rivera.

Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía, domina la precampaña en Twitter. Según un estudio de la agencia Innn, tiene la misma repercusión que sus tres rivales juntos. La tarea es ingente y hace falta mucho peso, aunque cueste verlo en cualquier dirección. 

Antonio Maíllo, de IU, es un buen y digno integrante de la candidatura. Un político insólito: habla idiomas y se le ocurrió traducir  a Platon al castellano y, más aún, declarar que “es uno de los ejercicios intelectuales más placenteros que he hecho”.  

Un vídeo de un programa de Canal Sur irrumpió poco antes del inicio de la campaña en las redes. Como un mazazo. Producido en 2015, lo reemitieron el sábado 3 de este noviembre. Menuda noche, se llama, y está basado en la participación de niños. En él contemplamos a Alejandro, 9 años, ahora tendrá 12, rindiendo pleitesía al señorito, a Cayetano Martínez de Irujo, Duque de Salvatierra.  Acompañado a la guitarra, entre oles, reverencia al aristócrata iniciando un horripilante discurso rodilla en pie. Ante la sonrisa  condescendiente y un punto incómoda del homenajeado. Ni media palabra han dicho quienes acusan a TV3 de adoctrinamiento.

El resto del programa presenta niños casi igual de redichos. Aquí pueden comprobarlo. Andalucía no se merece un programa de televisión así. 

Poco cambiarán las elecciones. Nuestros humores al afrontar la campaña con sus muy previsibles zancadillas.  Una de ellas es apelar al victimismo de una España que insulta la cultura andaluza, tema en el que se ha especializado la presidenta Susana Díaz. Andalucía es Séneca, y Trajano, y Averroes. Y Góngora y Castelar. Y Lorca. Me lo recuerda esta lista en la que no hay má mujeres que las cantantes Lola Flores y Rocío Jurado. 

Tuvo que rescatar de las cunetas del olvido a andaluzas decisivas el Tren de las Mujeres. A algunas, la historia las tapó como a tantas otras. María Zambrano, Mariana Pineda, Maria Bellido, Zenobia Camprubí. Y las hay y los hay que lucha cada día, ahora mismo, desde labores diversas, por una sociedad mejor. 

El siglo XXI, cuando ya han caído las fronteras para el conocimiento, debería desterrar los tópicos. Ésa es la primera medida para abordar un futuro prometedor. Suerte y atentos.

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